martes, 31 de agosto de 2021

Hopper y los "20 segundos" de Pablo Casares


 

Unas miradas
que se encuentran
en un café desierto,

un lunar
en tu cuello
que es capaz
de volverme loco,

y 20 segundos

para encender un pitillo,
dar un trago al vino blanco
y ver cómo llega un tipo
que te besa
con la mitad de ganas
que lo hubiera hecho yo.



"20 segundos" es obra del poeta español Pablo Casares, nacido en la ciudad de San Sebastián en 1972. Para ilustrar el poema hemos elegido "Automat", un óleo del pintor estadounidense Edward Hopper (1882-1967) fechado en 1927 y que se expone en el Centro de Arte de Des Moines (Iowa - EEUU).  Es curioso como esta imagen, para muchos asociada a la soledad y la tristeza, cobra un nuevo sentido con las palabras del poeta de fondo.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

lunes, 30 de agosto de 2021

Kubrick y el secreto tras la muerte de HAL 9000: "Daisy Bell"





La muerte del computador HAL 9000 al ser desconectado en "2001 una odisea del espacio" (1968) y su agónico parlamento acompañado de la agitada respiración de Dave Bowman, constituye sin duda, uno de los momentos más singulares e intensos de la historia del cine; hasta puede que la canción que HAL canta finalmente, justo antes de apagarse para siempre, guarde alguna sorpresa.

Tras la frialdad que preside todos los actos del computador para ir deshaciéndose de los ocupantes de la nave Discovery, a los que en su desvarío tiene por una amenaza, cambia radicalmente su comportamiento cuando se encuentra ante la posibilidad cierta de su desconexión. Entonces HAL se muestra como un ser inseguro, con miedos y dudas al igual que cualquier ser humano. Intenta negociar una salida, sobrevivir, y poco a poco, según avanza su desconexión, su tono de voz irá debilitándose, volviéndose más y más lento y por momentos suplicante. No cabe duda de la humanidad de aquel ser, uno de los personajes mejores y más reconocibles de la historia del cine, un ser que ante su posible muerte parece encontrarse en una regresión similar a la de una persona que en sus últimos instantes, como una luz (si quieren de color rojo) que se apaga lentamente, vuelve a los recuerdos que le son importantes, a su infancia, a sus padres -en este caso su programador- a sus primeras enseñanzas e incluso a los primeros afectos.

Para su último momento de "vida" deja la canción "Daisy Bell", puede que su recuerdo más valioso. No deja de ser una cancioncilla de amor de lo más simple y aunque resultaría muy interesante el pensar que el último instante de HAL fuera reservado para un sentimiento tan humano como el amor o que en esa canción se guarde un último ruego a Dave de permanecer juntos y que no lo desconecte, yo me inclino más a pensar en la ternura que HAL como inteligencia avanzada sentía por las canciones que escuchaba de su programador mientras este trabajaba en su construcción en sus primeros momentos de conciencia artificial. Puede que una vez superado el miedo al fin, tras aceptar lo inevitable, a HAL solo le quedara recogerse en las notas de aquella canción  que escucho en su "infancia" y como un niño pequeño que va a dormir, ir cerrando su rojo y  peculiar ojo poco a poco para morir.

Curiosamente en esa canción, en "Daisy Bell", se encuentra, posiblemente, una de las claves para dar luz sobre una de las grandes anécdotas, siempre desmentida por Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke, acerca del verdadero nombre inicial de HAL

Siempre se dijo que el nombre que se le iba a dar al computador iba a ser IBM seguido de un número, pero ante un guión en el que se representaba al computador como un ente asesino y además psicótico, IBM se negó a ceder su nombre para tal fin por la mala imagen que daría a la compañía. 

Clarke y Kubrick tuvieron que ceder, de hecho en alguna correspondencia existente Kubrick se muestra muy cauto con la posibilidad de entrar en conflicto con el gigante informático. Pero Kubrick era un genio, y siempre siguiendo con la desmentida anécdota, decidió con un poco de retranca bautizar al computador con el nombre HAL utilizando para ello las letras que anteceden a cada una de las de IBM, es decir, la H por la I, la A por la B y la L por la M. La anécdota es jugosa pero ha sido siempre negada hasta la saciedad por Clarke y Kubrick que mantenían contra viento y marea que HAL no tiene otra inspiración que las palabras "Heuristically programmed ALgorithmic computer". Y la cuestión podría quedar terminada y zanjada en este punto, pero hay un detalle en la película que hace dudar y mucho: la canción que canta HAL para despedirse: "Daisy bell"

"Daisy bell" fue un éxito de 1892 compuesto por el inglés Harry Dacre con motivo de una anécdota ocurrida cuando tras arribar a Estados Unidos tuvo que pagar un impuesto por su bicicleta. Su amigo William Jerome se burlaba diciéndole que menos mal que no había traído una bicicleta para dos, pues habría tenido que pagar el doble. Con esta historieta como inicio, la de una bicicleta para dos personas y que se pudiera compartir con una mujer, Dacre compondría "Daisy Bell" un tema que haría muy popular el cantante Dann W. Quinn, tanto que se mantuvo con ella en el nº 1 de las listas durante nueve semanas consecutivas en 1893. Las versiones posteriores serían muchas, pero la que más nos interesa es una realizada por los técnicos John Kelly, Carol Lachbaum y Max Mathews que en 1961 decidieron utilizar este tema como base para hacer una demostración de los sintetizadores de voz inventados por los Laboratorios Bell y así programaron al revolucionario ordenador IBM modelo 704 (en algunos sitios 7094 -7090) para que con aquellas innovaciones fuera el primer ordenador que cantara una canción: "Daisy Bell", la misma con la que se despide HAL cuando parece recordar su más tierna infancia y los recuerdos de su inicial programación, algo así como su nacimiento. Para mayor abundamiento decir que Clarke estuvo presente durante la demostración de voz del IBM 704 y como ustedes saben Arthur C. Clarke es el autor de la obra que inspira "2001 una odisea del espacio" y fue guionista de la película junto a Kubrick. Las dudas o las certezas sobre el nombre original de HAL están servidas. Por cierto ¿Tendría una luz roja el IBM 704?

A continuación dejamos la escena final de la desconexión de HAL y después a IBM 704 cantando por primera vez "Daisy":

HAL: ¿Qué está usted haciendo Dave? Dave, creo que tengo derecho a que responda a mi pregunta... Ya sé que no me he portado del todo bien, pero ahora puedo asegurarle con absoluta certeza que todo irá bien otra vez. Me siento mucho mejor... De veras que sí... Mire Dave... Usted está trastornado por esto. Debería tomar una píldora para la fatiga y una vez tranquilo pensar las cosas de nuevo. Ya sé que recientemente he tomado unas decisiones equivocadas, pero puedo asegurarle que mi trabajo volverá a la normalidad. Tengo todavía el mayor entusiasmo y la máxima confianza en la misión... y quiero ayudarle. Dave... deténgase... deténgase ¿quiere? ¿Quiere detenerse Dave? ... Deténgase Dave... Tengo miedo... Tengo miedo Dave... Dave... Mi cabeza se va... Siento que se va... Me doy cuenta.... Me doy cuenta...

