viernes, 2 de agosto de 2019

Matar con los dientes por un beso de Merle Oberon


Durante la Segunda Guerra Mundial era muy habitual que las grandes estrellas del cine se acercaran a la tropa para elevar la moral. En esta línea, la preciosa actriz británica Merle Oberon, nacida en Bombay en 1911, visitó un hospital londinense donde se curaban de sus heridas numerosos soldados. Durante la visita se acercó a uno de los soldados heridos y le preguntó:
- ¿Mató usted algún nazi?
- Si - respondió el soldado.
-¿Con qué mano lo hizo usted?
- Con la derecha
Y en ese momento esta guapísima actriz, para envidia de todos los compañeros del soldado, se aproximó a este y le besó la mano derecha. A continuación pasó al siguiente soldado y le hizo la misma pregunta:
- ¿Mató usted algún nazi?
- !Claro que si, señorita! ¡Yo lo maté a mordiscos!

La anécdota no cuenta si Merle Oberon fue generosa con tan agudo admirador y le concedió el premio que buscaba. Arriba la podemos ver en una imagen promocional de la película "La vida privada de Don Juan", dirigida en 1934 por su primer marido, Alexander Korda.

Imagen: La fotografía de Merle Oberon, con un ligero ajuste de tamaño,  ha sido tomada de la maravillosa página de fondos gráficos de cine clásico Doctor Macro de la que se ha obtenido permiso expreso para hacer uso de sus fondos en este blog. Link a fuente original:
https://www.doctormacro.com/Movie%20Summaries/P/Private%20Life%20of%20Don%20Juan,%20The.htm

jueves, 1 de agosto de 2019

"Baco adolescente" y la felicidad mal entendida



"Bebe, come, duerme, ronca, sueña; y si alguna vez piensas, que sea entre vino y vino, y siempre en el placer del momento presente, o en el deseo preparado para el momento siguiente. Pero si, no contento con descollar en el gran arte de la voluptuosidad, la crápula y el desenfreno no son suficientemente intensos para ti, la obscenidad y la infamia están ahí para tu participación gloriosa; revuélcate como los cerdos y serás feliz a su manera. Por lo demás, no te estoy diciendo nada que no te aconsejes a ti mismo y que no hagas efectivamente, pero en modo de inspirarte horror, no sé si me entiendes. Perdería mi tiempo y mi esfuerzo si dijese otra cosa: hablarle de temperancia a un libertino es como hablarle de humanidad a un tirano. "

El fragmento, que recuerda a algunos desenfrenos veraniegos, pertenece al libro "Discursos sobre la felicidad" obra del escritor francés Julien Offray de la Mettrie (1709-1751) y para ilustrarlo que mejor que el "Baco adolescente" (1598) del complejo Michelangelo Merisi da Caravaggio que se expone en la florentina Galeria Uffizi. ¿Quién le pone freno a la juventud, deseosa no pocas veces de bacanales y excesos?

Imagen: La fotografía esta tomada de los fondos gráficos de Wikimedia Commons donde aparece catalogada como Dominio Público CC0. Se enlaza la fuente original donde vienen todos los detalles de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Baco,_por_Caravaggio.jpg

lunes, 29 de julio de 2019

La Venus Borghese y las estufas


Una de las obras maestras del gran Antonio Canova es sin duda la notable escultura que hizo de Paulina Bonaparte, la hermana de Napoleón, conocida como Venus Borghese (1804-1808). En esta escultura la modelo se muestra desnuda de cintura hacia arriba y aunque hay dudas de que Paulina posara de esta guisa ante el artista, a la protagonista le gustaba alardear de su atrevimiento y se cuenta que cuando le preguntaron como había podido posar tan ligera de ropas ante el artista, la retratada contestó con naturalidad y total desenfado: "Había una buena estufa en el estudio…"

La escultura se presenta como una Venus Victoriosa (Venus Victrix). En realidad Canova sugirió inicialmente representarla como Diana, la diosa de la caza, pero fue la propia Paulina la que insistió en ser mostrada como Venus, la diosa del amor, algo que parece justificado dada la fama que llegó a adquirir en Roma. Paulina tenía solo 25 años cuando el escultor empezó la obra y la presentó como si la Diosa asistiera a uno de aquellos lujosos banquetes romanos, reclinada sobre un diván, indolente y por supuesto sosteniendo en su mano izquierda el atributo de Venus, la manzana de la discordia ganada tras vencer en el juicio de Paris, una manzana que convirtió a Venus en la más bella de las diosas y por extensión a Paulina en la más bella de las mujeres, con lo que no es de extrañar esa mirada altiva y orgullosa con que la Diosa parece desafiar a todos los que acuden a contemplar la escultura y su belleza. Debido a la notoriedad de Paulina, su marido el príncipe Camillo Borghese, y autor del encargo, mantuvo la escultura oculta a los ojos del público, y solo en raras ocasiones permitía su visión y siempre bajo la tenue luz de una antorcha.  La obra que dio gran fama a su autor, está realizada sobre un único bloque de mármol de Carrara y se expone en la Galleria Borghese de Roma.


Imágenes: Ambas fotografías están tomadas, sin cambios, del fondo gráfico de Wikimedia Commons donde figuran catalogadas bajo licencia Creative Commons con algunos derechos reservados, la primera, obra de Sailko, requiere Atribución 3.0 Unported (CC BY 3.0)  y la segunda, obra de Architas, figura como: Reconocimiento-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-SA 4.0), Se enlazan las fuentes originales donde aparecen todos los detalles de las imágenes:

sábado, 27 de julio de 2019

Julio Cortazar Vs. Lucien Freud


"Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros."

