domingo, 31 de julio de 2022

Joan Crawford y la fama

 

"Si vas a ser una estrella, tienes que lucir como una estrella, y nunca salgo a menos que luzca como Joan Crawford, la estrella de cine. Si quieres ver a la chica de al lado, ve al lado."

Joan Crawford, gustará más o menos, pero es innegable que luchó durante toda su carrera con uñas y dientes por cada milímetro de la fama que logró alcanzar. Cuando ya estaba instalada en la cumbre le comentó a unos amigos:

"Hay momentos en que una cree que no va a llegar a nada"

- "Los peores momentos", comentaron sus amigos, a lo que ella añadió: "En cuanto a la amargura, sí. Pero, en cuanto de verdad llegan a algo, lo malos momentos son otros, aquellos en que te crees que eres una maravilla. Como te dejes, no pasas de ahí"

Ella por supuesto no se durmió en los laureles y siempre estuvo dispuesta a todo, incluso a compartir cartel con su "archienemiga" Bette Davis en "¿Qué fue de baby Jane?" (Robert Aldrich -1962), su última gran película, 35 años después de dar sus primeros pasos en el cine mudo. 

Algunas frases suyas relacionadas con su ambición profesional:

"Siempre había sabido lo que quería, y eso era la belleza. . . en cada forma. . . una hermosa casa, hermoso hombre, una hermosa vida e imagen. Tenía la ambición de obtener el dinero que me permitiría lograr todo eso."

"Si te has ganado un puesto, siéntete orgulloso de ello. No lo escondas. Quiero ser reconocida. Cuando escucho a la gente decir: "¡Joan Crawford!" Me doy la vuelta y digo: "¡Hola! ¿Cómo estás?"

"Tienes que ser autosuficiente y fuerte para sobrevivir en esta ciudad. De lo contrario, serás destruida."



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viernes, 29 de julio de 2022

Buster Keaton habla de "Pamplinas"


"En nuestras vacaciones, mi mujer y yo hicimos un viaje de placer por Europa (viaje realizado de abril  a junio de 1930). Después de visitar Inglaterra, Francia y Alemania, viajamos por España con Gilbert Roland, que había nacido en Madrid, pero al que poco después habían llevado a Ciudad de México, donde creció (…) Para mí, una de las emociones del viaje fue que los españoles me aclamaran como "Pamplinas", el mote que me pusieron. Sólo recientemente descubrí lo que significa "Pamplinas", cuando aparecí con José Greco en el programa de televisión de Gary Moore. Mientras el brillante bailarín flamenco estaba ensayando, le pedí que me tradujera al inglés la palabra. No podía, pero mantuvo una animada conversación sobre el tema durante unos diez minutos con su agente y con los miembros de su troupe. En español, claro, que entiendo casi tan bien como el japonés. Finalmente, Greco se volvió hacia mí y me explicó: -"Pamplinas" en inglés significa "Un poquito de nada". - "¡Un poquito de nada! - exclamé- ¿Es que no podrían llamarme "un poquito de algo"? Eso sería suficiente, pero ¡un poquito de nada"…. "Mi mote francés "Malec", para el que tampoco hay traducción literal al inglés, significa casi lo mismo - "El agujero de la rosquilla" o "un trozo de papel en blanco".

Son palabras del propio Buster Keaton, al que además de "Pamplinas" llamaban "Cara de palo", "Cara de piedra" o "Frigo". Según el Diccionario de la Real Academia se entiende por "Pamplina" un dicho o una cosa de poca entidad, fundamento o utilidad: "¡Con buenas pamplinas me vienes"… o  una manifestación poco sincera que pretende halagar a alguien o congraciarse con él: "No intentes engañarme con tus pamplinas"… ¡Pobre Buster, con lo grande que era y que lo tuviéramos por tan poco! 


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jueves, 28 de julio de 2022

De Zuleta a Campoamor: De cristales, lombrices y leones

 

“El tigre, el león y la pantera son animales inofensivos, sin embargo, las gallinas, los patos y los gansos son animales altamente peligrosos, decía una lombriz a sus hijos"

La frase es tan buena que en la red está generalmente atribuida a Bertrand Russell, puede que para darle más fuste o una solidez que no necesita. En realidad es de otro filósofo de gran calado, el colombiano Estanislao Zuleta y con dicha referencia aparece en numerosos libros citada. Cada uno tiene su verdad. Todo es relativo, todo depende de la percepción de cada uno, de la experiencia vivida, en la línea de la famosa "Ley Campoamor" de Don Ramón:

"En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira". 

O en palabras de André Maurois: 

"Solo hay una verdad absoluta, que esta verdad es relativa"

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original

martes, 26 de julio de 2022

Bette Davis: Jamás "Entre cajones"


 

En el mundo del cine no es lo normal desarrollar una carrera cinematográfica con el nombre de nacimiento, incluso si se tienen cartas ganadoras, como Stewart Granger, que tuvo que adoptar este nombre cuando en realidad se llamaba James Stewart; pero llegó en segunda posición y ya había otro gran actor que estaba brillando con ese nombre y como en aquel Hollywood no podía haber dos iguales, tuvo que aceptar cambiarlo. 

Bette Davis, que se llamaba en realidad Ruth Elizabeth Davis, tuvo que luchar lo suyo para mantenerlo. Bette es el diminutivo de Elizabeth y como Bette Davis se sentía muy cómoda. Pero no era esa la opinión de los mandamases de la Universal, donde insistían en que a su nombre le faltaba gancho, glamour, atractivo... de modo que le propusieron que se llamara Bettina Dawes. No contaban con que estaban ante una loba que no temía decir "No" cuando lo sentía, fuese a quien fuese y la actriz de inmediato zanjó la cuestión diciendo airadamente (al puro estilo Bette Davis): 

"¡Bettina Dawes! Me niego a que me llamen "Entre Cajones" (Between Drawers) toda mi vida.

Los chicos listos de la Universal no le propusieron más nombres.

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domingo, 24 de julio de 2022

La oscuridad y "La cerilla de Faulkner"


Se cuenta que en cierta ocasión un periodista, durante una entrevista, le preguntó al gran escritor estadounidense William Faulkner, autor de obras como "El ruido y la furia", "Luz de agosto" o "Santuario" si existía alguna fórmula que fuera posible seguir para ser un buen novelista. Faulkner le explicó la suya así:

"99%  de  talento...  99%  de  disciplina...  99% de  trabajo.  El  novelista  nunca debe  sentirse  satisfecho  con  lo  que  hace.  Lo  que  se  hace  nunca  es  tan  bueno  como podría ser. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que uno puede apuntar. No preocuparse  por  ser  mejor  que  sus  contemporáneos  o  sus  predecesores.  Tratar  de  ser mejor que uno mismo. Un artista es una criatura impulsada por demonios. No sabe por qué  ellos  lo  escogen  y  generalmente  está  demasiado  ocupado  para  preguntárselo.  Es completamente  amoral  en  el  sentido  de  que  será  capaz  de  robar,  tomar  prestado, mendigar o despojar a cualquiera y a todo el mundo con tal de realizar la obra."

