domingo, 4 de octubre de 2020

El concierto para piano nº 2 de Rachmaninov: De la hipnosis a la gloria

 

Sergéi Rachmaninov era todo un gigante, no solo por su calidad como pianista (puede que el mejor de la historia) o por su demostrado talento como compositor, sino también porque con su 1'98 metros, en una época en la que la estatura media era mucho menor se movía entre sus semejantes como una rareza. Y si excepcional era su altura, no menos lo eran sus excepcionales manos que abarcaban 30 cm. entre el meñique y el pulgar, dotadas además de una flexibilidad sorprendente que provocaba que algunas de sus composiciones fueran realmente endiabladas de tocar para otros pianistas con manos más normales, para los que solo el desarrollo de la técnica pianística permitió que las piezas más exigentes de Rachmaninov empezaran a ser accesibles. Posiblemente, al igual que Paganini, padecía el Síndrome de Marfan, motivo de esas manos tan singulares. 

Pero todo eso no le aseguraba el éxito al joven Rachmaninov. En 1897 estrenó la Sinfonía nº 1 que el compositor esperaba resultara un éxito sin precedentes. Pero ocurrió todo lo contrario y Rachmaninov fue vapuleado duramente en las críticas. No ayudó que Glazunov, afamado compositor y ocasional director de orquesta, destrozara la pieza desde el atril. Glazunov no era ni mucho menos un virtuoso de la dirección. Rimsky Korsakov decía de él: "Lento por naturaleza, torpe y de patosos movimientos, el maestro, hablando lentamente y con voz baja, manifestó tener poca habilidad tanto durante los ensayos o para influir en la orquesta durante los conciertos". Pero más allá de su falta de pericia, Glazunov hizo imperdonables cortes en la partitura de Rachmaninov y cambios en la orquestación que hicieron que la obra resultara incomprensible. Rachamninov decía en una carta sobre la dirección de su obra: "Estoy sorprendido ¿cómo un hombre de tan gran talento como Glazunov puede dirigir tan mal? No hablo simplemente de su técnica de dirección (no tiene sentido cuestionar esto de él), pero sí de su musicalidad. No siente nada cuando dirige ¡como si no entendiera absolutamente nada!". Para colmo, no ayudó nada que Glazunov, aficionado a empinar el codo (tal y como contaba Shostakovich que fue alumno suyo) abordara el estreno de la obra visiblemente borracho, logrando que finalmente lo que se escuchara en la sala fuera una mera parodia de la partitura original. El compositor Cesar Cui, miembro del "Grupo de los cinco" dijo de aquella obra: 

"Si existiera un conservatorio en el Infierno y uno de sus talentosos estudiantes fuera a componer una sinfonía programática basada en la historia de las diez plagas de Egipto, y si fuera a componer una sinfonía como la del señor Rajmáninov, entonces habría cumplido su tarea brillantemente y sería del deleite de los habitantes del Infierno. Para nosotros esta música nos deja una impresión maligna con sus ritmos rotos, forma oscura e imprecisa, repeticiones sin sentido de los mismos trucos baratos, el sonido gangoso de la orquesta, el forzado estrépito de los metales..."

La Sinfonía nº 1 de Rachmaninov ha sido hoy en día reivindicada y valorada, pero en su día aquel fracaso fue un duro golpe para el compositor que tras sentirse vilipendiado y humillado estuvo durante cuatro largos años sumido en una profunda depresión durante la cual no escribió ni una sola nota. La foto de Rachmaninov de la derecha es de aquella época. Lo relataba años después el propio compositor: "volví a Moscú siendo un hombre totalmente distinto. La confianza en mí mismo había recibido un duro golpe. Pasé horas angustiosas dubitativo, pensando profundamente, y llegué a la conclusión que debería dejar de componer"

Solo la insistencia de amigos y familiares impulsó a Rachmaninov a someterse a un tratamiento de hipnosis con el doctor Nikolai Dahl. El doctor, también músico y notable violonchelista, le insistía que la única forma de superar su profunda crisis era componer nuevamente, abordar un nuevo reto. Las sesiones de hipnosis fueron determinantes y fructiferas, tal y como el propio Rachmaninov relataba posteriormente: 

"En consecuencia, día tras día había oído repetida la misma fórmula hipnótica, mientras estaba medio dormido en un sillón en el estudio del Dr. Dahl: "Va a empezar a componer un concierto – Usted va a trabajar con la mayor facilidad – la composición será de excelente calidad”. Era siempre lo mismo, sin interrupción. Aunque pueda parecer imposible de creer, este tratamiento realmente me ayudó. Empecé a componer en el comienzo del verano. El material creció en volumen, y las nuevas ideas musicales comenzaron a brotar dentro de mí, mucho más de lo que necesitaba para mi concierto. Sentí que el tratamiento con el Dr. Dahl había fortalecido mi sistema nervioso en un grado casi milagroso. "

El resultado fue el Concierto nº 2 para piano y orquesta, op. 18 en do menor, uno de los más bellos conciertos que se hallan escrito jamás, un soberbio renacimiento musical cuyo estreno fue un éxito rotundo y cimentó una fama merecida e imperecedera para el compositor que en su estreno se encargó además de la ejecución al piano (no era cosa de dejar de nuevo su fama en manos de otros). La obra fue dedicada al Doctor Dahl como muestra de agradecimiento por sus cuidados y la ayuda recibida para recuperar su confianza.

El concierto, rebosante de fuerza y hermosura, ha sido motivo de inspiración para muchos artistas. Eric Carmen compuso su tema "All by Myself" con su segundo movimiento, del primero hay ecos en la canción "I Think of You" de Frank Sinatra, y del tercero en "Full moon and empty arms" del mismo cantante. David Lean lo utilizó en "Breve encuentro", Eastwood en "Más allá de la vida" y por supuesto el genial Billy Wilder escogió este tema para que el "rodríguez" de Tom Ewell intentara conquistar a su curvilinea vecina Marilyn Monroe en "La tentación vive arriba"

Todavía mi hijo Alejandro y yo discutimos si es mejor este concierto nº 2 o el nº 3 de Rachmaninov. Hoy me siento "temporalmente" tentado a darle la razón y hacer protagonista del día al nº 2 que pasamos a escuchar en las manos de Nikolaï Lugansky acompañado de la Orquesta Nacional de Francia. Si no pueden dedicarle mucho tiempo, no se pierdan al menos los primeros minutos.


Imágenes: De Wikimedia Commons. Dominio Público (CC0). Enlaces a fuentes originales: Imagen 1 - Imagen 2

2 comentarios:

  1. PEDIR QUE TAN SÓLO ESCUCHEMOS LOS PRIMEROS MINUTOS DE ESTE CONCIERTO DE RACHMANINOV, ES COMO PEDIR QUE SÓLO ESCUCHEMOS TAN SOLO EL PARAPAPÁN DE LA QUINTA DE BEETHOVEN.

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    1. Opino igual, pero para los no iniciados en la música clásica y para un mundo lleno de urgencias y de consumo rápido de todo, el lograr que se escuchen unos minutos de cualquier cosa es todo un reto, y si lo consigues puede ser el inicio de enamorarse de esa música. La clásica es un mundo por descubrir para muchos, por muy doloroso que resulte.

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