“-Advierte, Sancho –respondió don Quijote-, que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas esas partes caben y pueden estar en un hombre feo, y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suelen hacer el amor con ímpetu y con ventajas. Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme, y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho.”
El fragmento pertenece al capítulo LVIII de la segunda parte de las aventuras de Don Quijote de la Mancha. La imagen pertenece a uno de los grabados realizados por Gustave Doré para ilustrar la obra de Miguel de Cervantes.
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
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