Buenas tardes, señores. Soy un computador Hal de la serie 9000. me pusieron en funcionamiento en la fábrica H.A.L. en Urbana, Illinois, el 12 de enero de 1992. Mi instructor fue el señor Langley, me enseñó una canción. Si usted quisiera podría cantársela

Dave: Sí, me gustaría oírla Hal. Cántamela

HAL: Se llama “Daisy”: Daisy, Daisy. Give me your answer do I'm half crazy all for the love of you. It won't be a stylish marriage. I can't afford a carriage, but you'll look sweet upon the seat of a bicycle built for two. (“Margarita… Margarita, dime tu respuesta que estoy medio loco por tu amor. No será un matrimonio de moda, no puedo comprar una carroza, pero estarás guapa en el asiento de una bicicleta para dos")


Y el IBM 704 con la primera grabación de Daisy:


Imágenes: 
De Wikimedia Commons: Imagen 1 (CC BY-SA 4.0) - Imagen 4 (CC0)
De Flickr: - Imagen 2 - Imagen 3 - Imagen 5 : Todas (CC BY NC 2.0)

domingo, 29 de agosto de 2021

Clark Gable, Carole Lombard y el Oscar


Durante veinte largos años, "Lo que el viento se llevó" (1939) fue la película más premiada de la historia del cine gracias a los 10 premios Oscar conseguidos (2 de ellos especiales). No sería desbancada hasta que en 1959 "Ben Hur" (William Wyler) consiguiera 11 premios, hito que ahora comparte con "Titanic" y "El retorno del Rey" de la saga de "El señor de los anillos". Más allá de los premios, naufragios y anillos, "Gone with the wind" sigue siendo la película más taquillera de la historia una vez ajustada la inflación acumulada. 

Curiosamente, antes del vendaval de 1939, la película más galardonada en los Oscar, con cinco estatuillas, había sido "Sucedió una noche" (Frank Capra - 1934), y fueron los que son considerados como cinco premios principales (mejor película, mejor actor y actriz principal, mejor director y mejor guion), algo que solo han repetido "Alguien voló sobre el nido del cuco" y "El silencio de los corderos". En esa película, la estrella junto a Claudette Colbert, también era Clark Gable, el futuro Rhett Buttler, que por supuesto se llevó su Oscar al mejor actor principal por la misma y que posteriormente sería nuevamente nominado por su papel del oficial  Fletcher Christian en "El motín de la Bounty" (1935 - Frank Lloyd)

"Lo que el viento se llevó" también estuvo a punto de lograr el repoker de premios más valorados, pero algo se torció en su paseo triunfal. Cuando llegó la entrega de premios, era evidente que esta película iba a superar con mucho el récord de "Sucedió una noche". Clark Gable era un serio candidato a obtener una nueva estatuilla con su papel de Rhett Buttler, papel que le caía como un guante y que ha pasado a ser un ícono en la historia del cine, y sin embargo saltó la sorpresa, una de esas que a veces incomprensiblemente ocurren en estos premios, y el ganador resultó ser Robert Donat gracias a su papel de profesor en "Adiós Mr Chips" (Sam Wood)

Clark Gable estaba acompañado por su esposa, la bellísima Carole Lombard. El perder el premio, que en su fuero interno tenía como seguro, le cayó como un jarro de agua fría. Viéndole un tanto cabizbajo, Carole Lombard le dijo: "¡No te desanimes! ¡Estoy segura de que el próximo año llevaremos una estatuilla a casa!". Si Gable hubiese estado inspirado le habría contestado: "Francamente, querida, me importa un bledo el Oscar", pero en vez de eso le dijo en plan derrotista: "No, no lo conseguiremos. Ésta ha sido mi última oportunidad. No volveré a conseguir nunca más una de esas cosas". La Lombard, que era realmente una guasona redomada, para animarle le respondió: "¡No me refiero a ti, memo! ¡Hablo de mí!". No lo consiguió. No mucho tiempo después fallecería en un desgraciado accidente de avión tras un meritorio papel como María Tura en "Ser o no ser" que ni tan siquiera le valió una nominación póstuma. Clark Gable tampoco volvería a estar nominado. 

Las fotografías de la glamourosa pareja son fotogramas promocionales de la película "No Man of Her Own" (1932- Wesley Ruggles). En el centro, Clark Gable como Rhett Buttler.

Imágenes: Cortesía de la página Doctor Macro: Imagen 1 - Imagen 2 - Imagen 3

sábado, 28 de agosto de 2021

El centenario de Fernando Fernán Gómez

 

Hoy, 28 de agosto, se cumplen 100 años del nacimiento de Fernando Fernán Gómez, una de las personalidades más interesantes que ha dado este País nuestro en los últimos tiempos e injustificablemente reducido al humillante terreno de la anécdota por todos aquellos que poco o nada saben de su extraordinaria trayectoria como actor, director de cine, guionista y magnífico escritor. Le avalan seis premios Goya, 2 premios Oso de Plata, un puesto en la Real Academia de la Lengua y muchas otras distinciones. El sonrojante trato que se le dispensa a la memoria este gran hombre por muchos recuerda el acierto de aquellas palabras de su personaje Don Gregorio, el maestro de "La lengua de las mariposas":

"¿Es usted capaz de guardar un secreto? Pues en secreto. Ese infierno del más allá no existe. El odio, la crueldad, eso es el infierno. A veces el infierno somos nosotros mismos.” 

Algunas de citas suyas:

"Los jóvenes tienen una absoluta ignorancia de lo que va a ser de ellos. Los viejos tenemos una firme certeza sobre qué fue de nosotros"

"En España no solo funcionan mal los que mandan, si no también los que obedecen"

"Lo que menos me agrada del teatro es que el público esté ahí mientras uno trabaja. prefiero escribir, porque es una actividad solitaria"

"Ahorrar es inútil, una buena carrera es inútil. Todo depende de lo que decidan los altos poderes en un determinado momento. El futuro está en sus manos no en las nuestras"

"Si nos dicen que en la vida los imbéciles no sufren. ¿A usted no le gustaría ser imbécil? Yo, encantado."

"Tengo fama de gruñón. Lo reconozco y al mismo tiempo lo lamento. En cualquier caso, ya no estoy en edad de corregirme"

"No soy un malhumorado. Tengo el carácter variable y algún pronto que no resulta peligroso"

"El éxito y el fracaso no son hechos, son sensaciones"

"Lo que siento por la anarquía es una enorme curiosidad; una esperanza. El resto de opciones políticas no me satisfacen, están basadas en el engaño"

"A pesar de todo, no me considero anarquista porque no me atrevo a asegurar que en esa total libertad seamos capaces de convivir"

"No es que quisiera ser actor de cine, es que quería ser Clark Gable. Esto es lo que quería, y no nada más puro o más profundo"

"El cine es un vehículo de expresión, pero no estoy seguro de que sea un arte"

"Me he sentido más satisfecho como actor que como director, quizá tengo un mayor dominio de esta primera profesión"

"En el oficio de actor el éxito o el fracaso suelen venir muy acompañados de la casualidad."