El fragmento pertenece a "Rayuela" (1963), obra del escritor argentino Julio Cortazar y para ilustrarla hemos elegido un autorretrato del pintor británico Lucien Freud titulado "Reflexión" (1985). El tiempo, inexorable, ya los alcanzó a los dos.

Imagen: La fotografía esta tomada de Flickr, en la página de Nicolás Santiago Romero donde aparece con licencia Creative Commons: Reconocimiento-No comercial-NoDerivs 2.0 Genérico (CC BY-NC-ND 2.0). Se enlaza la fuente original donde se dan todos los detalles de la imagen:https://www.flickr.com/photos/ever_dsr/5963126378

viernes, 26 de julio de 2019

La frase que nunca escuchaste de Forrest Gump




La película "Forrest Gump" (Robert Zemeckis - 1994)  nos dejo un buen ramillete de frases para el recuerdo, como aquella que certeramente decía: "Mi mamá dice que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar" o aquella otra que sentenciaba "Tonto es el que hace tonterías". Eran frases simples pero sentenciosas que gustaron a todos y era tal la cantidad de ellas que merecían ser enmarcadas que terminaron por hacer de Forrest Gump, en su inocencia, una especie de sabio. Pero había un mensaje en la película que quedó oculto para todos los que disfrutamos con las genialidades de Forrest, las palabras del discurso que daba en el Lincoln Memorial de Washington ante una manifestación contra la guerra de Vietnam. Allí veíamos subir a Forrest a una tribuna vestido de militar y ya como héroe de guerra condecorado, decidido a condensar en unas pocas palabras toda su experiencia en el campo de batalla ante aquella muchedumbre que se oponía a una guerra para ellos inexplicable. Y hete aquí que cuando comenzó a hablar: "Pues... yo solo puedo decir una cosa sobre la guerra de Vietnam", un saboteador desconectó el micrófono y nos privó de su alegato antibelicista; el sonido solo volvería para escuchar el final de su parlamento: "Y es lo único que tengo que decir sobre esto". ¿Qué habría dicho Forrest para merecer tantos aplausos antes de encontrarse nuevamente con su adorada Jenny, que estaba entre los presentes?

Con el tiempo se supo, de boca del propio Tom Hanks, que las lineas de dialogo que estaban escritas para este discurso eran:

"Pues... yo solo puedo decir una cosa sobre... la guerra de Vietnam. A veces, cuando las personas van a Vietnam, vuelven a casa con sus mamás sin piernas. A veces ni tan siquiera vuelven a casa. Eso es algo malo. Y Eso es todo lo que tengo que decir al respecto"

Palabra de Forrest, o al menos así aparece en las curiosidades que sobre la película recoge la página IMDB. ¿Recuerdan la escena?



Imagen: La imagen, con algún ligero retoque, esta tomada de  Flickr, del usuario "jdxyw" que la presenta con licencia creative commons con algunos derechos reservados: Attribution-ShareAlike 2.0 Genérico (CC BY-SA 2.0)  Se enlaza la fuente original con todos los detalles de la imagen: https://www.flickr.com/photos/jdxyw/4845076139

jueves, 25 de julio de 2019

Los besos de John Singer Sargent y Lady Agnew




































El pintor estadounidense John Singer Sargent fue uno de los retratistas más exitosos de su generación, tanto que Rodín decía de él que era "El Van Dyck de nuestro tiempo". Muy posiblemente de las obras que conozco de este pintor, la que más me gusta es el retrato de Lady Agnew of Lochnaw, con el que encabezamos esta entrada, por su modernidad, por la desenfadada pose de su protagonista, por su mirada decidida, por el color y su rebosante frescura. Sin duda no será la arrebatadora Lady Agnew laprotagonista  de la anécdota que vamos a contar, pero puestos a imaginar, quedaría perfecta, aunque supongo que no se alarmaría tanto con la pregunta del pintor.

Se cuenta que en cierta ocasión, con motivo de una cena, John Singer Sargent se encontró sentado junto a una rendida admiradora de su trabajo, quien evidentemente aprovechó la ocasión para manifestarle cuanto disfrutaba con sus pinturas:

- ¡Ah, señor Sargent! Cuando vi su último cuadro, lo bese, porque se parece tanto a usted....
¿Y le devolvió el beso? -le preguntó el pintor-
- ¿Cómo? ¡No!
-Pues en tal caso -apostilló Sargent esbozando una media sonrisa- no se parecía tanto a mi.  

El retrato de Lady Agnew of Lochnaw fue pintado al óleo en 1892 y actualmente se expone en la Scottish National Gallery

Otro día contaremos el suceso de la tiranta del vestido de "Madame X" otro de los fabulosos cuadros de este gran pintor, del cual, con la excusa de la anécdota anterior tenemos la oportunidad de recordar su obra:



Imagen: La fotografía esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde aparece catalogada como Dominio Público CC0. Enlazamos la fuente original con todos los detalles de la imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Lady_Agnew_of_lochnaw_(John_Singer_Sargent).jpg

martes, 23 de julio de 2019

Murakami y el odio


"El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos, ni siquiera quien lo siente sabe de dónde le viene. Es un arma de doble filo. Al mismo tiempo que herimos al contrincante nos herimos a nosotros mismos. Cuanto mas grave es la herida que le infligimos, mas grave es la nuestra. El odio es muy peligroso. Y, una vez que ha arraigado en nuestro corazón, extirparlo es una tarea titánica"

Este fragmento pertenece a "El pájaro que da cuerda al mundo" (1994) obra de Aruki Murakami. Para ilustrarlo hemos escogido una obra de William Blake que tiene por título: "El gran Dragón rojo y la bestia del mar", expuesta en la National Gallery of Art (Washington D.C. - EEUU).

