miércoles, 7 de octubre de 2020

El "Vals triste" de Sibelius y la muerte


El gran músico finlandés Jean Sibelius solía encontrar su inspiración en la mitología y sobre todo en la naturaleza de la que era un rendido admirador, llegando incluso a marchar a vivir al campo, en su apacible "Ainola" (casa de Aino) en la que buscaba la paz necesaria para componer. En una de sus excursiones campestres y con el animo exultante por la belleza que le rodeaba comentó al amigo que le acompañaba: "¡No hay mejor orquesta que el armonioso canto de los pájaros!". En ese preciso instante pasó frente a ellos un cuervo graznando. Sin inmutarse lo más mínimo completó su reflexión diciendo: "Mira, ahí va un crítico"

Pero ni el más torcido de los críticos pudo poner un reparo a la absoluta belleza de una de sus más famosas piezas, el Vals triste, posiblemente el vals más conocido para el gran público después de los de la familia Strauss.

Su vals es una pieza cargada de solemnidad, de contención y melancolía, pero lo que uno no imagina es que esa música fuera concebida como el momento previo a la llegada de la muerte, como una especie de canto del cisne de una persona antes de entregarse ya irremisiblemente en los brazos de la parca. Ciertamente el "Vals triste" fue compuesto en su inicio como música incidental para una obra de teatro llamada "Kuolema" -La Muerte- (1903) obra de Arvid Järnefelt, cuñado de Sibelius, y solo posteriormente se desgajaría de esta obra teatral para tomar vida propia en solitario, resultando un éxito de público inmediato cuando, una año después, fue estrenada como tal en Helsinki. Sibelius nunca dio mucho valor a la pieza y vendió sus derechos por muy poco dinero antes de conocer el éxito que tendría entre el público, hasta convertirse en una de sus obras más famosas y representadas, circunstancia esta por la que los enormes beneficios que esta generaría nunca llegarían a manos del compositor.

El propio Sibelius explicaba la escena teatral que daba origen e inspiración a este "Tempo di valse lente - Poco risoluto" que después se transformaría en el "Valse triste op. 44.1"

"Es de noche. El hijo, que ha estado observando al lado de la cama de su madre enferma, se ha dormido de puro cansancio. Poco a poco una luz rojiza se difunde a través de la sala: Hay un sonido de una música lejana; la luz y la música se aproximan para formar los acordes de una melodía de vals que flota vagamente hacia nuestros oídos. La madre, que dormía, se despierta, se levanta de su cama y, vestida con un largo vestido blanco, que tiene la apariencia de un traje de baile, comienza a moverse en silencio y lentamente hacia adelante y hacia atrás. 
Mueve sus manos y hace señas mientras suena la música, como si estuviera convocando a una multitud de invitados invisibles. Parejas extrañas, sombras, aparecen ahora girando y deslizándose a un ritmo de vals sobrenatural. La  mujer moribunda baila con ellos y se esfuerza para que se vean a los ojos, pero los invitados evitan su mirada. Son sombras sin ojos.
Luego parece hundirse agotada en su cama y la música se interrumpe. Con las pocas fuerza que le quedan  llama a la danza una vez más. Con gestos más enérgicos que antes vuelven las sombras, girando con un ritmo salvaje, loco, y una especie de extraña  alegría llega a un clímax.
Un golpe suena en la puerta. Llaman. La madre profiere un grito desesperado. Los bailarines espectrales desaparecen. La música se desvanece. La muerte está en el umbral."

Y después de la explicación dada por el compositor solo queda escuchar la pieza con nuevos oídos:



Imagen: Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0). - Enlace a la Fuente Original

No hay comentarios:

Publicar un comentario