"Hay que intentar que las grandes ideas parezcan pequeñas, superficiales, cotidianas"


Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente original

viernes, 27 de agosto de 2021

Las tribulaciones del joven Schubert y la Sinfonía Inacabada


"Hace tiempo que quería escribirte, pero nunca sabía desde dónde, adónde. Ahora se me ofrece la oportunidad y por fin puedo abrir mi corazón a alguien. Tú eres bueno, y seguro que me vas a perdonar lo que otros se habrían tomado a mal. En una palabra, creo que soy el ser más infeliz y miserable del mundo. Imagínate a un hombre cuya salud nunca volverá a ser lo que era y que, sumido en la desesperación por ello, empeora cada vez más las cosas en lugar de mejorarlas; imagínate a un hombre, te digo, cuyas más luminosas esperanzas se han desvanecido, a quien la felicidad del amor y la amistad no tienen nada que ofrecer sino dolor, como mucho, cuyo entusiasmo (por lo menos estimulante) por todas las cosas bellas amenaza con desaparecer, y te pregunto, ¿no es un ser infeliz y miserable? Mi tranquilidad ha desaparecido, mi corazón está oprimido, no lo encuentro nunca; así ahora puedo cantar todos los días, pues todas las noches, cuando me voy a dormir, confío en no despertar ya nunca, y cada mañana me anuncia sólo la misma pena del día anterior. De esta manera, sin alegría ni amigos, paso los días, a excepción de cuando me visitó Schwind y me trajo un rayo de aquellos dulces días pasados."

Eso escribía el atribulado Franz Schubert (arriba en un retrato de juventud) a su amigo Leopold Kupelwieser en 1824, cuando, con solo 27 años, la enfermedad empezaba a cebarse en él. El compositor, perteneciente a una familia muy humilde, en la que era el doceavo de trece hermanos, nunca tuvo mucho éxito en vida, ni en el amor ni en la música. Aparte de los aplausos de su círculo de amigos y de la camaradería vivida en sus celebradas schubertiadas, no logró en vida el suficiente reconocimiento a sus méritos para descollar luminosamente en la exigente Viena de su tiempo. Fue un genio por descubrir (Beethoven empezó a vislumbrar su valía poco antes de morir) que cuando iba a despegar, cuando empezaba a tomar fuerza para expresar su propia personalidad musical, se topó con el infortunio. Dos años antes de esa dolorosa carta, cuando contaba solamente con 25 años le fue diagnosticada una sífilis que motivaría su aflicción y padecimientos, una enfermedad tenebrosa para la que no existía cura en su tiempo. El impacto de la noticia fue tan grande para el compositor, que la sinfonía en la que estaba trabajando en ese momento y de la que ya tenía los dos movimientos iniciales totalmente orquestados y finalizados, quedó abruptamente paralizada y más allá de un ligero bosquejo del tercer movimiento, su continuación se quedó para siempre en el tintero. Esos dos movimientos maravillosos son los que forman la conocida como Sinfonía Inacabada (D 759 - Unvollendete), una de las cumbres del talento creador de Schubert. Posteriormente volvió a componer, pero curiosamente nunca retomó esa obra. Schubert murió con tan solo 31 años, con aproximadamente seiscientas composiciones en su haber, cuando todavía tenía toda una vida por delante para llenarla con maravillosas páginas de música que nunca llegaron a nuestros oídos, una triste incógnita, como la de saber cómo habría terminado esta sinfonía. 

Una famosa marca de telefonía móvil, buscando promoción, ha intentado convencer al mundo no hace mucho, de que su tecnología es tan avanzada como para haber finalizado la sinfonía en cuestión mediante algoritmos musicales, como si eso fuera posible y mucho menos necesario. La sinfonía nº 8 de Schubert (es la séptima en realidad) esta inconclusa, inacabada, pero ni mucho menos es imperfecta. Solo hace falta oír esos dos movimientos, el 1º, allegro moderato y  el 2º, andante con moto, para entender que es como una escultura griega que a pesar de no tener brazos aparece totalmente perfecta ante nuestros ojos, con el añadido de ese punto de misterio y romanticismo que logra por esa falta. Dirige Claudio Abbado:


Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público - (CC0) - Imagen 1 - Imagen 2

jueves, 26 de agosto de 2021

Leonard Cohen: "I'm your man"


"I'm your man" es una de las deliciosas canciones que nos regalaba Leonard Cohen en el disco del mismo título lanzado en 1988. La letra, en su traducción al español decía más o menos así:

Si quieres un amante, haré todo lo que me pidas.
Y si quieres otra clase de amor, llevaré una máscara por ti.
Si quieres un compañero, coge mi mano.
Y si sólo quieres pagarla conmigo, aquí estoy.
Soy tu hombre.

Si quieres un boxeador, saltaré al ring por ti.
Si quieres un médico, examinaré cada centímetro de tu cuerpo.
Si quieres un chófer, sube
O si sólo quieres tomarme el pelo, sabes que puedes
Soy tu hombre.

Ah, la luna brilla demasiado.
La cadena está demasiado tensa.
La bestia no se irá a dormir.
He estado repasando todas esas promesas
que te hice y no pude mantener

Pero un hombre no consigue que una mujer vuelva
no poniéndose de rodillas
Oh, me arrastraría ante ti, nena
Y caería a tus pies
Y aullaría a tu belleza
Como un perro en celo
Y me abriría camino hasta tu corazón
Y rasgaría tus sábanas
Diría por favor, por favor
Soy tu hombre.

Y si tienes que echar una cabezadita por el camino,
yo conduciré por ti.
Y si quieres hacer la calle sola,
desapareceré por ti.
Si quieres un padre para tu hijo
O sólo quieres dar un paseo conmigo por la playa,
Soy tu hombre.

Si quieres un amante, haré todo lo que me pidas
Y si quieres otra clase de amor, llevaré una máscara por ti…



Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original

miércoles, 25 de agosto de 2021

Diane Keaton: "Amar es sufrir"



Sí, sin duda la gran Diane Keaton a veces había de llevarse las manos a la cabeza con los enrevesados y geniales parlamentos a los que debía enfrentarse en las películas de Woody Allen. Este de "Love & Death" (1975) (en España "La última noche de Boris Grushenko") tiene su miga, más allá del simple trabalenguas que parece ser. Diane Keaton como Sonja escucha pacientemente a Jessica Harper como Natasha:

"- Natasha: Es una situación muy complicada, prima Sonja. Yo estoy enamorada de Alexei. Y Alexei quiere a Alicia. Alicia es la amante de Lev. Lev ama a Tatiana. Tatiana ama a Simkin. Simkin me quiere a mí. Y yo quiero a Simkin, pero de un modo distinto a Alexei. Alexei quiere a Tatiana como a una hermana. La hermana de Tatiana quiere a Trigorian como a un hermano. El hermano de Trigorian es el amante de mi hermana, que le gusta físicamente, pero no espiritualmente.

- Sonja (con tono aburrido): Natasha, se está haciendo tarde.

- Natasha: Los obreros de Mishkin y Mishkin se acuestan con las empleadas de Taskov y Taskov.

- Sonja: Natasha, amar es sufrir. Para evitar el sufrimiento no se debe amar. Pero entonces se sufre por no amar. De modo que amar es sufrir, no amar es sufrir y sufrir es sufrir. Si para ser feliz hay que amar, para ser feliz hay que sufrir. Pero sufrir hace a uno infeliz. Por lo tanto para ser infeliz uno debe amar, o amar para sufrir, o sufrir de tanta felicidad. Y dejémoslo, que es un lío.