Cuando el periodista le preguntó si con esas palabras quería decir que el artista debe ser completamente despiadado, apostilló:

"El artista es responsable sólo ante su obra. Será completamente despiadado si es un buen artista.  Tiene  un  sueño,  y  ese  sueño  lo  angustia  tanto  que  debe  librarse  de  él.  Hasta entonces  no  tiene  paz.  Lo  echa  todo  por  la  borda:  el  honor,  el  orgullo,  la  decencia,  la seguridad, la felicidad, todo, con tal de escribir el libro. Si un artista tiene que robarle a su madre, no vacilará en hacerlo..."

No le fue mal con su fórmula y actualmente Faulkner está considerado uno de los más grandes talentos de la literatura universal, de hecho consiguió merecidamente el Nóbel en 1949 por la calidad de su obra, una obra que para muchos es, más allá de su innegable calidad, realmente difícil de leer, puede que por no haber dejado sitio en la fórmula, aunque fuera testimonial, a la inspiración.

Desde luego no estuvo muy inspirado durante una visita a Japón en 1955. Se cuenta que durante la misma, ante un público expectante, contó una larga y enrevesada anécdota que el encargado de traducirla al auditorio seguía con dificultad. Cuando hubo de trasladarla a los oyentes estos respondieron con una carcajada. Faulkner, al ver la reacción del público, quedó extrañado por la capacidad de resumen del traductor y le preguntó: "¿Cómo lo ha podido abreviar tanto?". A lo que el traductor le contesto: "Lo que yo les he dicho es: El señor Faulkner acaba de contar algo muy gracioso. Ríanse por cortesía, por favor".

Estoy seguro de que si, por poner solo una minúscula muestra de su talento, hubiese traducido palabra por palabra la comparación que Faulkner hace de la literatura con una simple cerilla le habrían aplaudido sinceramente durante minutos:

"La Literatura es lo que hace una pobre cerilla cuando se la enciende en mitad de la noche en medio de un campo. No sirve para iluminar nada, sólo sirve para ver un poco mejor cuánta oscuridad hay alrededor"

Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

sábado, 23 de julio de 2022

Tony Randall, de estrella a don nadie


 

En cierta ocasión el famoso actor Tony Randall entró en una tienda de la selecta Madison Avenue de Nueva York y fue recibido con efusivas muestras de afecto y admiración por el encargado de la tienda, que era un gran admirador suyo. Realizó sus compras entre halagos y baboseos del dependiente, y dejándose llevar, el actor hizo algunas compras más de las que tenía en mente lo que motivo que en vez de pagar en efectivo se decidiera a pagar con tarjeta de crédito. Fue ese el momento justo en el que la rendida admiración se tornó en la más severa desconfianza. El actor no podía dar crédito a que después de tanta adulación, el dependiente fuera capaz de decirle con la mayor seriedad: "Necesito ver algún documento que le identifique"..... ¡y es que la pela es la pela!

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

miércoles, 20 de julio de 2022

La carta de Coppola que convenció a Marlon Brando para trabajar en "El padrino"



Querido Marlon,

Oí que ya habías regresado del Pacífico Sur; pero no te quería llamar porque siempre me siento estúpido sacando a colación el tema de "El Padrino". Sé que devuelves mis llamadas de manera personal y amistosa, de modo que no logro convencerme de que sean un abuso y mencionarte lo que me inquieta. 

Mi problema es que simplemente estoy retrasando y retrasando porque tengo el presentimiento de que podría ser posible que hicieras del joven Vito Corleone. He visto  en el pasado, que aún una ligera posibilidad podía convertirse en realidad, así que he intentado avivarla de la mejor manera que he podido. Me he convertido en un verdadero monstruo por detrás de las escenas jugando con Yablans y Evans y Bludhorn (productores); tratando que hagan lo que quiero. Le digo a Yablans que es el único que puede hacerlo, y luego voy y le digo lo mismo a Evans.

Les digo que la película no puede hacerse sin ti; le digo a Yablans que tiene que disculparse contigo. Ahora Yablans dice que está tratando de hacerlo, y reunirnos por el dinero y eso, pero no le devuelves sus llamadas.

Evans quiere acercarse a ti; pero Yablans está aterrado de que Evans logre hacerlo funcionar donde él falló… así que sigo previniéndolo.

Pero todo regresa a mí. Marlon, te respeto enormemente; y si me dijeras que no quieres hacerlo bajo ninguna circunstancia en absoluto… por supuesto que lo aceptaría, y nunca lo mencionaría de nuevo.  Y si quisieras, nunca se lo diría a nadie más.

He aprendido mucho de ti… una de las cuales es que sólo es una película, y qué es eso comparado con todo lo demás que hay en el mundo.

A veces, trato con fuerza de imaginarme cómo eres en tus pensamientos. Me doy cuenta que has estado en el extraño estado de adoración y exhibición por 25 años, intensamente… y creo que eso me volvería loco. Y el hecho que seas realmente un buen hombre, cálido, y que amas a la gente es un tremendo logro considerando que has estado en una caja de vidrio durante la mitad de tu vida.

Siempre te digo eso… aunque no tiene nada que ver con esta carta.

Todo lo que digo es que si estás en esta película; haré todo lo posible por hacerla buena; y humana, y expresar la noción que la Mafia es sólo una metáfora de Estados Unidos y el capitalismo, que hará lo que sea por protegerse y perpetuarse. (Haré esto de todas formas, aunque no estés en la película… pero si estuvieras en ella, sería mejor, y me ayudarías con tus ideas mientras trabajo en el guión.)

Si no estás en ella, no te querré menos. Todo lo que pido es que me respondas sin la sombra de una duda.

Estoy muy feliz; pasándolo de lo mejor aquí. Después de esta película voy a renunciar al negocio del cine, y haré otras cosas que me tienen emocionado (que podrían involucrar películas).

Sinceramente,

Francis

El resto es historia... como la sorpresiva caracterización que propuso Marlon para encarnar a Don Vito, pero esa es otra historia que contaremos otro día. Por de pronto... ya me entraron ganas de ver la saga otra vez. Es lo que tiene el buen cine, que no cansa.

