Hoy todos evocamos la figura del añorado Robin Williams cuando escuchamos los primeros versos de "¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!" Tal fue el impactó que nos causó como el Profesor Keating en "El club de los poetas muertos" y más aun cuando sus alumnos, subiéndose a las mesas, se lo dedicaron cuando hubo de dejarles. El poema, obra de Walt Whitman e incluido posteriormente en su obra "Hojas de hierba" tenía como protagonista a Abraham Lincoln, el Capitán de la nave simbólica que eran los EEUU y que pocos días después de acabar la guerra, cuando estaba llegando a puerto y era hora de recoger los frutos, fue tristemente asesinado. Cuando murió Robin Williams también sirvió de forma generalizada para honrarle a él que tantas sonrisas repartió por el mundo. El poema completo dice así:
¡Oh, Capitán, mi Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado;El barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado;
Cerca está el puerto, ya oigo las campanas, todo el mundo se muestra alborozado,
la firme quilla siguen con sus ojos, el adusto velero tan audaz.
Pero, ¡Oh, corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh, se derraman gotas rojas
en la cubierta donde yace mi Capitán
caído, frío y muerto.
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las campanas;
levántate —por ti la enseña ondea— por ti suena el clarín;
por ti son las guirnaldas y festones —por ti se apiñan gentes en la orilla;
por ti claman, la inquieta masa a ti se vuelve ansiosa.
¡Escucha, Capitán! ¡Querido padre!
Te pongo el brazo bajo la cabeza;
Un sueño debe ser que en la cubierta
hayas caído frío y muerto.
Mi Capitán no contesta, están sus labios pálidos e inertes;
Mi padre no es consciente de mi brazo, no tiene pulso ya ni voluntad.
El barco sano y salvo ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido;
del azaroso viaje, el barco victorioso regresa logrado el objetivo.
¡Exultad, oh, costas!, y ¡sonad, oh, campanas!
Mas yo, con paso fúnebre recorro
la cubierta donde yace mi Capitán
caído, frío y muerto.
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