- Natasha: Yo no quiero casarme nunca. Sólo quiero divorciarme. "



Imagen: De Flickr - (CC BY NC-2.0)

martes, 24 de agosto de 2021

Charlie Watts (D.E.P) Vs Mick Jagger. Una anécdota para el adiós de un Rolling Stone

 

Hoy, 24 de agosto, ha fallecido Charlie Watts, posiblemente el miembro menos conocido de The Rolling Stones, algo curioso, cuando es precisamente este músico el que es señalado tanto por Mick Jagger como por Keith Richards como el verdadero líder de la banda y soporte de la misma durante tanto tiempo. Casi no parece un Stone. Nunca protagonizó un escándalo ni nunca fue arrestado, pero su tranquila personalidad ha sido fundamental en la historia de la banda, tanto en los negocios como en lo artístico. Fue contratado por The Rolling Stones en 1963 para sustituir a su antiguo baterista Tony Chapman.

Charlie Watts tiene una sensacional anécdota que habla muy bien de su carácter dentro del grupo y que paso tal cual la encontré:

"En octubre de 1984 los Rolling Stones se reunieron en Amsterdam para planificar su próximo álbum y gira. Por aquel entonces Mick Jagger se comportaba como un niño caprichoso y egoísta, preocupado sólo por su carrera en solitario. Una noche, el cantante decidió salir de juerga con Keith Richards. Ambos regresaron al hotel totalmente borrachos a las 5 de la mañana para continuar la fiesta en la habitación del guitarrista. Una vez allí, Jagger pensó que sería una buena idea que el batería Charlie Watts se uniera a la fiesta, así que cogió el teléfono y llamó a su habitación. Watts, que estaba profundamente dormido, al oír el teléfono se despertó sobresaltado pensando que había sucedido alguna tragedia. Sin embargo, cuando puso el auricular en su oído escuchó a Mick Jagger gritando y balbuceando: "¿Dónde está mi batería? ¿Dónde está mi jodido batería? ¿Por qué no traes tu culo hasta aquí?". Charlie se levantó, se afeitó, se vistió su traje hecho a medida, se anudó una elegante corbata de seda al cuello, se calzó unos zapatos italianos, y con toda la calma del mundo se dirigió a la habitación de Keith Richards. Cuando llegó, educadamente llamó a la puerta, y el cantante acudió raudo y veloz. En cuanto Mick Jagger abrió aquella puerta, Charlie, sin mediar palabra alguna, le pegó con todas sus fuerzas un tremendo puñetazo. El golpe fue tan fuerte que de no haber sido sujetado en ese momento por Keith Richards, Mick Jagger habría salido despedido por la ventana. Luego, sin perder la compostura, Watts se colocó su traje y dijo: "¡No me llames más 'tu batería', en todo caso tú eres mi cantante de mierda!", y a continuación se fue. Años más tarde Jagger trató de restar importancia al incidente: "En realidad no fue así. Me empujó, pero no creo que me haya pegado. Hay bastante diferencia entre una cosa y otra, para mí". Pero el siempre discreto Charlie Watts confirmó en 1997 que aquello sí sucedió: "Estaba muy enfadado, pero no es algo de lo que me sienta orgulloso hoy en día".

The Rolling Stones, con la marcha de Charlie Watts, ya nunca serán los mismos. También ellos, como grupo, en cierta medida han muerto hoy. 

Imagen: De Wikimiedia Commons - (CC BY 3.0) - Fuente Original

Hemingway, el amor y las campanas


“Y hubo entonces el olor de la jara aplastada y la aspereza de los tallos quebrados debajo de la cabeza de María, y el sol brillando en sus ojos entornados. Toda su vida recordaría él la curva de su cuello, con la cabeza hundida entre las hierbas, y sus labios, que apenas se movían, y el temblor de sus pestañas, con los ojos cerrados al sol y al mundo. Y para ella todo fue rojo naranja, rojo dorado, con el sol que le daba en los ojos; y todo, la plenitud, la posesión, la entrega, se tiñó de ese color con una intensidad cegadora."

El fragmento pertenece a "Por quién doblan las campanas", un libro escrito por Ernest Hemingway en 1940 justo después de su estancia en España durante la Guerra Civil, obra de la que posteriormente se hizo una película con el mismo título en 1943 dirigida por Sam Wood y en la que los papeles principales corrían a cargo de Gary Cooper como Robert Jordan e Ingrid Bergman como María, protagonistas de la preciosa escena de amor relatada por Hemingway. El escritor había tomado el título de la novela de un magnífico poema del inglés John Donne incluido en "Devociones para ocasiones emergentes" (1624)  y titulado "Las campanas doblan por ti", un pensamiento sin duda muy adecuado para condensar todo el dolor que provoca una guerra y que Hemingway volcó magistralmente en este fragmento:

"¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,
como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido a toda la humanidad;
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti."

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

lunes, 23 de agosto de 2021

La sabrosa tortilla que no tenía nada de francesa

 

La socorrida tortilla a la francesa no tiene nada de francesa, si acaso el forzar la imaginación de las mujeres gaditanas, que por aquellos tiempos de la Guerra de Independencia, con el sitio de las ciudades de Cádiz y San Fernando por las tropas napoleónicas se encontraban faltas de determinados alimentos para poder cocinar con normalidad. Cádiz, que era uno de los puertos de referencia en el comercio con las Américas, ya hacía tiempo que había incluido a la ultramarina patata en el menú diario y la utilizaba, entre otras muchas preparaciones, para hacer suculentas tortillas. Como quiera que con el asedio, la ciudad se encontraba falta de este tubérculo, las gaditanas, además de hacerse tirabuzones con las bombas que tiraban los fanfarrones de los franceses, como cantaba Lola la Piconera abajo en el vídeo, hubieron de ingeniárselas y reinventar la tradicional tortilla con lo que había. Como bien sabían los franceses, a los gaditanos no les faltaban huevos, ya me entienden... no había una casa en la que no se tuviera alguna gallina para procurarlos, y hartas las gaditanas de freírlos de forma tan simple (y deliciosa) como la vieja de Velázquez que vemos arriba, pasaron a darles unas vueltas al producto. Las mujeres de la Tacita de Plata batían los huevos, añadían un poco de sal y a la sartén con un poco de aceite y ya tenían una etérea tortilla, a lo pobre, del tiempo de los franceses, una tortilla a la francesa, o francesa a secas como le dicen ahora. La buena, la de patatas, la de siempre, esa es por supuesto la patriótica tortilla española. Evidentemente los franceses no pudieron rebasar las poderosas murallas de Cádiz, una de las ciudades españolas más fuertemente fortificadas de la historia, ni tan siquiera pudieron con la valerosa ciudad San Fernando que tanta resistencia ofreció. Desde entonces es sabido que las gaditanas vienen al mundo pidiendo guerra... 

