martes, 6 de octubre de 2020

El fuego de Jean Cocteau


"La cordura es la locura vuelta del revés"

Y fiel a sus palabras, nadie más cuerdo en su locura, en su extravagancia vital y artística que Jean Cocteau, uno de esos personajes sin los cuales sería imposible entender las vanguardias artísticas y literarias del pasado siglo. Del cine al diseño, de la poesía a la pintura, del teatro a la novela, de la crítica a la escultura o el ballet, parecía querer abarcarlo todo y todo lo hacía bien. 

De su persona han quedado numerosas anécdotas, una de ellas habla de aquellas ocasiones en las que el genial artista daba un recital con sus poesías, ocasiones en las que tenía la manía de terminar siempre de la misma manera:
-"Y perdonen, se lo ruego, que esté vivo todavía"
Los presentes en seguida le preguntaban extrañados por el motivo de su afirmación y Cocteau se explicaba:
- "Porque el público ha preferido siempre a los poetas muertos. Y considero que mi presencia aquí tiene para los que me escuchan, en este sentido, algo de decepción"

Amigo de todos los grandes pintores de aquella dorada época (a la derecha aparece retratado por Modigliani), no dudaba en atreverse con los pinceles, de hecho no era mal pintor y sus cuadros se vendían bien llegando incluso a pintar los frescos de una iglesia del sur de Francia. Era un quehacer que le daba muchas satisfacciones. Se cuenta que en una exposición de sus pinturas se encontraba sumamente alegre y le preguntaron el porqué de aquella exultante alegría. El artista contestó muy serio:

Los pintores somos todos gente alegre, y hoy soy pintor.
- ¿Los escritores no?
- No.
- ¿Cuál es la razón?
- Que la tinta es triste; no hay otra.

Toda su obra estaba cargada de ensoñaciones y fantasías. Por eso no es extraña aquella deliciosa anécdota de su visita al Museo del Prado con Salvador Dalí, durante la cual un periodista le preguntó a Cocteau: "Si se hubiera quemado el Museo del Prado, ¿qué hubiera salvado usted?". Cocteau no lo dudó un momento y contestó "El fuego". Luego el periodista lanzó la misma pregunta a Dalí, que después de fingir reflexionar durante unos momentos respondió eufóricamente y por supuesto en tercera persona: "Pues Dalí salvaría el aire, y específicamente el aire contenido en Las Meninas, de Velázquez, que es el aire de mejor calidad que existe". Ante tamaña genialidad, Cocteau hizo una reverencia en reconocimiento a la agudeza de Dalí. Vaya par de dos. 

No se había dicho nada de su cine en esta entrada y el no hacerlo, aunque sea brevemente, sería dejarla coja, no en vano sus películas figuran entre las mejores del cine francés, destacando sobre todo "La
bella y la bestia" (1946) y su "Orfeo" (1950).

10 pizcas de su ingenio: 

"Un egoísta es aquel sujeto que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estás muriendo de ganas de hablar de ti"

"Que comprenda quien pueda, soy una mentira que dice siempre la verdad"

"Lo que el público te reprocha, cultívalo: eres tú."

"El manantial desaprueba casi siempre el itinerario del río"

"Crear es un subterfugio para hacerse visible después de la muerte"

"Dios no habría alcanzado nunca el gran público sin ayuda del Diablo"

"El futuro no pertenece a nadie. No hay precursores, solo hay rezagados"

"El tacto en la audacia es saber hasta dónde se puede ir demasiado lejos"

"No hay que rechazar las recompensas oficiales; lo que hay que hacer es no merecerlas"

"La leyenda es una mentira que al final se hace Historia"

Imágenes. Wikimedia Commons. Enlace a Imagen 1: (CC BY-SA 4.0) - Enlace a Imagen 2: Dominio Público (CC0)

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