Imagen: La imagen esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura catalogada como "Dominio Publico" CC0. Se enlaza la fuente original donde se recogen los detalles.

Los duelos de Sidney Bechet y su "Petite Fleur"


En Francia Sidney Bechet es al Jazz casi lo que Mozart a la música clásica, algo que algunas veces también ocurre en mi habitación al dejarme llevar por su música. Bechet era un genio que aprendió a tocar el clarinete, por sí solo, a la temprana edad de seis años y era tal la habilidad y dominio que pronto logró sobre su instrumento que no tardó en ser señalado por todos los que lo escuchaban como un verdadero niño prodigio, un niño que con el tiempo paso a formar parte de la historia del jazz con mayúsculas. Y ciertamente el sonido del clarinete de Sidney Bechet, su potencia, su claridad, su fraseo no tiene parangón en ningún otro jazzista que yo conozca. Ya era excepcional en Estados Unidos, pero cuando en una de sus giras europeas se afrancesó ligeramente tomó otra dimensión y se adornó con unos matices realmente insospechados. Cuenta una leyenda, que allá por 1928, en una de sus estancias en París, Bechet al más puro estilo “Nueva Orleans” se batió en duelo con un músico porque decía haberle encontrado alguna nota errónea mientras tocaba y nuestro clarinetista, no sé si blandiendo los guantes o no, sobre la cara del osado músico le dijo: "Sidney Bechet jamás toca una nota equivocada". La broma le costó once meses de cárcel al resultar herida una mujer que pasaba por el lugar donde se batían en duelo (no habría un bosquecillo cerca digo yo). Uno le escucha tocar "Summertime" y le parece imposible que aquel músico pudiera dar una nota torcida, pero hoy el tema que traemos como alegato de su maestría es otro, la maravillosa pieza "Petite Fleur" (Pequeña flor), un tema compuesto por el propio Bechet en 1952 y que es una buena muestra de su abrumador dominio del instrumento. El tema resultó un exitazo y se convirtió en todo un clásico. No cabe duda de que la relación de Francia con el Jazz es especial y si bien en otros lugares cuando se habla de jazz el tema suele girar alrededor de los grandes saxofonistas, las cantantes o las poderosas big bands como el no va más del jazz, en Francia el rey es de forma indiscutida Sidney Bechet. Así que disfrutemos de "Petite fleur" y veamos si los gabachos tienen o no razón. 



Imagen: La imagen de Sidney Bechet esta tomada de Wikimedia Commons donde figura catalogada como Dominio Publico CC 0, al pertenecer esta obra a la colección William P. Gottlieb (autor de la foto) en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y ser deseo expreso del autor que pasara al dominio público desde 2010. Se enlaza fuente original con todos los detalles: 
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Sidney_Bechet,_Freddie_Moore,_Lloyd_Phillips_(Gottlieb_00521).jpg

lunes, 22 de julio de 2019

Los nudos del obstinado Hermann Hesse



"¡Cuánto tiempo se necesita para conocerse un poco a sí mismo –y cuánto más para aceptarse y estar de acuerdo consigo mismo en un sentido ajeno al egoísmo! ¡Cuánto hay que trabajar en la propia persona, luchar consigo, deshacer nudos, cortar nudos, anudar otros nuevos! Y cuando por fin llegamos al final, cuando por fin alcanzamos la plena consciencia, la plena armonía, la plena y perfecta sonrisa y aquiescencia, entonces sonreímos y morimos, ésta es la muerte, la consumación de la vida, la entrada dócil en lo informe para volver a renacer"

"Estas revelaciones llegan despacio, se asciende hacia ellas en espiral; y cuando están ahí, es como si se hubiesen alcanzado de un salto, de repente. Pero las revelaciones no son todavía la vida. Son el camino hacia ella y más de uno se queda eternamente en el camino. También yo vislumbraba el camino, creía conocerlo con seguridad, pero nunca conseguía avanzar del todo. Había progresos y retrocesos, euforia y desánimo, fe y desengaño. Y seguramente siempre los habrá".

Estos fragmentos, y los siguientes, pertenecen al libro "Obstinación", una recopilación de escritos autobiográficos de Hermann Hesse, desde cartas a fragmentos de diarios, recopilados por Siegfried Hunseld. En esta colección de flashes, el escritor, entre otras cosas, nos habla de su lucha por no ser parte del "rebaño" de pensamiento y obra al que todos parecemos destinados:

"Una virtud hay que quiero mucho, una sola. Se llama obstinación. Todas las demás, sobre las que leemos en los libros y oímos hablar a los maestros, no me interesan. En el fondo se podría englobar todo ese sinfín de virtudes que ha inventado el hombre en un solo nombre. Virtud es: obediencia. La cuestión es a quién se obedece. La obstinación también es obediencia. Todas las demás virtudes, tan apreciadas y ensalzadas, son obediencia a las leyes dictadas por los hombres. Tan sólo la obstinación no pregunta por esas leyes. El que es obstinado obedece a otra ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la ley que lleva en sí mismo, al "propio sentido"

Y descubrimos como ya a los quince años, aquel obstinado muchacho era capaz de escribir a sus padres frases tan rotundas como la siguiente: 

"Emplearé mis últimas fuerzas para demostrar que no soy la máquina a la que no hay más que dar cuerda"