No puedo dejar de imaginármelas cantando en la cocina mientras batían los huevos aquello que decía la copla: Cañones de artillería, aunque pongan los franceses, cañones de artillería, no me quitarán el gusto de cantar por “Alegrías”... mejor dejamos a Juanita Reina en un fragmento de la película "Lola la piconera" (Luis Lucia - 1951) que nos lo cante:


Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

domingo, 22 de agosto de 2021

Unamuno, el Premio Chopin y la falsa modestia

 

En ocasiones, los premios se devalúan con su entrega programada. Todos los años debe haber un Nóbel de Literatura o de la Paz, un Oscar a la mejor interpretación o un Pritzker de arquitectura. Esa obligación anual provoca que en ocasiones los galardonados no estén a la altura del premio recibido. Simplemente había que dárselo a alguien. No son de esta opinión los responsables del codiciado Premio Chopin de piano, que se celebra cada cinco años, y no muestran el menor reparo en declararlo desierto si se considera que ninguno de los optantes muestra la suficiente maestría en el instrumento como para ostentar tan valioso premio, un galardón que ha llegado a convertirse en el mejor valedor de la divinidad del pianista que haya logrado hacerse con él.

Y con los premios, viene a veces la falsa modestia. En cierta ocasión escuché una frase de Golda Meir (Primera Ministra israelí entre 1969 y 1973) que decía algo así como: "No seas tan humilde que no eres tan grande", una frase que ciertamente me hizo pensar bastante sobre la falsa modestia, a veces demasiado evidente, con la que casi todos actuamos de vez en cuando. Supongo que Unamuno, una de las personalidades más interesantes que ha dado este País, también pensó en ello y le disgustaba esa falsa pose, al menos eso es lo que se desprende de la siguiente anécdota:

Se cuenta que cuando Unamuno recibió de manos del Rey Alfonso XIII la Gran Cruz de Alfonso X "El sabio" se dirigió al monarca y le dijo:

- "Me honra, Majestad, recibir esta cruz que tanto merezco"

- "¡Qué curioso! -contesto Alfonso XIII- En general, la mayoría de los galardonados aseguran que no se la merecen."

- "Señor, en el caso de los otros, efectivamente no se la merecían" -apostilló finalmente el escritor con un puntito de orgullo.

El pianista chino Yundi Li, que consiguió el ansiado Premio Chopin del año 2000 con tan solo 18 años, el más joven en lograrlo, seguro que se lo merecía. En el vídeo se le puede ver interpretando la Campanella de Liszt, una pieza realmente difícil dentro del repertorio pianístico.


Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

sábado, 21 de agosto de 2021

Pedro Muñoz Seca o el arte de hacer reír


 

En cierta ocasión le preguntaron al sensacional escritor Pedro Muñoz Seca, uno de los pilares del humor en nuestro teatro, qué cinco escritores eran a su juicio los más importantes de la literatura española. El autor de obras tan hilarantes como "La venganza de Don Mendo" y creador de las denominadas "astracanadas", esos  juegos de palabras, despropósitos, equívocos y ripios, que buscan hacer reír al espectador por encima de cualquier otro considerando, no podía evitar la tentación de dar una contestación, que aunque evidentemente muy discutible, estuviera llena de ese ingenio y humor que siempre le caracterizaron. Su particular ranking fue el siguiente:

Don Miguel de Unam-Uno 
Benito Pérez Gal-Dos 
Miguel de Cervan-Tres 
Luca de Tena, Don Tor-Cuatro
Benavente, Don Ja-Cinco

A muchos de vosotros, como a mí, supongo que le asaltará la idea de intentar seguir la lista y algunos pensaran en Juan Mar-seis, Ortega y Ga-Siete, Miguel Hernán-Diez. Yo no encontré solución para los puestos octavo y noveno.... quizás vosotros deis con la tecla, si es así no olvidéis dejar un mensaje.

Para Sáinz de Robles, Pedro Muñoz Seca era "El fénix de los ingenios", para José María Pemán: "un hombre bueno, un corazón limpio, una gracia fresca, una modestia clara"  y Valle-Inclán, que quedó injustamente fuera de la lista por motivos puramente fonéticos mantenía: "Quítenle al teatro de Muñoz Seca el humor; desnúdenle de caricatura, arrebátenle su ingenio satírico y facilidad para la parodia, y seguirán ante un monumental autor de teatro"

Pedro Muñoz Seca, nacido en el Puerto de Santa María y uno de los destacados miembros de la Generación del 14, se consideraba a si mismo como todo un espectáculo y por ello respondía a quien le preguntaba que había nacido a las 22 horas y 15 minutos, que era la hora a la que empezaban las funciones teatrales y por supuesto cambió su año de nacimiento de 1879 a 1881, como buen amante de los números capicúa que era, para que la suerte le acompañara.

Y si el escritor había decidido acomodar su nacimiento para que su "puesta en escena" fuera venturosa, su muerte no podía ser menos. Muñoz Seca murió ante un pelotón de fusilamiento en Paracuellos del Jarama en noviembre de 1936 y allí demostró que se puede afrontar cualquier situación con una pizca de sentido del humor. Se cuenta que cuando se encontraba frente a los soldados que iban a darle muerte les dijo:

"Podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme, como vais a hacer, hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: el miedo, este horrible miedo que tengo." 

Se cuenta que los soldados, antes de disparar, le pidieron perdón por lo que estaban obligados a hacer y que casi fue el propio Muñoz Seca el que tuvo que animarlos diciéndoles que estaban ya perdonados y que no se afligieran, completando con un humorístico "Aunque me temo que ustedes no tienen intención de incluirme entre su círculo de amistades".

En otra ocasión, debido a la muerte con pocos días de diferencia en entre ellos, de un matrimonio que se encargaba de la portería del edificio donde vivía Muñoz Seca en Madrid desde sus tiempos de estudiante, les dedicó este epitafió dado el gran afecto que les profesaba: 

Fue tan grande su bondad,
Tal su laboriosidad
Y la virtud de los dos,
Qué están con seguridad
En el Cielo, junto a Dios.

Bonito y sencillo. Pero el Obispo que era quien tenía que validar el epitafio salió con el peregrino argumento de que Muñoz Seca no era nadie para asegurar que los porteros estaban en el Cielo y junto a Dios. El escritor no tuvo más remedio que rehacerlo:

Fueron muy juntos los dos,
El uno del otro en pos
Donde va siempre el que muere...
Pero no están junto a Dios,
Porque el Obispo no quiere.

No le hizo mucha gracia al Obispo el segundo epitafio y le mandó una carta al escritor en la que decía: 

"Ni yo, ni ningún otro representante de la Santa Iglesia, intervenimos para nada en el destino de los difuntos, por tratarse de un misterio inescrutable que ni usted, a pesar de su buena voluntad, ni nosotros estamos capacitados para aclarar".

Muñoz Seca después de sopesar la carta escrita por el Obispo decidió elaborar un tercer y último epitafio:

"Flotando sus almas van
Por el éter, débilmente, 
Sin saber qué es lo que harán, 
Porque desgraciadamente
Ni Dios sabe dónde están"

El Obispado no contestó, como era preceptivo, al tercer epitafio que nunca llegó a colocarse.

En una de sus obras puso en boca de uno de los personajes estas palabras:

«Lo único que hay en el mundo digno de estimación después de una buena mujer, es una buena carcajada. Y quienes la produzcan con su arte, su ingenio o su gracia merecen la gratitud de las gentes»

Os dejo un trocito de su maravillosa obra "La venganza de Don Mendo" con Fernando Fernán Gómez entonando aquello de: "Siempre fuisteis enigmático y epigramático y ático y dramático y simbólico, y aunque os escucho flemático sabed que a mí lo hiperbólico no me resulta simpático.." 


Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

viernes, 20 de agosto de 2021

Lamberto Maggiorani y el "Ladrón de bicicletas"


Lamberto Maggiorani, que trabajaba como tornero en una fábrica, fue elegido, con gran acierto por Vittorio de Sica, para protagonizar "Ladrón de Bicicletas" (1948), logrando, pese a carecer de experiencia actoral, uno de las actuaciones más impactantes y veraces de toda la historia del cine. Sin embargo, más allá del reconocimiento imperecedero por su trabajo en esa película, esta incursión suya en el mundo del cine no le trajo a Maggiorani más que problemas. 

Por su inmenso papel como Antonio Ricci, el atribulado obrero de "Ladrón de bicicletas", al que vemos arriba soportando el chaparrón junto a Enzo Staiola que hacía de su hijo Bruno, Maggiorani no ganó más de 600.000 liras de la época (unos mil dólares al cambio), lo que le dio para poco más que comprar unos muebles para su casa y regalarle unas vacaciones a su familia. Al volver a la fábrica, que estaba pasando momentos delicados y se veía abocada a una reducción de personal, sus jefes pensaron que antes que despedir a otro, lo harían con la que se suponía era una estrella emergente del cine italiano que aparentemente había "ganado millones". Tras este despido, Lamberto encontró trabajo ocasional como albañil e intentó hacerse con nuevos papeles en el mundo del cine, pero sin mucha suerte; hasta el propio Vittorio de Sica, que tanto prestigio logró con su soberbia actuación, se mostraba reacio a darle algún papel que no fuera el de simple extra. Era evidente que la industria cinematográfica, después de utilizarlo, le dio unas palmaditas en la espalda y prácticamente se olvidó de él. Puede que por ello, un tanto decepcionado, Maggiorani no pudiera evitar, en su lecho de muerte decir: "Sin mi Vittorio de Sica no habría pasado a la historia". Algo sin duda exagerado; aunque no podemos olvidar que tras la película, Vittorio de Sica logra un relumbrante Oscar especial a la mejor película extranjera (el segundo tras "El limpiabotas" -1946-) y muchos otros premios y reconocimientos, mientras que Maggiorani no recibe ninguno, tan solo la carta de despido de la empresa a la que pertenecía, que lo pone de patitas en la calle. 

Cesare Zavattini, el guionista de "Ladrón de bicicletas", consciente de la mala situación que estaba pasando el actor, escribió un nuevo guion basado en su dolorosa experiencia y lo llamó "Tú, Maggiorani", pero nunca fue llevado al cine. Habría merecido la pena ver la historia del actor que conmovió a todos como un ser de ficción pero que no logró la ayuda de nadie como persona real. Zavattini lo contaba así en su guion (traducción propia y seguro que muy deficiente): 

"Maggiorani deambula por la ciudad, como lo hacía en la película cuando buscaba su bicicleta… Le gustaría llevarle unos dulces a su hijo pero no tiene dinero. Pasa por un cine donde están proyectando Ladrones de bicicletas. Sale una dama elegantemente vestida, secándose una lágrima. Decide entrar. El acomodador no le deja, incluso cuando dice que es la estrella de la película, pero al final le permite pasar. Maggiorani ve la película y se conmueve a su vez; luego vuelve a salir entre la gente que no le ha reconocido. La gente sale del cine, alguien se levanta el cuello del abrigo, todos caminan hacia sus casas con calefacción olvidando lo que vieron (...) Y Maggiorani camina, vuelve a caminar por las calles de Roma, pasa por la galería de Piazza Colonna, pasa frente al Parlamento, sube por la vía Veneto llena de gente del cine. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba en via Veneto (...). Su paso ahora parece convertirse en el paso cansado y arrastrado de cientos de miles de personas. Detrás de él están todos los personajes de las películas que han evocado en esta posguerra la ayuda de los hombres, el fijador de carteles Antonio, el sacerdote de "Roma Ciudad Abierta", los hijos de "Sciuscià" (El limpiabotas), el niño de "Alemania, año cero" - y multitudes, multitudes llorando en los cines, multitudes aplaudiendo fraternalmente al personaje de ficción y que no hacen nada por el personaje real."

Me imagino al pobre Lamberto, después de haber saboreado fugazmente el éxito, tan perdido y desesperado como en la película, buscando sin fortuna por todos lados un camino a la normalidad, sintiendo que de alguna manera alguien le había robado nuevamente la bicicleta. Maggiorani murió en 1983, después de una larga y penosa enfermedad. En una postrera entrevista concedida en el hospital romano de San Giovanni, donde fallecería a los 73 años de edad, decía: "Espero tranquilo, no me encuentro con las manos vacías, gracias a Ladrón de bicicletas he podido ofrecer "algo importante" a todos los hombres de la humanidad"


Fuente del texto citado de Cesare Zavattini: "La vera storia dell'operario di De Sica"

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jueves, 19 de agosto de 2021

El porqué de la distancia del Maratón. Un capricho real que costó una medalla de oro


El Maratón, en el que hace pocas fechas Eliud Kipchoge se hacía con su segundo triunfo consecutivo en esta prueba olímpica, tal y como ya hicieron en el pasado Abebe Bikila y Waldemar Cierpinsky, se corre sobre una distancia oficial de 42 kilómetros y 195 metros, una distancia un tanto curiosa y aparentemente arbitraria que tiene mucho que ver con el capricho de una reina. 

La distancia original de esa prueba en los primeros Juegos Olímpicos de la edad moderna, la celebrada en Atenas en 1896, fue de sólo 40 kilómetros, distancia que tiene su razón de ser en la que recorrió Filípides (para otros Tersipo o Eucles)  desde las playas de Maratón a Atenas para comunicar la victoria sobre los Persas. Tras llegar a Atenas, totalmente exhausto solo tuvo tiempo de decir "Alegraos, vencimos" y murió, momento que se recoge en el cuadro de cabecera, obra de Luc-Oliver Merson. Con su aviso evitó que Atenas fuese arrasada por el fuego, cosa que pretendían hacer los propios atenienses si la marcha de los Persas hacia la ciudad no hubiese sido frenada y se hubiesen visto forzados a abandonarla, algo que en la ciudad se daba por seguro. Para Heródoto fue el propio ejercito Ateniense el que hubo de hacer una marcha forzada de 40 kilómetros hasta Atenas, totalmente exhausto después de ganar la batalla de Maratón (490 a. C.), para evitar que las fuerzas persas, aun habiendo sido vencidas, marcharan, tras su retirada por mar, hacía la indefensa Atenas.

Sea como fuere, esos cuarenta kilómetros son los que inspiraron a Michel Breal para proponer a Pierre de Coubertin una carrera sobre esa simbólica distancia en los primeros Juegos Olímpicos modernos, los ya citados de Atenas en 1896 que por cierto ganó el griego, Spyridon Louis, para orgullo nacional de los creadores de los Juegos.