 Imagen: De Flickr - (Fuente: Komers Real) donde figura como (CC BY-SA 2.0) 

martes, 19 de julio de 2022

Unamuno y las condecoraciones

 

Determinados premios o condecoraciones pierden a veces un poco de su valor y prestigio por aquello de que todos los años deben de ser entregados a alguien. Se ha de cumplir con la cuota. Todos los años habrá un Oscar a la mejor película, incluso en estos años de pandemia en los que tan pocas películas nuevas llegaron a la cartelera. Una de ellas, aunque no diera mucho de si, se llevará el premio y habrá de lucir en el palmarés de ganadores, junto a otras obras que lucharon en ediciones pasadas contra verdaderas obras maestras que coincidieron en el mismo año. Por poner un ejemplo, en la edición de 1959, "El tercer hombre" (Carol Reed)  ni tan siquiera entró en la lista de películas nominadas al Oscar a la mejor película, y se podría señalar un buen ramillete de títulos en la misma situación. Tal era la competencia. Solo conozco un premio, el Chopin de piano, que a pesar de celebrarse cada cuatro años es capaz de dejar desierto el galardón si estiman que nadie es digno de ganarlo y presumir de ostentarlo, y duros como ellos solos, lo mismo llegan a hacer con el segundo o tercer puesto. De ahí lo cotizado que está. El mundo está ávido de entregar premios y reconocimientos, a veces totalmente merecidos y necesarios y otras simplemente protocolarios o como agasajo institucional a alguien del que se espera algo.

Miguel de Unamuno lo tenía claro. En cierta ocasión recibió de Alfonso XIII la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y no dudó en decirle al monarca: "Me honra, Majestad, recibir esta cruz que tanto merezco". El Rey acostumbrado a las falsas muestras de humildad de las numerosas personas a las que había condecorado a lo largo de su vida le contestó:

- "¡Qué curioso! De la gran cantidad de distinciones que he entregado usted es el único que ha dicho que verdaderamente se la merece. Todo el mundo que la recibe, la agradece pero dice no merecerla."

Y como Unamuno, al que arriba vemos retratado por Juan de Echevarría, era único en su especie le replicó:

-" Señor, en el caso de los otros, efectivamente no se la merecían."

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

domingo, 17 de julio de 2022

Barbara Stanwyck vista por Cecil B. DeMille


"A veces me preguntan cuál es mi actriz favorita, entre las que he dirigido. Siempre esquivo la pregunta explicando que tengo que seguir viviendo en Hollywood. Pero si me aplicaran las torturas de la Inquisición y se me sacara una respuesta, tendría que decir que nunca he trabajado con una actriz más cooperativa, menos temperamental y mejor trabajadora, para usar mi término de mayor cumplido, que Bárbara Stanwyck. He dirigido y disfrutado trabajar con muchas excelentes actrices, algunas de las cuales también son buenas trabajadoras; pero cuando cuento a aquellas de quienes mis recuerdos no están empañados por ningún recuerdo desagradable de fricción en el set o falta de voluntad para hacer cualquier papel requerido o ráfagas de temperamento o carácter, el nombre de Bárbara es el primero que me viene a la mente, como alguien con quien un director siempre puede contar que hará su trabajo con todo su corazón."

Son palabras de Cecil B. DeMille, con quien rodó "Unión Pacífico" en 1933. Y es que Barbara Stanwyck era una actriz todoterreno, da igual que fuera una comedia ligera o disparatada, un western, un drama, una de cine negro o si se hundía el Titanic, allí estaba ella para convertirse en el pilar de la película. No en vano ella misma decía:

"Ponme en los últimos 15 minutos de una película y no me importa lo que haya sucedido antes. Ni siquiera me importa si yo estuve en el resto del maldito metraje. Yo me haré cargo en esos 15 minutos."

Aunque Bárbara Stanwyck no sería de los primeros nombres que a algunos le vendría a la memoria a la hora de citar las mejores actrices de la historia del cine, ella sin duda debe estar por méritos propios entre las más reseñables. Es admirable la letanía de grandes directores que contaron con esta actriz como protagonista y que obtuvieron resultados inmejorables con ella al frente. Parecían disputársela entre ellos, como el entrenador que quiere el mejor delantero para su equipo de fútbol. Puede que Frank Capra fuera el que más repitió con ella, también William Wellman, pero fíjense, señalando solo grandes películas (nota cercana al 7/10 o mayor) y una por director, el recorrido de la Stanwyck entre los grandes realizadores de cine del Hollywood clásico, aparte del ya citado DeMille y de muchos otros que se omiten por la baja nota en la valoración del film:

Baby Face (Alfred E. Green - 1933), El arado y las estrellas (John Ford - 1936), Stella Dallas (King Vidor -1937), Sueño Dorado (Robert Mamoulian - 1939), Las tres noches de Eva (Preston Sturges - 1941) - Juan Nadie (Frank Capra - 7,6), Bola de fuego (Howard Hawks - 1941) - Una gran señora (William Wellman - 1942) - Perdición (Billy Wilder - 1944), El extraño amor de Martha Ivers (Lewis Milestone - 1946), Voces de Muerte (Anatole Litvak - 1948) - Mundos opuestos (Mervyn LeRoy - 1949), Mentira Latente (Mitchell Leisen - 1950), Las furias (Anthony Mann - 1950), Encuentro en la noche (Fritz Lang - 1952), La torre de los ambiciosos (Robert Wise - 1954), Siempre hay un mañana (Douglas Sirk - 1955), Cuarenta Pistolas (Samuel Fuller - 1957)

Nunca ganó un Premio Oscar



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sábado, 16 de julio de 2022

Los difíciles comienzos de Marilyn Monroe

 

"Es incapaz de actuar. La voz parece un estridente chillido. Es totalmente insegura de si misma. No sabe ni siquiera refugiarse en su propia insignificancia"

Esas durísimas palabras hablaban de Marilyn Monroe, una de las mejores actrices de comedia del Hollywood clásico a la vista de los resultados, y es que los inicios de Norma Jean en el mundo del cine debieron ser realmente duros y no quiero imaginar las proposiciones que tuvo que ir sorteando e incluso aceptando para poder ir avanzando en aquel mundillo tan difícil. Ya en 1944, el director de la agencia de modelos Blue Book le dijo: "Mejor estudia secretariado o consíguete un marido". A pesar de ello, tenaz y persistente persiguiendo sus sueños, consiguió ser portada en decenas de revistas y en 1946, ya divorciada de su celoso marido quiso probar suerte con el cine.

Marilyn consiguió ser contratada como extra por la Twentieth Century Fox durante seis meses, pero no logró llamar la atención y su contrato no fue ampliado. Lo único que sacó de aquella etapa fue su nombre artístico. Norma Jean desaparecía de la escena y nacía Marilyn Monroe; en los estudios le adjudicaron el nombre de Marilyn por Marilyn Miller, una de las actrices de Broadway más famosas en los años 20 y 30 y Monroe, el apellido de soltera de su abuela, lo escogió la propia actriz. Al respecto la actriz decía: "Nunca me ha gustado el nombre Marilyn. A menudo he deseado que aquel día me hubiera quedado con Jean Monroe. Pero supongo que ahora es demasiado tarde para hacer nada sobre ello"

Después pasaría por la Columbía Pictures donde tras someterse a una prueba de cámara, el responsable del casting anotó en su ficha las palabras con las que comenzábamos esta entrada: 

"Es incapaz de actuar. La voz parece un estridente chillido. Es totalmente insegura de si misma. No sabe ni siquiera refugiarse en su propia insignificancia"