Imagen: La imagen de Hermann Hess es obra de Gret Widmann y ha sido tomada, con un pequeño retoque, de la página Wikimedia Commons donde figura catalogada como "Dominio Público" CC0. Se enlaza la fuente original donde se recoge toda la información sobre la imagen:

domingo, 21 de julio de 2019

Dostoievski, Rusiñol y la Risa




































"Yo tengo la idea de que cuando un hombre ríe, la mayoría de las veces es una cosa que repugna contemplar. La risa manifiesta de ordinario en las personas un no sé qué de vulgar y de envilecedor, aunque el que ríe casi nunca sepa nada de la impresión que está produciendo. Lo ignora, lo mismo que se ignora por lo general la cara que se tiene durmiendo. Hay durmientes que cuyo rostro sigue pareciendo inteligente, y otros, inteligentes por lo demás, que, al dormirse, adquieren un rostro estúpido y hasta ridículo. Ignoro a qué se debe eso: quiero decir solamente que el reidor, como el durmiente, lo más ordinario es que no sepa nada de su rostro. Hay una multitud extraordinaria de hombres que no saben reír en absoluto. En realidad, no se trata de saber: es un don que no se adquiere. O bien, para adquirirlo, es preciso rehacer la propia educación, hacerse mejor y triunfar de sus malos instintos: entonces la risa de un hombre así podría muy probablemente mejorarse. Hay una gente a la que su risa traiciona: uno se da cuenta en seguida de lo que llevan en las entrañas. Incluso una risa indiscutiblemente inteligente es a veces repulsiva. La risa exige ante todo franqueza, pero ¿dónde encontrar franqueza entre los hombres? La risa exige bondad, y la gente ríe la mayoría de las veces malignamente. La risa franca y sin maldad, es la alegría: ¿dónde encontrar la alegría en nuestra época y dónde encontrar a la gente que sepa estar alegre? (…) La alegría de un hombre es su rasgo más revelador, juntamente con los pies y las manos. Hay caracteres que uno no llega a penetrar, pero un día ese hombre estalla en una risa bien franca, y he aquí de golpe todo su carácter desplegado delante de uno. Tan sólo las personas que gozan del desarrollo más elevado y más feliz pueden tener una alegría comunicativa, es decir, irresistible y buena. No quiero hablar del desarrollo intelectual, sino del carácter, del conjunto del hombre. Por eso si quieren ustedes estudiar a un hombre y conocer su alma, no presten atención a la forma que tenga de callarse, de hablar, de llorar, o a la forma en que se conmueva por las más nobles ideas. Miradlo más bien cuando ríe. Si ríe bien, es que es bueno. Y observad con atención todos los matices: hace falta por ejemplo que su risa no os parezca idiota en ningún caso, por alegre e ingenua que sea. En cuanto notéis el menor rasgo de estupidez en su risa, seguramente es que ese hombre es de espíritu limitado, aunque esté hormigueando de ideas. Si su risa no es idiota, pero el hombre, al reír, os ha parecido de pronto ridículo, aunque no sea más que un poquitín, sabed que ese hombre no posee el verdadero respeto de sí mismo o por lo menos no lo posee perfectamente. En fin, si esa risa, por comunicativa que sea, os parece sin embargo vulgar, sabed que ese hombre tiene una naturaleza vulgar, que todo lo que hayáis observado en él de noble y de elevado era o contrahecho y ficticio o tomado a préstamo inconscientemente, y de manera fatal tomará un mal camino más tarde, se ocupará de cosas “provechosas” y rechazará sin piedad sus ideas generosas como errores y tonterías de la juventud.
No inserto sin intención aquí esta larga parrafada sobre la risa, sacrificándole la coherencia al relato; la considero como una de las más serias conclusiones que yo haya extraído de la vida. (…) No comprendo más que una cosa: que la risa es la prueba más segura de un alma. Mirad a un niño; ciertos niños saben reír a la perfección, y por eso son irresistibles. Un niño que llora me resulta odioso, pero el que ríe y se alegra es un rayo del paraíso, una revelación del porvenir en el que el hombre llegará a ser, por fin, tan puro e ingenuo como un niño."

El fragmento pertenece a la novela "El adolescente", obra de Fiódor Dostoievski y para ilustrarla hemos elegido el óleo "La risueña" (La riallera) de Santiago Rusiñol, una obra que pertenece al Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Imagen: La fotografía esta tomada de la página "pxhere" donde figura como Dominio Público CC0. Se enlaza la fuente original donde figuran todos los datos de sus derechos: https://pxhere.com/es/photo/1247770

sábado, 20 de julio de 2019

Shelley Winters y sus dos comodines dorados




































La gran Shelley Winters (1920-2006) siempre fue una actriz dotada de una capacidad camaleónica para adaptarse a los más variopintos papeles y darles credibilidad; nada le importaba que fueran amas de casa, un rol que bordaba, o le tocara interpretar a una borracha o una mujer procaz y desinhibida, a todos ellos lograba acercarse de una forma admirable. Las chicas bonitas lucen bien en pantalla, pero para que las películas se sostengan a veces también se necesitan actrices que carguen con el peso dramático y desde luego nadie duda de que la Winters era una actriz de verdad, capaz de dar consistencia a cualquier obra. Bueno, algunos si dudaban....

Cuando la actriz tenía ya unos añitos, se presentó a una audición para un papel en la que debía tratar con un director joven e inexperto que poco sabía de las grandes leyendas del cine de unos años atrás. El caso es que el muchachito, bien acomodado en su sillón, se dirigió a la actriz y le preguntó:

-"Bueno, señora Winters, recuérdeme qué es lo que ha hecho hasta hoy"

La actriz, que ya estaba un poco de vuelta de tener que tratar con las nuevas generaciones de aspirantes a director, era consciente de que tenía un buen par de razones para conseguir el papel (no son las que aparecen en la foto), de modo que preparada como iba para impertinencias de este tipo, cogió la bolsa que llevaba con ella, metió la mano y sacó de la misma un reluciente Oscar que puso en la mesa diciendo: 

- "Este es por El Diario de Ana Frank”

Para después volver a meter la mano en el bolso y sacar un segundo Oscar, que tras poner junto al primero, le sirve para completar la presentación de sus referencias diciéndole: 

- “Y este, por "Un Retazo de Azul". Ahora, ¿por qué no me dice qué es lo que ha hecho usted hasta hoy?”. 