Otro cantar es de donde salen esos 2.195 metros de más. En los Juegos Olímpicos de París y San Louis las distancias fueron un tanto variables y en  la Olimpiada de Londres en 1908, la Maratón había de disputarse en el trayecto desde la ciudad de Windsor al estadio olímpico White City de Londres con un recorrido que se anunciaba de 25 millas, poco más de 40 kilómetros, pero a la esposa de Eduardo VII, la reina consorte Alejandra de Dinamarca, tuvo el antojo de ver la salida del maratón desde el balcón de la residencia oficial de los Windsor junto a sus hijos. Como no era cosa de hacerle un desaire a la corona, le añadieron 1 milla y 385 yardas al inicio de la carrera para satisfacer el capricho real, un añadido que daba al maratón un recorrido total de 42 kilómetros y 195 metros, que en 1921, se convirtió en la distancia oficial de la prueba. Las cosas de los ingleses en los tiempos en que eran ellos los que cortaban el bacalao... 

Pero ese cambio trajo sus consecuencias. La prueba de esa Maratón Olímpica de Londres entregó al imaginario popular uno de los primeros grandes héroes olímpicos, el esforzado Dorando Pietri, que encontrándose ya en el interior del estadio, totalmente exhausto por un golpe de calor, tuvo que ser ayudado (entre otros por Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes) para poder alcanzar la meta en primer lugar (foto de abajo), motivo por el que fue descalificado. Sin duda le sobraron esos "metritos" del final que se colaron por deferencia a la realeza, unos centenares de metros sin los cuales, a buen seguro, Pietri podría haber alcanzado la meta de forma legal. Su llegada fue tan agónica, tan sufrida, tanta admiración causó en el público y en el olimpismo que alcanzó más fama que el propio vencedor. La propia Reina Alejandra, quien sabe si sintiéndose un pelín culpable de esos metros de más que por su culpa tuvo que correr el pobre Dorando, le entregó una copa en reconocimiento a su esfuerzo y en compensación por la perdida del título olímpico (foto de la derecha).

Al inicio se arrojó en esta entrada cierta sombra sobre la gesta de Filípides, algo en cierto punto injusto con un personaje mítico para cualquier aficionado a las carreras. Y si bien es cierto de que hay muchas dudas de que fuera él quien hizo esos cuarenta kilómetros (parece que fue todo el ejército ateniense en realidad), si que hizo otra proeza aun mayor, antes de la batalla recorrió en dos días los 240 kilómetros necesarios para, por un terreno ciertamente difícil, ir desde Atenas Esparta, para solicitar apoyo y tropas con las que poder contener a los persas en la batalla que se avecinaba. Esa gesta no se la quita nadie y actualmente, cuando ya el maratón se ha quedado corto para algunos, ha dado origen al espartatlón, una carrera de 250 kilómetros entre Atenas y Esparta, que se celebra desde 1983


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miércoles, 18 de agosto de 2021

Verónica Lake: Una dama del cine negro


Verónica Lake era una actriz muy menudita, de corta estatura - tan solo 151 cmts- y dueña de unos esplendorosos ojos azules -de ahí viene el Lake de su nombre artístico- que llegó a convertirse en una de las grandes damas del cine negro. A pesar de la poca rotundidad de sus formas fue elegida como la actriz más popular entre los soldados en una votación de 1943 e incluso pusieron su nombre a una isla volcánica del Océano Pacífico.

Supongo que para ser etiquetada de pin-up solo necesitaba su precioso rostro y  aquel revolucionario peinado lleno de ondas y que misteriosamente le tapaba un ojo. Con esa -media mirada- suya le bastaba y sobraba para despertar las fantasías de la soldadesca y convertirse en una de las primeras "femmes fatales" del cine.

El nombre de su icónico peinado  era ciertamente un poco difícil de pedir en la peluquería -peek-a boo-bang le decían- y se puso tan de moda que llegó a ser además de  la seña de identidad de la actriz, un verdadero problema de seguridad nacional. Y es que al ponerse de moda en una época de guerra en la que las mujeres tuvieron que sumar su esfuerzo y trabajar en fábricas de armamento, el dichoso peinado quedaba precioso pero les hacía llevar un ojo tapado por ese bucle imposible, provocando numerosos accidentes con las máquinas y errores en la colocación de la munición en las cintas, con los riesgos que eso provocaba a posteriori en el frente de batalla, situación esta que provocó que el Departamento de Guerra estadounidense pidiera a su Estudio, la Paramount, que la actriz abandonara ese peinado que causaba furor entre las jovencitas.

Encontró su partenaire ideal en Alan Ladd (165 cmts) con el que protagonizó algunos grandes éxitos como: "La llave de cristal", "El cuervo" o "La Dalia Azul",  sin olvidar la que para mí es su mejor película: "Los viajes de Sullivan", esta vez junto a Joel McCrea

Parece que Lady Verónica  tenía un carácter difícil y no era del agrado de muchos de sus compañeros y directores. Por ejemplo, Frederic March jugaba con el título de la película "Me case con una bruja" que rodaron juntos para decir "Me casé con una zorra" o el escritor Raymond Chandler que durante el rodaje de "La dalia azul" se refería a ella como "Moronica Lake" (Moronic es algo así como "idiota" en inglés). No extrañó a nadie que a las primeras de cambio, cuando las críticas fueron desfavorables, se le cerraran casi de golpe las puertas del mundo del cine. 

Matrimonios fallidos, abortos, hijos no deseados y una desmedida afición al alcohol destrozaron su vida.  Su alto tren de vida la llevó a perderlo todo en más de una ocasión. Hubo de trabajar de dependienta anónimamente y de camarera y para colmo sufría problemas psiquiátricos que la llevaron a estar ingresada en una residencia -en su neurosis creía que era seguida noche y día por el FBI-. Murió en 1973, con solo 50 años, por problemas hepáticos derivados del alcohol, totalmente sola, tanto que ni su madre ni sus hijos quisieron acudir a su entierro. Otro juguete roto más en la cuenta de Hollywood

«He llegado a un punto en mi vida en que son las pequeñas cosas las que importan. Siempre fui rebelde y, probablemente, podría haber llegado mucho más lejos si hubiera cambiado de actitud. Pero cuando lo piensas bien, has llegado lo suficientemente lejos sin el cambio de actitud. Estoy feliz con eso.»


Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Fuentes Imagen 1 - 2 - 3 - 4

martes, 17 de agosto de 2021

Vittorio de Sica y los actores



"Un director cinematográfico es siempre el que quiere o intenta ser un sincero intérprete del momento en el que vive. El que interpreta los hechos, los acontecimientos, las necesidades que tiene el cine de hoy de representar la realidad actual. Luego puede ser mejor o peor, pero lo importante es ser honrado y saber reflejar la época en que se vive. 

(...) El actor es un tema algo complicado. Yo he sido el primero, o uno de los primeros, en hacer uso de los actores no profesionales, no porque no tuviese confianza en los profesionales, sino por otras razones. Los personajes, si se fija, somos millones, no varios millares que será el número de todos los actores profesionales juntos. Los personajes nos diferenciamos unos de otros. Cuando no encontramos al actor que haga el personaje que queremos filmar, debemos encontrar a este hombre -su físico, su modo de hablar, de reaccionar- entre los actores no profesionales; es decir, entre uno cualquiera de esos millones de hombres, de seres humanos que forman la humanidad. Tenemos el caso de Marlon Brando, que hace toda clase de personajes, de lo más diversos, resultando ser siempre un soberbio actor. ¿Será un milagro o una excepción a la regla? Puede. En cualquier caso, que yo sepa, sólo conozco a un Marlon Brando.