A pesar de esta durísima reseña y solo Dios sabe cómo, logró un papelito como la bailarina "Peggy" en el musical "Ladies of the Chorus" que pasó sin pena ni gloria y en consecuencia su contrato fue rescindido.  Supongo que en estos inicios fue donde aprendió una de las grandes verdades de aquella industria: "En Hollywood te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma"

Experta en nadar contracorriente, aún quedarían un par de años  de esfuerzos hasta que empezara a aparecer brevemente, de la mano de la Twentieth Century Fox, en películas tan maravillosas como "La jungla de asfalto" o "Eva al desnudo", incrementando poco a poco sus minutos en pantalla con films como "Clash by night", "Me siento rejuvenecer" o "Niebla en el alma" película en la que actuaba junto a Richard Widmark y tras la cual un crítico del New York Daily Mirror ya sentenciaba:

"Marilyn Monroe, cuyas interpretaciones en la pantalla no han encontrado hasta hoy mayor dificultad que la de mostrar sus atributos físicos, demuestra ahora en Niebla en el alma, estrenada en el Globe, que es algo más que una mujer sexy: tiene buenas perspectivas dramáticas. Richard Widmark comparte el protagonismo en el melodrama de la Twentieth Century-Fox, pero queda eclipsado por el brillo de la nueva belleza. Es una mujer atractiva incluso con el vestido gris de una niñera. Ella es lo que necesita el cine: unas cuántas más como ella y la industria prosperaría... La interpretación que realiza la señorita Monroe de una bella joven algo desequilibrada, supone una sorpresa. Está totalmente introducida en el personaje, por cuya dirección debe alabarse al joven británico Roy Baker...Niebla en el alma tiene un buen ritmo, un argumento intrigante, y muchas bazas, la más importante de las cuales es la señorita Monroe."

Y ya no quedaría mucho para que conquistara a todos como Rose en "Niágara", aquella voluptuosa femme fatale enfundada en un traje rosa que llamaba más la atención que las propias cataratas. Tras la película un crítico del New York Times decía:

"Si algún espectador piensa que el romántico melodrama que gira en torno a las cataratas y la señorita Monroe no es en el fondo tan espectacular, está en su pleno derecho. Vistos desde cualquier ángulo, las cataratas y la señorita Monroe dejan muy poco que desear a un público razonablemente atento... Puede que la señorita Monroe todavía no sea una actriz perfecta. Pero ni el director ni los caballeros que manejaban la cámara parecen haberse preocupado por ello en lo más mínimo. Han captado todas y cada una de sus curvas, tanto en la intimidad del tocador, como enfundada en ceñidos vestidos igualmente reveladores. Y han ilustrado de manera bastante evidente que Marilyn puede ser muy seductora incluso cuando camina".

La transformación se había completado, la tentación rubia había logrado llegar a la cima contra viento y marea. A pesar de su supuesta "insignificancia" terminaría por convertirse en uno de los íconos de todo un siglo.


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jueves, 14 de julio de 2022

"Tú y yo" y los besos de Deborah Kerr


 

"Cary y yo sabíamos cómo besar. Cuando hacíamos una escena de amor no nos intentábamos engullir el uno al otro, pero por esos breves instantes, nos amábamos. Creo que entiendo lo que las mujeres ven en esa película (Tú y yo - 1957). Hay una dulzura muy atractiva y que está alejada de la crudeza de hoy. Les hace entender que el mundo ha perdido algo entrañable".

Son palabras de la bellísima Deborah Kerr, recordando el famoso beso de "Tú y yo" (1957 - Leo McCarey) en el que tenía de partenaire a Cary Grant, el galán por excelencia.

La película, que tuvo cuatro nominaciones a los Oscar (mejor fotografía, música, canción y vestuario) es un afortunado remake de la que ya en 1939 dirigiera el mismo Leo McCarey con Irenne Dunne y Charles Boyer como protagonistas. Creo que no son pocos los que piensan, yo incluido, que la mejor es la interpretada por Cary Grant y Deborah Kerr, que aportaban un toque de elegancia a la historia muy difícil de conseguir. Basta recordar alguna escena: 

Terry (Deborah Kerr): Qué frío será el invierno para quien  no guarda recuerdos cálidos... Nos hemos perdido la primavera.
Nicky (Cary Grant): Probablemente ésta es mi última oportunidad
Tetty:  Y la mía también
Nicky: Ahora o nunca
Terry:  Nunca es una palabra que me asusta



Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro - Fuente Original

miércoles, 13 de julio de 2022

"De aquí a la eternidad" Vs "Risa en la oscuridad"


 

"Sin más techo que un cielo profundamente azul, Margot se hallaba tumbada con los brazos y piernas extendidos sobre la arena de color platino; con el rico tono melado de sus miembros y el fino cinturón de goma blanca que daba vida al negro de su traje de baño, componía la imagen perfecta para un cartel de reclamo turístico. Tendido junto a ella, Albinus tenía apoyada la mejilla en el suelo y contemplaba con un placer inextinguible el brillo oleoso de sus cerrados párpados y sus labios recién maquillados. Su pelo oscuro y húmedo aparecía echado hacia atrás, despejando la redondeada frente y en sus orejitas resplandecían granitos de arena."

Por supuesto los de arriba no son Margot y Albinus, los protagonistas de este maravilloso fragmento del libro de Vladimir Nabokov titulado "Risa en la oscuridad" (1932). Son el atrevido Sargento Milton Warden y la atractiva Karen Holmes, a los que daban vida los inconfundibles Burt Lancaster y Deborah Kerr, inmortalizados segundos después de darse aquel tórrido beso bañado por las olas en "De aqui a la eternidad" (1953 - Fred Zinnemann). Ella, aunque preciosa, no es morena, ni él reposa con la mejilla en el suelo, no hay cinturón blanco que realce el bañador de la mujer y sin embargo el texto me recordó la imagen y esta servirá seguro para disfrutar mejor el texto. Incluso puede que él, tal como está, observándola totalmente rendido a su belleza, puede que ya haya localizado algún granito de arena brillando sobre su piel. Una película inolvidable.

Imagen: Tomada de Pinterest - Fuente Original

martes, 12 de julio de 2022

Humphrey Bogart fuera de juego


"El actor inteligente sería el que, conocedor de sus limitaciones evita el lamentable espectáculo de pretender ser lo que no es y nunca podrá ser. Montgomery Clift y Humphrey Bogart se pusieron una vez el sombrero y las pistolas. Una y no más. No repitieron. Charles Laughton nunca hizo de anoréxico ni Marilyn Monroe de madame Curie"

Sabias palabras de Fernando Trueba recogidas en su libro "Mi diccionario de Cine". Ahí queda una singular imagen de Humphrey Bogart con el sombrero calado y con patillas en esa extraña incursión suya en el género del western. La película tenía por título "Virginia City" (1940 - Michael Curtiz), obra que en España se conoció como: "Oro, amor y sangre". 