Por supuesto, Shelley Winters pasó la prueba. La incombustible actriz estuvo trabajando intensamente durante sesenta años, logró nominaciones o galardones en los Oscar en tres décadas distintas y se mantuvo ante las cámaras de cine hasta la avanzada edad de 83 años, dos antes de su muerte.


ImágenesLas fotografías de Shelley Winters  has sido tomadas de la maravillosa página de fondos gráficos de cine clásico Doctor Macro de la que se ha obtenido permiso expreso para hacer uso de sus fondos en este blog. Link:

viernes, 19 de julio de 2019

El sufrimiento de Yourcenar Vs. "El desconsuelo" de Llimona


"El sufrimiento es uno. Se habla de sufrimiento como se habla del placer, pero se habla de ellos cuando ya nos dominan. Cada vez que entran en nosotros, nos sorprenden como una sensación nueva y tenemos que reconocer que los habíamos olvidado. Son diferentes porque nosotros también lo somos: les entregamos cada vez un alma y un cuerpo modificados por la vida. Y sin embargo, el sufrimiento no es más que uno. No conoceremos de él, como no conoceremos del placer, más que algunas formas, siempre las mismas, de las que estamos presos. Habría que explicar esto: nuestra alma, supongo, no tiene más que un teclado restringido y aunque la vida se empeñe en hacerlo sonar, sólo podrá obtener dos o tres pobres notas."

El fragmento pertenece a la obra "Alexis o el tratado del combate estéril" escrita por Marguerite Yourcenar en 1929. El nombre real de la creadora de "Memorias de Adriano" era Marguerite Cleenewerck de Crayencour, y aunque nacida en Bruselas se crió en Francia desde muy pequeña y posteriormente se nacionalizó estadounidense en 1947. 

Para ilustrar el texto (o quien sabe si al contrario) hemos elegido  la maravillosa escultura del modernista Josep Llimona conocida como "El desconsuelo", obra de la que se decía en una guía del Museo del Prado, lugar en el que hay una copia: "Esta delicada, lánguida y misteriosa escultura muestra un exquisito tratamiento del cuerpo humano, un desnudo femenino perfecto, que evitando mostrar el rostro, transmite las creencias religiosas del escultor, y aún más la resignación, la desesperación y el desconsuelo" ( (L. Azcue). La fotografía pertenece a  la copia de la obra que se encuentra en el Parque de la Ciutadella de Barcelona, ciudad en la que existe otra copia en Museo de Arte Moderno de la misma ciudad. Como curiosidad decir que un original de la obra se expuso en la V Exposición Internacional de Arte de Barcelona de 1907 y en esta la obra tenía fijado un precio de 7.000 pesetas, o lo que es lo mismo 42 Euros... Me da la impresión de que incluso calculando la cifra con el efecto de la inflación seguiría siendo un precio irrisorio para tanta belleza.

Imagen: La fotografía es obra de "Coldcreation" y esta tomada, sin modificaciones, de la página "Wikimedia Commons" donde figura con licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Spain (CC BY-SA 3.0 ES)
Se enlaza la fuente original donde se dan todos los detalles de los derechos de la obra: 

jueves, 18 de julio de 2019

John Lennon y la Felicidad


"Cuando yo tenía cinco años, mi madre me decía que la felicidad era la clave de la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron que quería ser cuando fuera grande. Yo respondí: "feliz". Me dijeron que yo no entendía la pregunta y yo les respondí, que ellos no entendían la vida"

Y es que algunas veces para ser feliz solo queda "Dejarlo estar", como decía Lennon y McCartney en aquella famosa canción titulada "Let it be"




Imagen: La fotografía de John Lennon está tomada, sin modificaciones, de la página de Flickr de Charles Leblanc quien la presenta con licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 Genérico (CC BY-SA 2.0). Enlazamos la fuente original donde figuran los detalles de los derechos de la imagen: https://www.flickr.com/photos/httpoldmaisonblogspotcom/3093077315

miércoles, 17 de julio de 2019

"Apolo y Dafne": El origen de las coronas de laurel


No creo que sea posible encontrar una persona que no se quede boquiabierta ante la contemplación de esta bella escultura de Gian Lorenzo Bernini, el "Apolo y Dafne" (1625) que se exhibe en la Galería Borghese de Roma. Su dinamismo, el grado de detalle del pelo, las hojas que crecen de los dedos de Dafne o la expresión de horror de esta última nos harán dudar de que aquella obra maestra un día estuviera oculta en un frío bloque de mármol y por supuesto nos hablará de la enorme maestría de Bernini a la hora de trabajar la piedra. Pero la escultura cuenta una historia, que trascendiendo el hecho mitológico, tiene ecos en nuestros días en el mundo del deporte y que tiene que ver con la celebración de las victorias y las coronas de laurel. Cuenta la leyenda, recogida por Ovidio en su Metamorfosis, que Apolo menospreció la destreza de Eros, el Cupido romano, con el arco: 

