"Es incapaz de actuar. La voz parece un estridente chillido. Es totalmente insegura de si misma. No sabe ni siquiera refugiarse en su propia insignificancia"
Esas durísimas palabras hablaban de Marilyn Monroe, una de las mejores actrices de comedia del Hollywood clásico a la vista de los resultados, y es que los inicios de Norma Jean en el mundo del cine debieron ser realmente duros y no quiero imaginar las proposiciones que tuvo que ir sorteando e incluso aceptando para poder ir avanzando en aquel mundillo tan difícil. Ya en 1944, el director de la agencia de modelos Blue Book le dijo: "Mejor estudia secretariado o consíguete un marido". A pesar de ello, tenaz y persistente persiguiendo sus sueños, consiguió ser portada en decenas de revistas y en 1946, ya divorciada de su celoso marido quiso probar suerte con el cine.
Marilyn consiguió ser contratada como extra por la Twentieth Century Fox durante seis meses, pero no logró llamar la atención y su contrato no fue ampliado. Lo único que sacó de aquella etapa fue su nombre artístico. Norma Jean desaparecía de la escena y nacía Marilyn Monroe; en los estudios le adjudicaron el nombre de Marilyn por Marilyn Miller, una de las actrices de Broadway más famosas en los años 20 y 30 y Monroe, el apellido de soltera de su abuela, lo escogió la propia actriz. Al respecto la actriz decía: "Nunca me ha gustado el nombre Marilyn. A menudo he deseado que aquel día me hubiera quedado con Jean Monroe. Pero supongo que ahora es demasiado tarde para hacer nada sobre ello"
Después pasaría por la Columbía Pictures donde tras someterse a una prueba de cámara, el responsable del casting anotó en su ficha las palabras con las que comenzábamos esta entrada:
"Es incapaz de actuar. La voz parece un estridente chillido. Es totalmente insegura de si misma. No sabe ni siquiera refugiarse en su propia insignificancia"
A pesar de esta durísima reseña y solo Dios sabe cómo, logró un papelito como la bailarina "Peggy" en el musical "Ladies of the Chorus" que pasó sin pena ni gloria y en consecuencia su contrato fue rescindido. Supongo que en estos inicios fue donde aprendió una de las grandes verdades de aquella industria: "En Hollywood te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma"
Experta en nadar contracorriente, aún quedarían un par de años de esfuerzos hasta que empezara a aparecer brevemente, de la mano de la Twentieth Century Fox, en películas tan maravillosas como "La jungla de asfalto" o "Eva al desnudo", incrementando poco a poco sus minutos en pantalla con films como "Clash by night", "Me siento rejuvenecer" o "Niebla en el alma" película en la que actuaba junto a Richard Widmark y tras la cual un crítico del New York Daily Mirror ya sentenciaba:
"Marilyn Monroe, cuyas interpretaciones en la pantalla no han encontrado hasta hoy mayor dificultad que la de mostrar sus atributos físicos, demuestra ahora en Niebla en el alma, estrenada en el Globe, que es algo más que una mujer sexy: tiene buenas perspectivas dramáticas. Richard Widmark comparte el protagonismo en el melodrama de la Twentieth Century-Fox, pero queda eclipsado por el brillo de la nueva belleza. Es una mujer atractiva incluso con el vestido gris de una niñera. Ella es lo que necesita el cine: unas cuántas más como ella y la industria prosperaría... La interpretación que realiza la señorita Monroe de una bella joven algo desequilibrada, supone una sorpresa. Está totalmente introducida en el personaje, por cuya dirección debe alabarse al joven británico Roy Baker...Niebla en el alma tiene un buen ritmo, un argumento intrigante, y muchas bazas, la más importante de las cuales es la señorita Monroe."
Y ya no quedaría mucho para que conquistara a todos como Rose en "Niágara", aquella voluptuosa femme fatale enfundada en un traje rosa que llamaba más la atención que las propias cataratas. Tras la película un crítico del New York Times decía:
"Si algún espectador piensa que el romántico melodrama que gira en torno a las cataratas y la señorita Monroe no es en el fondo tan espectacular, está en su pleno derecho. Vistos desde cualquier ángulo, las cataratas y la señorita Monroe dejan muy poco que desear a un público razonablemente atento... Puede que la señorita Monroe todavía no sea una actriz perfecta. Pero ni el director ni los caballeros que manejaban la cámara parecen haberse preocupado por ello en lo más mínimo. Han captado todas y cada una de sus curvas, tanto en la intimidad del tocador, como enfundada en ceñidos vestidos igualmente reveladores. Y han ilustrado de manera bastante evidente que Marilyn puede ser muy seductora incluso cuando camina".
La transformación se había completado, la tentación rubia había logrado llegar a la cima contra viento y marea. A pesar de su supuesta "insignificancia" terminaría por convertirse en uno de los íconos de todo un siglo.
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