viernes, 9 de octubre de 2020

Napoleón, Ney y la prensa


Cuando Napoleón escapó de la Isla de Elba en 1815 y desembarcó en la costa francesa, se le suponían pocos apoyos para una hipotética recuperación de su poder. Allá mandaron al Mariscal Ney para apresarlo, pero éste, rememorando su pasado glorioso al lado del emperador, no solo se olvidó de su misión, si no que además puso sus tropas a su disposición y le acompañó en su imparable camino hacia Paris. Lo curioso de todo esto son los titulares con los que el periódico parisino "Le Moniteur" iba narrando los hechos día a día:

Empezó con: "El malvado ha huido"

Siguió con: "El ogro ha desembarcado en Cannes"

El tercero proclamaba: "El tirano llega a Lyon"

El cuarto: "El usurpador a sesenta horas de Paris"

Con el quinto empieza a cambiar radicalmente: "Bonaparte se acerca a pasos agigantados"

El sexto: "Napoleón estará mañana ante nuestras puertas"

El séptimo: "Su Majestad se halla descansando en Fointenblau"

Y por último: "El emperador ya está en Paris"

Una prueba palpable de la objetiva imparcialidad de la prensa y la información.

No tardó en llegar Waterloo y la derrota de Napoleón. Esta vez sería enviado a Santa Elena, una remota isla perdida en el Atlántico Sur en medio de la nada que ya no abandonaría hasta su muerte en 1821.  Supongo que los periódicos harían una escalera inversa de titulares y el pobre de Ney (imagen de la izquierda) fue llevado a juicio por alta traición. Ante el tribunal dijo: "Al tenerle cerca (por Napoleón) actué con el corazón y se me fue la cabeza... ¿Pero acaso podía yo parar las aguas del mar con la mano?". Finalmente fue condenado a muerte y llevado al muro trasero de los jardines de Luxemburgo para ser fusilado. Rehusó ponerse una venda en los ojos y se le dio permiso para que fuera el mismo el que diera la orden de disparar. Antes de hacerlo dijo: "¡Soldados, rechazo ante Dios y ante la Patria el juicio que me condena! He luchado cien veces por Francia y nunca contra ella. Apelo ante los hombres, ante la posteridad, ante Dios. Apuntad directo al corazón. ¡Viva Francia!".

Victor Hugo dijo: "¡Ah, infeliz! Tantas veces expuesto a balas enemigas, estabas destinado a balas francesas". El nombre del "rubicundo" Ney, "el valiente de entre los valientes" como le decían, quedó por supuesto escrito junto al de los grandes mariscales napoleónicos en el Arco del Triunfo de París.

El cuadro que abre el escrito es obra de Jacques Louis David: "Napoleón cruzando los Alpes", una obra pintada en 1800 de la que existen al menos 5 copias oficiales, la de la foto es la del Belvedere. Curiosamente fueron encargadas a David por el embajador español en Francia. Un detalle que puede que tenga algo que ver con el increíble parecido (en la composición) que presenta este cuadro con el retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares, obra pintada por Velázquez en 1638 y expuesta en el Museo del Prado. El retrato de Ney es obra de François Gerard

Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0). Se enlazan fuentes originales: Imagen 1 - Imagen 2

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