"Dime, joven afeminado: ¿qué pretendes hacer con esa arma más propia de mis manos que de las tuyas? Yo sé lanzar las flechas certeras contra las bestias feroces y los feroces enemigos. [...] Conténtate con avivar con tus candelas un juego que yo conozco y no pretendas parangonar tus victorias con las mías" 

Eros, el mensajero del amor, no se tomó nada bien las palabras del arrogante Apolo y se decidió a darle un escarmiento. Con la destreza con el arco que le era propia, lanzó una flecha de oro a Apolo que le provocaría el amor inmediato y a la vez una flecha de plomo a Dafne que le haría sentir el más absoluto rechazo. Cuando Apolo estuvo frente a Dafne se sintió evidentemente herido de amor y de pasión por aquella hermosa ninfa y empezó a perseguirla y a rogarle que se quedara a su lado mientras que esta, poseída por el efecto contrario, empezó a huir de su lado. Apolo pidió ayuda a los Dioses para poder alcanzarla y lograr culminar su amor, lo que le fue concedido, momento en el que Dafne, al verse que iba ser atrapada sin remedio por Apolo, pidió igualmente ayuda a su padre, el rio Peneo, el cual a fin de proteger a su hija de las ansias del Dios decidió convertirla en laurel. Así, la escultura refleja el momento en que Apolo alcanza a Dafne, justo en el preciso instante en que ella empezaba a transformarse en árbol, tornándose su suave piel en dura corteza mientras sus pies echaban raíces hincándose en el suelo y sus manos se llenaban de ramas y hojas. Apolo desconsolado se abrazó a aquella mujer que ya no era más que un árbol y echándose a llorar decía: 

"Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria."

Desde entonces, como quería Apolo, las coronas de laurel ciñen las sienes de las personas que logran subir a lo más alto en el deporte y también en otras facetas de la vida. Apuntar que en griego la palabra Daphne significa "laurel".

De complemento os dejo un soneto (el nº XIII) de Garcilaso de la Vega sobre este mito:

A Dafne ya los brazos le crecían, 
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al oro oscurecían.

De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban, 
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño, 
a fuerza de llorar, crecer hacía 
el árbol que con lágrimas regaba. 

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba! 

Imagen: La fotografía, obra de "Architas", esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura habilitada su reproducción al ampararse en una licencia de derechos Creative Commons Atributión - Share Alike 4.0 (CC BY-SA 4.0). Ser enlaza la fuente original donde se da detalle por extenso de todos sus derechos:
https://es.wikipedia.org/wiki/Apolo_y_Dafne#/media/Archivo:Apollo_and_Daphne_(Bernini).jpg

martes, 16 de julio de 2019

"Casino" y las perlas del violento Nicky Santoro


“Hay tres maneras de hacer las cosas: bien, mal y como yo las hago” (Robert de Niro)

Esa es una de las perlas indiscutibles del guión de la película "Casino" (1995) una de las maravillas que suele regalarnos Martin Scorsese a los amantes del cine, un film elegante y violento a partes iguales. El film debe incluirse sin duda entre las mejores diez películas de gangsters de todos los tiempos, una obra maestra en todos los sentidos, que como es habitual en las obras de Scorsese, no se llevó ni un triste Oscar, es más, solo tuvo una nominación, la de Sharon Stone, que para ser sinceros se debería haber llevado el premio."Casino" era la octava colaboración de Scorsese con Robert de Niro (después se aficionaría a Leonardo di Caprio) y la tercera vez en que coincidían Joe Pesci con De Niro a las ordenes del director, tras "Uno de los Nuestros" y "Toro salvaje". ¡Vaya personaje el de Pesci en "Casino"! Y es que, si bien es cierto que el protagonista indiscutible es Robert de Niro, soberbio dando vida a Sam "Ace" Rothstein, el que parece salir mas fovorecido en los parlamentos de la película es Joe Pesci, que daba vida al violento Nicky Santoro, un sujeto ingobernable que estaba basado en un personaje real llamado Tony "The Ant" Spilotro. Algunas de sus frases son memorables, desde el mismísimo inicio de la película que se abre con este aperitivo para ponernos rapidamente en situación sobre lo que vamos a ver:

"Hay muchos agujeros cavados en ese desierto y muchos problemas enterrados en ellos. Pero hay que hacer bien las cosas, hay que haber cavado el agujero antes de llegar allí con el paquete en el maletero, sino tienes que tirar de pala durante treinta o cuarenta y cinco minutos, y quien te asegura que en ese tiempo no aparece alguien, eso te obligaría a cavar unos cuantos agujeros más, vamos que te puedes pasar allí toda la puta noche."

“Sabes, creo que tienes una imagen equivocada de mi, y lo menos que puedo hacer es explicarte exáctamente como funciono. Por ejemplo, mañana me levantaré pronto y me daré un paseito hasta tu banco. Luego entraré a verte y.., si no tienes preparado mi dinero, delante de tus propios empleados te abriré tu puta cabeza. Y cuando cumpla mi condena y salga de la cárcel, con suerte, tú estarás saliendo del coma. ¿y que haré yo?, te volveré a romper tu puta cabeza. Porque yo soy idiota, y a mí lo de la cárcel me la suda. A eso me dedico, así funciono yo"

"Nicky tenía una forma infalible para ganar. No era muy científica pero le valía. Si ganaba cobraba su dinero y si perdía les mandaba a la mierda, ¿qué iban a hacer? ¿coaccionar a Nicky? Nicky era la coacción"

- ¿Entiendes lo que dice esta nena, Frankie? ¿Oyes a esta nena, Ace? ¿La puta nena está llorando? ¿Qué le ha pasado al tipo duro que le decía a mi amigo que se metiera la pluma por el puto culo? - ("Aún estaba intentando digerir lo que aquel tipo me había dicho, cuando Nicky se abalanzó sobre él. Por muy grande que fuera, no había tipo que pudiera con Nicky. Si le daban un puñetazo, volvía con un bate de béisbol. Si le amenazaban con una navaja, volvía con una pistola. Y si alguien le sacaba una pistola, ya podía matarle, porque Nicky no le dejaría en paz hasta que uno de los dos estuviera muerto.")