Zapatero a tus zapatos

Imagen: Tomada Tumblr - Sala66 (Fuente Original)

lunes, 11 de julio de 2022

Bob Hope y los acomodadores


"Un banco es un sitio que te prestará dinero si les demuestras que no lo necesitas"

Posiblemente una de las frases más agudas e imperecederas surgidas del ingenio de Bob Hope, uno de los exponentes más claros del definido como "humor típicamente americano", tan mal entendido y de poco éxito entre los europeos. Lo curioso es que Bob Hope había nacido en Londres y con tan solo 4 años marcha con su familia a Estados Unidos donde evidentemente se empapa de la idiosincrasia de este país hasta convertirse en una estrellita más de su bandera. Al respeto solía decir: "Inglaterra fue el escenario de mi presentación más grandiosa: allí nací" Se definía como hijo de padres ingleses "demasiado pobres para ser británicos" y que decidieron cruzar el charco cuando supieron que su hijo  "no llegaría a ser rey". En Estados Unidos si que llegaría a ser rey, al menos del humor, pero sus inicios no fueron nada fáciles, llegando a probar suerte incluso como boxeador, supongo que como en este oficio, en el que duró poco, daba más risa que miedo, decidió dedicarse al mundo del espectáculo y el humor, en el que si lograría triunfar gracias a su ingenio y todo hay que decirlo también a la pillería de un par de acomodadores.

Con Jane Russell en "The paleface"
Cierto día un inexperto y nervioso Bob Hope se disponía a realizar su debut radiofónico ante lo que se esperaba fuera una sala repleta de público que con sus risas dieran la medida de su éxito como humorista en las ondas. En la entrada de la sala se había colocado un conveniente letrero en el que se anunciaba que la asistencia a la función era totalmente gratis: "A las 18'00 horas, con ustedes, Bob Hope. Entrada gratuita", a pesar de ello el cebo solo fue mordido por media docena de despistados curiosos que hubieron de sufrir a un despistado y tembloroso humorista que ante el rotundo fracaso de audiencia no acertaba ni a recordar sus chistes. A Bob Hope solo le quedaba un cartucho, la función del día siguiente, si en ella no lograba un rotundo éxito y el consiguiente aplauso y risas del público, podía dar por finalizada su carrera. 

Decidido a conseguir que aquella representación fuera un éxito buscó aliados entre los acomodadores de las salas de cine contiguas y les prometió una suculenta recompensa si lograban llenarle la sala. Los acomodadores eran diestros en su oficio y sabían todas las artimañas y triquiñuelas posibles, así que con la pillería que a veces es necesaria para conseguir los imposibles, cambiaron el cartel de "entrada" por el de "salida", de modo que todas las personas que iban a abandonar el edificio, en el que existían otras salas de cine y espectáculos, se veían conducidas directamente al interior de la sala donde actuaba Bob Hope, quien era el encargado de recibirlos nada más entrar y animarlos a quedarse con un vehemente: "Vengan, asistan, les garantizo que nunca se habrán reído tanto".

Evidentemente la sala se llenó gracias a la estratagema bien urdida de los acomodadores. Ya solo faltaba que el humorista estuviera a la altura de las circunstancias. Hope estuvo sencillamente desternillante aquella noche, chispeante, logrando un público totalmente entregado que no paraba de reír y aplaudir (habría pocos europeos) resultando aquella exitosa retransmisión radiofónica su pasaporte a la fama. Después vendrían sus comedias con Dorothy Lamour y Bing Crosby, como "Morena y peligrosa" o aquella serie interminable de "Road to.... " Singapur, Zanzibar, Marruecos, Utopía, Rio, Bali..... A pesar de no participar como soldado, se volcó en amenizar a las tropas con sus chistes y muecas durante la Segunda Guerra Mundial, lo que aumentó el cariñó que por el sentía el público. Tuvo también un éxito tremendo en televisión y fue un personaje muy popular y querido en Estados Unidos hasta su muerte en 2003, a la edad de 100 años, logro que le llevó a decir: "Sabes que te estás haciendo viejo cuando las velas cuestan más que el pastel". Una vida de éxito gracias a la granujería de unos avispados acomodadores. Confianza en si mismo nunca le falto: "Nunca he querido un Oscar, aunque tranquilizan a un actor que no sabe lo genial que es."

Con Dorothy Lamour en "Caught in the draft" (1941)

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domingo, 10 de julio de 2022

Virginia Woolf mecida por "Las olas"




"Me estremeceré. Me echaré a llorar. El día siguiente me levantaré al alba. Saldré por la puerta de la cocina. Pasearé por el páramo. Los grandes caballos de los jinetes fantasmales atronarán el aire con sus cascos a mis espaldas y se detendrán bruscamente. Veré la golondrina rasando el césped. Me arrojaré al suelo en la orilla del río y veré el pez entrando y saliendo de los manojos de plantas acuáticas. Las agujas de pino dejarán huellas en las palmas de mis manos. Entonces me abriré y arrancaré de mí cuanto aquí he hecho; algo duro. Sí, porque algo se ha formado en mí aquí, a través de los inviernos y los veranos, en escaleras y dormitorios."

"Me sentaré en la temblorosa orilla del río y contemplaré los nenúfares, anchos y luminosos, que con su aguada luz de luna iluminan en haces el roble que se cierne sobre el agua. Cogeré flores. Formaré con ellas un ramo, lo tomaré en la mano y lo ofreceré… ¡Oh! ¿A quién? Hay un obstáculo en el fluir de mi vida. Una profunda corriente tropieza con algo. Y este algo se estremece. Tira. Un nudo en el centro opone resistencia. Es-dolor, es angustia. Me debilito, cedo. Mi cuerpo se reblandece. Quedo abierta, quedo incandescente. Ahora la corriente se desborda en una profunda marea fertilizante que abre lo antes cerrado, forzando lo antes prietamente plegado, y fluye sin limitación. ¿A quién daré cuanto ahora me recorre, cuanto nace y fluye de mi cuerpo cálido y poroso? Recogeré las flores y las ofreceré… ¡Oh! ¿A quién?"

"A todos os temo. Temo el choque de la sensación que salta sobre mí, debido a que no puedo darle el tratamiento que vosotros le dais; soy incapaz de conseguir que un momento se funda con el siguiente. Para mí todos los momentos son violentos, todos están separados. Y caigo derribada por el choque del momento, en su salto, en que os cebaréis en mí. No hay una finalidad prevista. No sé cómo pasar de un minuto a otro, de una hora a otra, resolviendo minutos y horas, gracias a cierta fuerza natural, hasta que constituyan esa masa indivisible y unitaria a la que vosotros denomináis vida. Debido a que tenéis una finalidad prevista -¿será una persona a cuyo lado estar, será una idea, será vuestra belleza?; no lo sé- vuestros días y vuestras horas pasan como las ramas de los árboles del bosque, pasan como el suave verde del bosque junto al perro que corre tras su presa. Pero no hay presa, no hay ni un solo cuerpo, que me incite a ir en su busca. No tengo rostro. Soy como la espuma que se desliza sobre la playa, o como los rayos de la luna que caen como flechas ora en una lata, ora en un manojo de algas, o en un hueso o en una carcomida barca. Un torbellino me hunde en las profundidades de las cavernas, me lleva en volandas como un papel que choca con las paredes de interminables corredores, y he de apoyar la mano en el muro para retroceder."