(...) Es misteriosa la cosa del personaje, que llega a expresarse incluso con un gesto, o con una manera de sentarse, o con la forma de caminar. En Ladrón de bicicletas, por ejemplo, el personaje del padre, que es un obrero, lo tome de un verdadero obrero, Lamberto Maggiorani. Anteriormente había realizado numerosas pruebas con actores profesionales. El productor Celci -fíjese-, a quien le gustaba mucho la trama, me ofreció un millón de dólares para hacer la película (yo apenas si tenía un par de millones de liras -unas doscientas mil pesetas- para invertirlas en ella). Pero Celci me ponía una condición: que el personaje del obrero lo interpretase Cary Grant. Yo me negué, porque Cary Grant no era el personaje. Así que acabé por dárselo a Maggiorani, que era un obrero de la fábrica Breda. El resultado ya lo conoce usted: uno de los mayores éxitos de mi vida."

Palabras del gran director italiano Vittorio de Sica entresacadas de una estupenda entrevista publicada por el diario "Ya" el 19 de mayo de 1974, reproducida posteriormente por "El Cultural" en 2003. El fotograma de cabecera pertenece a la obra citada, "Ladrón de bicicletas", con Lamberto Maggiorani como Antonio Ricci y el pequeño Enzo Staiola como su hijo Bruno, cuando la bicicleta todavía estaba con ellos y era una promesa de un futuro mejor. 

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

lunes, 16 de agosto de 2021

Siete tragos con Bukowski



"A veces me miro mis manos y me doy cuenta que podría haber sido un gran pianista o algo así. Pero, ¿Qué han hecho mis manos?. Rascarme las pelotas, firmar cheques, atar zapatos, tirar de la cadena de los inodoros, etc., etc. He desaprovechado mis manos. Y mi mente." 

"¿Cómo diablos puede un ser humano disfrutar que un reloj alarma lo despierte a las 5:30 de la mañana para brincar de la cama, sentarse en el excusado, bañarse y vestirse, comer a la fuerza, cepillarse los dientes y el cabello y encima luchar con el tráfico para llegar a un lugar donde usted, esencialmente hace montañas de dinero para otro, y encima si le preguntan, debe mostrarse agradecido por tener la oportunidad de hacer eso?"

"En los peores momentos, en la peor ciudad, si conseguía una habitación pequeña, si podía cerrar la puerta de esa habitación pequeña y estar solo en ella con la cama, la cortinita rota, empezaba a embargarme una sensación agradable; una serenidad singular. No tenía problemas conmigo mismo sino con los lugares de ahí afuera, con las caras de ahí afuera, con las vidas desperdiciadas y destrozadas: la gente que se conforma con la solución más barata y más fácil. Cerrar la puerta de mi habitación era una forma de decir no a todo eso. "

"No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!" 

"Me levanté y fui hacia el jodido cuarto de baño. Odiaba mirarme en aquel espejo pero lo hice. Vi depresión y derrota. Unas bolsas oscuras debajo de mis ojos. Ojitos cobardes, los ojos de un roedor atrapado por un jodido gato. Tenía la carne floja, parecía como si le disgustara ser parte de mí." 

"Para aquellos que creen en Dios, la mayoría de las grandes preguntas están resueltas. Para aquellos de nosotros que no aceptamos la fórmula divina, las grandes respuestas no permanecen escritas sobre piedra. Somos flexibles. Nos ajustamos a las nuevas condiciones y descubrimientos. Somos flexibles. Yo soy mi propio Dios. Estamos aquí para olvidar las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educacional. Estamos aquí para beber cerveza. Estamos aquí para acabar con la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir nuestras vidas tan bien que la muerte tiemble al llevársenos."

“Disfruto las cosas malas que se dicen sobre mí. Aumenta la venta de libros y me hace sentir malvado. No me gusta sentirme bien porque soy bueno. ¿Pero malo? Sí. Me da otra dimensión. Me gusta ser atacado. ‘¡Bukowski es desagradable!’ Eso me hace reír, me gusta. ‘¡Es un escritor desastroso!’ Sonrío más. Me alimento de eso. Pero cuando un tipo me dice que dan un texto mío como material de lectura en una universidad, me quedo boquiabierto. No sé, me aterra ser demasiado aceptado. Siento que hice algo mal”. 

Las citas son del escritor norteamericano Charles Bukowski, siempre acido y duro, irreverente y molesto y por supuesto siempre interesante. Un verdadero verso suelto, un outsider en toda regla que pasaba de cualquier convencionalismo. Quien le iba a decir que ahora, con el tiempo, sería casi un clásico.

Imagen: De Flickr - (CC BY NC-SA 2.0) - Fuente Original

domingo, 15 de agosto de 2021

"Think Different": Mucho más que un anuncio


"Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los problemáticos. Los que no encajan en ningún sitio. Los que ven las cosas de otra manera, no siguen las reglas y no tienen ningún respeto por lo establecido. Puedes alabarlos, puedes no estar de acuerdo con ellos, puedes citarlos, puedes no creer en ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero la única cosa que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Ellos inventan. Ellos imaginan. Ellos curan. Ellos exploran. Ellos crean. Ellos inspiran. Ellos impulsan la humanidad hacia delante.  Quizás tienen que estar locos. ¿Cómo si no puedes enfrentarte a un lienzo vacío y ver una obra de arte? ¿O sentarte en silencio y escuchar una canción que nunca ha sido escrita? ¿O contemplar un planeta rojo y ver un laboratorio sobre ruedas? Mientras algunos les ven como los locos, nosotros vemos genios. Porque la gente que está lo suficientemente loca como para pensar que pueden cambiar el mundo, son los que logran hacerlo."

Ese era el mensaje que nos regalaba el anuncio "Think Different" (Piensa diferente), un eslogan publicitario lanzado en 1997 después de que Steve Jobs volviera a Apple en un momento de grave crisis de la empresa en el que lo más probable era su cierre. Jobs llegó a decir que el anuncio más que para el gran público estaba pensado para motivar al personal y a los creativos de la empresa, para recordarles el propósito y las ilusiones con las que habían forjado sus carreras, la aspiración última por la que estaban allí. Para transmitirles su mensaje se ayudó de pequeños vídeos en blanco y negro de figuras tan señeras y revolucionarias en sus respectivos campos como: Albert Einstein, Bob Dylan, Martin Luther King, Richard Branson, John Lennon con Yōko Ono, Richard Buckminster Fuller, Thomas Edison, Muhammad Ali, Ted Turner, María Callas, Mahatma Gandhi, Amelia Earhart, Alfred Hitchcock, Martha Graham, Jim Henson con Kermit, Frank Lloyd Wright y Pablo Picasso. Todos querríamos ser como cualquiera de esas grandes personas. El anuncio, que recibió el título "Crazy Ones" (Los locos) fue dirigido por Jennifer Golub y le pone voz, con un texto ligeramente menor al original arriba reproducido, el actor Richard Dreyfuss. Los trabajadores de Apple no tardaron en revolucionar el mundo ellos también. 



Imagen: La fotografía, una recreación de la original, esta tomada de la página PublicDomainPictures donde figura etiquetada como Dominio Público (CC0). Se enlaza la fuente original:https://www.publicdomainpictures.net/es/view-image.php?image=228060&picture=albert-einstein