"El desierto me parecía un lugar inquietante, no podías saber quien estaba enterrado allí"


La imagen, que es un fotograma de la película "Casino" (1995 - Martin Scorsese) ha sido tomada -recortada para adaptarla al blog- de la página "Classic Film" de Flickr donde aparece bajo la siguiente etiqueta Creative Commons: Reconocimiento-No comercial 2.0 genérico (CC BY-NC 2.0) . Se enlaza la fuente original donde se dan más detalle de sus derechos.
https://www.flickr.com/photos/29069717@N02

lunes, 15 de julio de 2019

Cortázar y sus "Instrucciones para subir una escalera"



"Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso."


Este pequeño cuento del escritor argentino Julio Cortázar aparece en su libro  "Historias de cronopios y de famas",  una obra de 1962 con cuentos y fragmentos de corte un tanto surrealista en los que algunas cosas quedan sujetas a la libre interpretación del lector. Y aunque Cortázar ya advertía: "El problema conmigo, ya te lo cuentan, es que cuando me piden explicaciones es a pura perdida, porque a mí me cuesta mucho explicar cosas que no me las explico yo mismo", el propio escritor explicaba el título de la obra en la entrevista que le realizó Joaquín Soler Serrano en el programa "A fondo", y así definía a los Cronopios y las famas de la siguiente forma:

"Vino así, el nombre y la imagen, y es por eso que al principio cuando se los define, se busca la definición en el mismo libro; empecé a escribir sin saber cómo eran y luego ya tomaron un aspecto humano… Relativamente humano, porque nunca son completamente seres humanos, con esas conductas especiales de los cronopios que son un poco la conducta del poeta, del asocial, del hombre que vive un poco al margen de las cosas; frente a los cuales se plantan los famas que son los grandes gerentes de los bancos, presidentes de las repúblicas, de la gente formal que defiende un orden."

Y entre unos y otros según contaba Cortázar estaban "las esperanzas"

"Las esperanzas son personajes intermedios, que están un poco a mitad de camino, sometidas a la influencia de los famas o de los cronopios, según las circunstancias"

Imagen: La fotografía de Julio Cortázar es obra de Sara Facio y está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura catalogada como "Dominio Público" CC 0. Enlazamos la fuente original donde se detallan todos los derechos de la misma. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cort%C3%A1zar.jpg

domingo, 14 de julio de 2019

Las últimas palabras de Buster Keaton


Hay algunas personas que son geniales en cualquier circunstancia y que incluso encontrándose en trances tan delicados como el de enfrentarse a la muerte, saben ofrecer un último destello que confirma la brillantez de toda una vida y uno de esos maravillosos seres, que en realidad no deberían de morir nunca, era Buster Keaton. Se cuenta que encontrándose el actor y director al que muchos conocían por "Cara de palo" o "Pamplinas"  ya muy mayor y enfermo en la cama, estaba rodeado de todos sus familiares y amigos que le acompañaban en los que se sabían eran sus últimos momentos. De pronto Keaton, exhaló un suspiro y se quedó completamente inmóvil, lo que provocó el sobresalto de todos los presentes. Uno de ellos dijo: "Creo que ha muerto". A lo que otro añadió: "Tocadle los pies, dicen que la gente, cuando va a morir, tiene los pies fríos". En ese momento, Buster Keaton que seguía con vida, dijo con un hilillo de voz: "Juana de Arco no"

Y ciertamente, nadie puede afirmar que Juana de Arco tuviera precisamente los pies fríos antes de morir. Y así, tras robar su última sonrisa con esta aguda puntualización murió realmente Buster Keaton, resultando esas sus últimas palabras.

Terminamos la anécdota con una selección de escenas cómicas del inmortal Buster Keaton:


Imagen: La fotografía de Buster Keaton  ha sido tomada de la maravillosa página de fondos gráficos de cine clásico Doctor Macro de la que se ha obtenido permiso expreso para hacer uso de sus fondos en este blog. → https://www.doctormacro.com/Movie%20Star%20Pages/Keaton,%20Buster-Annex2.htm

sábado, 13 de julio de 2019

Caminos: Nietzsche Vs. Antonio Machado



"Por muchos caminos diferentes y de múltiples modos llegué yo a mi verdad; no por una única escala ascendí hasta la altura desde donde mis ojos recorren el mundo. Y nunca me ha gustado preguntar por caminos, – ¡esto repugna siempre a mi gusto! Prefería preguntar y someter a prueba a los caminos mismos. Un ensayar y un preguntar fue todo mi caminar: – ¡y en verdad, también hay que aprender a responder a tal preguntar! Éste – es mi gusto: – no un buen gusto, no un mal gusto, pero sí mi gusto, del cual ya no me avergüenzo ni lo oculto. «Éste – es mi camino, – ¿dónde está el suyo?», así respondía yo a quienes me preguntaban «por el camino». ¡El camino, en efecto, – no existe! " 

De una manera u otra, Friedrich Nietzsche negaba el camino en este pasaje de "Así habló Zaratustra" de forma similar, aunque con intenciones y motivaciones diferentes, a como lo hacía Antonio Machado en su famoso poema, la entrada XXIX de sus "Proverbios y Cantares" recogidos en "Campos de Castilla":

Caminante, son tus huellas 
el camino, y nada más; 
caminante, no hay camino, 
se hace camino al andar. 
Al andar se hace camino, 
y al volver la vista atrás 
se ve la senda que nunca 
se ha de volver a pisar. 
Caminante, no hay camino, 
sino estelas en la mar.