"Quiero salir de estas aguas. Pero se amontonan sobre mí. Entre sus grandes hombros me llevan. Me obligan a dar un giro sobre mí misma, me derriban, estoy tendida entre esas largas luces, esas largas olas, esos interminables senderos, esas gentes que me persiguen, me persiguen"


Los fragmentos forman parte de un monólogo de Rhoda en "Las olas", obra de Virgina Woolf publicada en 1931. Aunque la novela se escribió 10 años antes de la muerte de la autora, uno no puede evitar, al menos yo, encontrar en las palabras del monólogo un motivo para el recuerdo del triste final de la escritora en el rio Ouse. Aunque, todo hay que decirlo, los fragmentos citados no se presentan con esa continuidad en la novela y entre uno y otro hay paginas enteras de por medio. 

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sábado, 9 de julio de 2022

Barbara Stanwyck, Gary Cooper y una gran "Bola de Fuego" (1941)

 

«Sí, le quiero. Adoro sus camisas de cuello y puños almidonados y la forma en que se abrocha mal el chaleco. Es alto como una jirafa y por eso le quiero. Lo quiero porque es esa clase de tipo que se emborracha con un vaso de leche, y me gusta el modo en que se ruboriza hasta las orejas. Le quiero porque no sabe besar, ¡el tonto! Le quiero, Joe, es lo que intento decirte. No le volveré a ver más... pero no me casaré contigo. Aunque ates una tonelada de cemento a mi cuello y me tires al rio como hiciste con los otros"

Con esas palabras, Sugarpuss O'Shea (Barbara Stanwyck) le deja claro al mafioso Joe Lilac (Dana Andrews) -parece que inspirado en Bugsy Siegel- de que se ha enamorado del Profesor Bertram Potts (Gary Cooper), tan singular y timorato como los siete sabios profesores que le acompañan en sus labores enciclopédicas y que se vieron sacudidos por el vendaval de Sugarpuss, de la misma forma que Blancanieves lo hizo con los siete enanitos. La película se titula "Ball of Fire" (Bola de Fuego - 1941), y fue dirigida por Howard Hawks con guion de Billy Wilder Charles Brackett. Una verdadera delicia, una de las grandes comedias de la historia del cine, es más, para algunos críticos sería la última comedia chiflada de la "Edad de oro" de Hollywood.

Una de los personajes, la Señorita Bragg, definía a Sugarpuss como "¡Ese es el tipo de mujer que hace que civilizaciones enteras se derrumben!". Demasiada mujer para siete ratones de biblioteca, que por cierto se emparejaron en una fotografía con los enanitos del cuento de la siguiente manera: SZ Sakall sería Mudito; Leonid Kinskey haría las veces de Mocoso; Richard Haydn es Tímido; Henry Travers es Dormilón; Aubrey Mather daría vida a Feliz; Tully Marshall a Gruñón y Oskar Homolka a Sabio.  



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viernes, 8 de julio de 2022

Lillian Gish: La mirada del cine mudo


“Sabes, cuando entré por primera vez en el cine, Lionel Barrymore interpretó a mi abuelo. Luego interpretó a mi padre y finalmente interpretó a mi esposo. Si hubiera vivido, estoy seguro de que habría interpretado a su madre. Así son las cosas en Hollywood. Los hombres se vuelven más jóvenes y las mujeres envejecen.“

Acertadas palabras de Lillian Gish al respecto de una realiad que las actrices siguen sufriendo aún hoy, cien años despuésLillian Gish (1893 -1993) se llamaba en realidad Lilian Diana de Guiche, y de entre todas aquellas primeras estrellas de un cine todavía sin palabras, ella ocupa, sin duda, un lugar de honor. Empezó muy joven junto a su hermana Dorothy Gish en teatros ambulantes y por entonces utilizaba el nombre de "Florence Niles", labor en la que siguieron hasta que fueron descubiertas por el gran Griffith cuando las chicas visitaban a una amiga que curiosamente se llamaba Mary Pickford. Así, Griffith rodaría varios cortos y películas con ambas tras quedar deslumbrado con su singular belleza de ambas y en el caso concreto de Lillian, la fascinación causada por esta en el genial director fue tal que la llevaría a ser el personaje central de algunas de sus obras principales, y por ende de algunos de los grandes clásicos del cine de aquellos años (y en algún caso de siempre) como: "El nacimiento de una nación", "Intolerancia", "Pobre Amor", "Las dos tormentas", "Las dos huerfanas" y "Lirios rotos"

Hay quien dice que la relación entre Lillian y Griffith pudo haber pasado de lo profesional a lo sentimental durante una época, y lo que resulta curioso es la forma en la que el director le echó el lazo. Griffith no siempre tuvo tan claro quién era Lillian y quien era Dorothy (la hermana de la primera), de hecho le resultaba imposible diferenciarlas cuando rodaba con ambas. De este modo cuando lo hizo en "El enemigo invisible" (1912), Griffith hizo que las chicas llevaran cada una unos lazos de distintos colores en sus vestidos para poder reconocerlas. Quién sabe si ese lazo le ayudaría al director a centrar su atención en Lillian y a fijarse aún más en ella. 

Lillian era una actriz que provenía del teatro y así, su forma de actuar, en comparación con los excesos gestuales de sus compañeros, se podría definir como sobria y contenida, haciendo bueno aquello de que a veces menos es más. Con ella empieza a tener más importancia para la cámara la cara que el cuerpo y sus movimientos. Su figura recatada, frágil, de ojos tristes y apariencia virginal, al modo de una figura de porcelana, hacía las delicias de los espectadores y gritaba la necesidad de dedicarle uno tras otro primeros planos para recrearse en su pelo y su lánguida mirada. 

Ella fue la causa de la reivindicación por los directores del primer plano en el desarrollo de las películas, una forma de entender la imagen que quedaría ya firmemente anclada en los usos cinematográficos, sin desdeñar por supuesto la importancia que tuvo después el impacto del primer plano en la película "Juana de Arco" (1928 - Dreyer). Ese rol de pureza ya descrito, era ideal en aquella época como contrapunto a muchas otras actrices un tanto más liberales y resultó tan bien acogido que durante los años 20 logró con esos papeles una gran fama como actriz y pudo con el tiempo tener la posibilidad de empezar a elegir sus papeles y directores. Así llegaron "Vida bohemia" con King Vidor,  "La mujer marcada" y la inolvidable "El viento" de ese gran director sueco que era Victor Sjöstrom. Incluso llegó a dirigir una película en 1920 cuando eso de ponerse detrás de una cámara y dar órdenes a los actores no era precisamente una labor nada normal para una mujer. 

Estaba en la cima de su éxito cuando llegó el sonoro, cuando todo cambió y muchas estrellas no hicieron una transición buena para sus carreras y desaparecían de la primera línea de la noche a la mañana. Además los tiempos estaban cambiando y las mujeres que aparecían y se demandaban en el cine ya no eran muñequitas, sino mujeres decididas y activas, seductoras que se batían de igual a igual con los hombres, y Lillian y su rol virginal se mostraban caducos y desfasados y ya no tenían cabida en toda aquella vorágine que estaba cambiando el cine para siempre. 

No sabiendo o no queriendo cambiar de registro (quien sabe) paso a refugiarse en el teatro donde continuó manteniendo un gran prestigio y sólo volvió al cine ocasionalmente, como cuando lo hizo para el papel de la soltera madrina de "La noche del cazador" donde retoma toda aquella pureza que siempre la definió. Lillian Gish falleció con casi cien años en 1993 tras recibir un Oscar honorífico en 1970, acto en el que dijo:

"¡Oh, todos los fantasmas encantadores que siento a mi alrededor que deberían compartir esto! Fue nuestro privilegio por un tiempo servir a esa cosa hermosa, la película, y nunca dudamos ni por un momento que era la cosa más poderosa, la mente y el latido del corazón de nuestro siglo"



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miércoles, 6 de julio de 2022

Billy Wilder y la televisión

 

"He vivido la época en que se temió que el cine se viera desplazado por la novedad de la televisión. Pero no he compartido ese miedo porque sé que la radio y los discos no pueden destruir la ópera. La televisión no ha podido acabar con el cine porque la gente quiere estar allí, quieren ser los primeros, quieren oír las risas de otras personas".

Son palabras del admirado director de cine Billy Wilder, al que en la foto podemos ver junto a Gloria Swanson en un descanso del rodaje de la memorable película "El crepúsculo de los dioses" (1950 - "Sunset Boulevard).

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) - Dominio Público - Fuente Original

martes, 5 de julio de 2022

Woody Allen y la bondad de las personas


 

Le preguntan a Woody Allen en una entrevista (El País - 2 de noviembre de 2014):

En otro orden de cosas, señor Allen, ¿a usted qué le preocupa del mundo en el que vivimos, del rumbo que ha tomado nuestra civilización? 

(W. Allen) Soy muy pesimista porque el problema del mundo es que depende de la gente. Si miras la historia, ves que la gente no ha hecho un buen trabajo administrándolo, cuidándolo, viviendo en él. No tengo muy claro que el mundo vaya a sobrevivir; no hay muchas razones para el optimismo en estos momentos, tal vez en unos años haya mejores perspectivas.

¿No encuentra usted ningún motivo para la esperanza? 

(W. Allen): Bueno, hay una porción de la gente que es agradable. Pero o no hay suficiente, o son demasiado pasivos, o la tarea es abrumadora; o los malos tienen más ambición y energía. Pero es difícil hallar un punto luminoso en la historia de la humanidad.

¿La gente, en general, no es buena?:

(W. Allen): La gente, en general, está asustada. Y cuando están asustados, actúan equivocadamente, se comportan mal. Es la condición humana, la trágica condición de la existencia, la gente está ansiosa y asustada, no tiene nada en lo que creer, ni tiene esperanza, y la vida es muy complicada, y se comportan mal. Si mañana quedara claro que la vida tiene sentido, o que hay un dios en el universo, seguro que la gente actuaría mejor, y la situación cambiaría para mejor radicalmente. No es que la gente sea inherentemente mala, es que tiene miedo y por eso se comporta mal.

¿Lo tiene usted?:

(W.Allen): Yo estoy tan asustado como todo el mundo, más que la mayoría; y soy una de las personas que se comportan decentemente a pesar de todo. Hay gente así, pero no demasiada.

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original

lunes, 4 de julio de 2022

Una Eva para Cecil B. DeMille

 

En plenos años 40, cuando el cine mudo hacía un buen puñado de años que había sido totalmente superado e incluso Charles Chaplin, que había resistido admirablemente algún tiempo con algunas películas mudas de su inmortal Charlot, hubo de rendirse a la evidencia del fin de una época, uno de los profetas del cine pasado y del futuro de entonces, un tal Cecil B. DeMille (la misteriosa B. es Blount) empezó a preparar un nuevo proyecto que como no podía ser de otra manera bebía de la Biblia. DeMille, que era hijo de un pastor episcopaliano, tenía querencia por las Sagradas Escrituras y así nos dejó obras como "Rey de Reyes" (1927), "Sansón y Dalila" (1949) o las dos versiones de "Los 10 mandamientos" una de 1923 y la más conocida de 1956 con Charlton Heston como protagonista. Tal era su fijación con el texto sagrado que llegó a decir: "Dame dos páginas cualesquiera de la Biblia y te daré una película". El caso es que en esos momentos parece que el director, ya metido en faena, quería empezar a contar todo desde el principio y le puso proa a la historia de "Adan y Eva". Cuando la noticia empezó a correr por los mentideros de Hollywood, una vieja diva del cine, ya prácticamente olvidada y a la que el sonoro había dejado en el dique seco, se presentó ante el director vestida como si fuera una jovencita candorosa buscando hacerse con el papel. Pero Hollywood era y es una ciudad cruel, especialmente con las mujeres entraditas en años y esta ocasión no iba a ser distinta; cuando DeMille supo de las intenciones de la actriz y vio como el traje que llevaba y sus afeites no lograban disimular su edad, soltó una sonora carcajada y le dijo:

"En efecto, querida, voy a rodar un filme sobre Adán y Eva, pero no con el reparto original"  

La película no llegó a rodarse finalmente, la actriz, antes una diosa, supo que le había llegado su definitivo ocaso y DeMille siguió a lo suyo, que era darle vida al cartón piedra, como Dios manda. Las fotos que ilustran esta entrada, poco tiene que ver directamente con la anécdota, aunque si algo de refilón, ambas pertenecen a la película de Billy Wilder  "El crepúsculo de los Dioses", en la que se nos cuenta la historia de una actriz crepuscular, Norma Desmond (Gloria Swanson) que en el mismo film se entrevista con el gran Don Cecilio (que hace de él mismo) buscando rememorar glorias pasadas.  


He leído esta anécdota referida también al director Leo McCarey en el libro "Sucedió en Hollywood" (Peter Hay). La versión aquí reseñada toma como punto de partida una entrada de la revista "Historia y Vida"

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domingo, 3 de julio de 2022

Groucho Marx: Fragmentos de "Memorias de un amante sarnoso"


"Hay mucha gente que escribe sobre el amor sin tener experiencia alguna. Hasta no haber rozado la mejilla de una mujer con los labios temblorosos y hasta no haber limpiado los zapatos con la toalla nueva de la esposa, nadie sabe nada del amor... ni de la esposa. El amor es algo que no se aprende en los libros; es como un fluido fugaz que surge inopinadamente para tocarnos con su varita mágica, y que después se desvanece en la niebla del tedio. (No está mal el parrafito. Los he visto peores en libros que se venden por cinco dólares. En realidad está copiado de uno de ellos)."

“Personalmente, no veo por qué un hombre no puede tener perro y mujer. Además, si sólo se está en condiciones de costear a uno de los dos, aconsejo quedarse con el perro porque, por ejemplo, si un perro lo ve a uno jugando con otro perro, ¿acaso corre a su abogado y le ladra que su matrimonio ha fracasado y que quiere seiscientos huesos al mes en concepto de manutención, un buen coche y la casa de cuarenta mil dólares que aún tiene una hipoteca de diecinueve mil?” (...) “Pero volvamos al meollo de la historia. El mejor animal doméstico en cualquier época del año es una corista sencilla y sin pedigrí. Al igual que sucede con el gato de angora, la corista permanece fiel a cualquier hombre que la mantenga. Sin embargo y por desgracia, la semejanza termina ahí, ya que mientras uno puede llevar al sótano al gato de angora para darle un tazón de leche, la corista insiste en ir a cenar al Pavillon o al Club 21, donde una cena para dos personas cuesta unos sesenta y ocho dólares, sin contar la propina del camarero. Está claro que una corista no es el animal de compañía de un hombre pobre; sin embargo, algún día me gustaría tener una”.

"Escribí este libro durante las interminables horas que empleé esperando a que mi mujer acabara de vestirse para salir. Si hubiera andado siempre desnuda, nunca habría tenido la oportunidad de escribirlo" En este libro, Groucho se lanza a contarnos anécdotas de todo tipo, y a su manera, consigue una hilarante historia universal del amor, o quien sabe si del sexo, según él: «esa gloriosa experiencia que la madre naturaleza improvisó con el fin de mantenernos en pie y, de vez en cuando, acostados». No busquen en él grandes revelaciones eróticas y sí muchas risas.

Un par de fragmentos más: 

"Hasta que tuve cuatro años no pude establecer ninguna distinción entre los sexos. Iba a decir "los dos sexos", pero actualmente existen tantas variedades que, si alguien dice "los dos sexos", se expone a que sus amigos lo consideren como un ser caduco y anacrónico, preguntándose en qué caverna habrá residido en las últimas tres décadas.
   La primera vez que me di cuenta de que existía un mundo fantástico fue cuando vino un día a visitar a mi madre la única tía de mi familia que estaba cargada de dinero y de aires sofisticados. Era la esposa de un famoso actor de vodevil y, aunque todavía era joven, había estado en Chicago, En St Louis, e incluso una vez pasó la noche en Denver. Su cabello era rojo, llevaba unos tacones altos y tenía unas formas bellas y tensas que se acentuaban allí donde se supone que deben acentuarse todas las formas deseables (Sé que la palabra "forma" no es adecuada a la edad que tenía, pero lo único que siento es que mi edad no fuera adecuada al hecho de concertar una cita con ella.)
   Cuando penetró en nuestro piso, toda la atmósfera se llenó de una fragancia exótica y seductora que más tarde, a lo largo de mi vida, reconocí como el olor típico de un burdel."

"En Medicina, las modas cambian casi tan de prisa como en el vestido femenino. La panacea que hoy se prescribe se convierte mañana en el tóxico que se proscribe. Los más renombrados cardiólogos tienen aterrorizados a sus parientes con la amenaza del colesterol. El obeso de nuestros tiempos se debate entre su glotonería y sus ansias de supervivencia, bajo la advertencia de que, si no elimina sus grasas, avanza derecho hacia el sarcófago. Los alimentos que hoy día se recomiendan son tan apetecibles como una dieta de papel secante. Los huevos son poco menos que venenosos, y los opulentos que antes desdeñaban la margarina, se relamen ahora al comerla, como si fuera un costoso manjar.(...) La otra noche tomé la típica cena exenta de colesterol: calabaza hervida, leche descremada y gelatina. Estoy seguro de que, comer así, no prolongará mi vida, pero también creo que la existencia me parecerá mucho más larga."

En la fotografía, vemos a Groucho junto Eve Arden en un momento de su película "At the Circus"

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sábado, 2 de julio de 2022

Santa Loretta Young


Loretta Young fue una prolífica actriz del Hollywood de los años 30 y 40 durante los cuales era habitual que participara en más de cuatro películas anuales; guapa, resultona, agradable en la pantalla y con unos preciosos ojos, el público no se cansaba de ella y por tanto terminó por tenerla hasta en la sopa. Incluso tuvo un programa de televisión que fue un tremendo exitazo durante 8 años. 

Sus películas no eran precisamente la "crème de la crème", pero eran amenas y fáciles de disfrutar, muchas veces gracias a su sola presencia; el poco calibre de los films para los que era contratada no fue óbice para que lograra hacerse con un Oscar a la mejor actriz gracias a su papel en "Un destino de mujer" (1947- J.C. Potter). 

Se cuenta que era una actriz de una desmedida devoción católica, lo que sin duda le abrió algunas puertas pero también le granjeó alguna que otra antipatía, entre las cuales se contaba la de la siempre difícil Joan Crawford, que era poco amiga de remilgos y mojigaterías. En una fiesta a la que asistieron ambas, allá por los años 30, un amigo común fue a sentarse en una silla y a la Crawford no se le ocurrió otra cosa que advertirle visiblemente sobresaltada:

  "¡No te puedes sentar ahí! Loretta Young se acaba de levantar y todavía tiene la marca de la cruz en ella"

Robert Mitchum, perfilaba aún más el retrato de la supuesta Santa Loretta y en una entrevista ofrecida a la revista Fotogramas hace años, comentaba:

"Loretta Young iba a todas partes con una bolsita y si decías una palabrota te pedía como penitencia cincuenta centavos. Si decías una palabra muy gorda te exigía un dólar. Daba el dinero a obras benéficas. Un día le pregunté cuánto tendría que darle si le dijera que me gustaría irme con ella a la cama. Me respondió: Eso es gratis"

Y es que Santa Loretta cuando era tentada por algún diablillo, como lo era el bueno de Mitchum, difícilmente lograba mantener el halo sobre su cabeza, por no decir otra cosa. Supongo que Clark Gable también la encontró en un momento de debilidad cuando tuvo un tórrido romance con ella, que motivó que parte de aquellos donativos fueran destinados a la obra de la "St. Anne´s Maternity Hospital de Los Ángeles para madres solteras". Curiosamente la película en la que tuvieron aquel encontronazo amoroso tenía el muy apropiado título de "La llamada de la selva"

Como decía la letra de la canción de Agustín Lara: "Por qué te hizo el destino pecadora si no sabes vender tu corazón...". Pero la de Clark Gable con Loretta Young es otra historia que contaremos otro día.


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