Y uno se queda entre dos caminos, dubitativo sobre que palabras llevan más verdad y aún  sabiendo que no hay camino, cuando llega a la memoria la voz de Serrat uno se aclara las ideas y vuelve con él a tararear el inicio de aquellos "Proverbios y cantares", y noto que gusto más de esa filosofía machadiana hecha poesía, menos sesuda que la del bigotudo Don Federico pero que como si de un himno se tratase te sale de dentro y te hace cantar: "Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse."  Pero dejemos a Serrat.....


Imagen: La fotografía de cabecera, obra de Gustav Schultze datada en 1882, está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como de "Dominio Público" CC 0. Se enlaza la fuente original donde figuran todos los detalles de los derechos de la imagen: 

viernes, 12 de julio de 2019

Stanley Kubrick, el domador de "Espartaco"


Stanley Kubrick era de ese tipo de director de cine que sabe muy bien lo que quiere y que hará todo lo que sea necesario para que el resultado final de sus proyectos sea lo más parecido posible a lo que tenía en mente, si es que por un casual, no logra reproducirlo con exactitud. Durante el rodaje de la película "Espartaco" (1960), el joven director, con poco más de treinta años, ya apuntaba sus fijaciones y eran habituales las discusiones con el resto de personal técnico con los que tenía sus más y sus menos para hacer valer su forma de ver las cosas. Casi como si de un domador se tratase no dudaba en agitar el látigo para meter en cintura a aquellos técnicos y actores que no entendían tanta soberbia en alguien tan joven. La cosa llegó a cotas surrealistas con el prestigioso Russell Metty, el "director de fotografía" de la película y que ya había dejado su firma en trabajos como "Escrito sobre el viento" e "Imitación a la vida" de Douglas Sirk o la esplendorosa "Sed de mal" de Orson Welles, y que justo tras Espartaco continuaría con trabajos soberbios como el de "Vidas Rebeldes" con John Huston. Pero Stanley Kubrick era muy terco y además, todo hay que decirlo, era un experto fotógrafo que había visto recompensado su trabajo con publicaciones gráficas en la afamada revista "Life" e incluso se había encargado de la dirección de fotografía en películas anteriores suyas como "El beso del asesino" (1955) o "Atraco perfecto" (1956). Sabiendo muy bien los efectos que quería en "Espartaco" y como conseguirlos, no paraba de tener encontronazos con Russell Metty y este cansado de tanta intromisión en su trabajo, en el que parecía que todo estaba hecho al revés, se marchó un día del rodaje echando humo por las orejas. Cuando volvió, Stanley Kubrick ya no quería hablar, le dijo que se sentara en una silla y no molestara, encargándose desde entonces el propio Kubrick de las cuestiones técnicas de fotografía de la película que por entonces prácticamente acababa de comenzar su rodaje. Russell Metty, aguantó estoicamente aquella humillación, principalmente porque no había sido despedido y supongo que no ser su estilo abandonar por propia iniciativa. El caso es que cuando terminó la película, su participación en el resultado final fue mínima y el director de fotografía pidió que su nombre no saliera en los títulos de crédito de la misma, algo que tampoco consiguió. La razón era bien simple, una película ha de tener necesariamente un director de fotografía y los sindicatos profesionales exigen que se ha de estar sindicado para asumir este rol, algo que en ese momento no cumplía Stanley Kubrick, motivo por el cual Metty apareció en los títulos de crédito, y fue el motivo por el que tuvo que soportar la humillación definitiva de subir ese año a recoger el Oscar a la mejor fotografía por "Espartaco", el único que ganó en una esplendorosa carrera con más de 150 títulos, algunos de ellos verdaderas obras maestras. Las cosas de Kubrick.... Abajo podemos ver a Russell Metty, junto a Ann Blyth en el set de rodaje de "Venganza de mujer" (1948 - Zoltan Korda).


Imágenes: Las fotografías están tomadas de los fondos de Wikimedia Commons donde figuran catalogadas como "Dominio Público" CC 0. La segunda ha sido recortada lateralmente. 
Se enlazan las fuentes originales donde se da detalle de sus derechos:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:KubrickForLook_(cropped).jpg
P95 DCIJ

jueves, 11 de julio de 2019

Las siete edades de Shakespeare


"El mundo entero es un teatro, y todos los hombres y mujeres simplemente comediantes. Tienen sus entradas y salidas, y un hombre en su tiempo representa muchos papeles, y sus actos son siete edades. Primero, es el niño que da vagidos y babea en los brazos de la nodriza; luego, es el escolar lloricón, con su mochila y su reluciente cara de aurora, que, como un caracol, se arrastra de mala gana a la escuela. En seguida, es el enamorado, suspirando como un horno, con una balada doliente compuesta a las rejas de su adorada. Después, es un soldado, aforrado de extraños juramentos y barbado como un leopardo, celoso de su honor, pronto y atrevido en la querella, buscando la burbuja de aire de la reputación hasta en la boca de los cañones. Más tarde, es el juez, con su hermoso vientre redondo, relleno de un buen capón, los ojos severos y la barba de corte cuidado, lleno de graves dichos y de lugares comunes. Y así representa su papel. La sexta edad nos le transforma en el personaje del enjuto y embabucado Pantalón, con sus anteojos sobre la nariz y su bolsa al lado. Las calzas de su juventud, que ha conservado cuidadosamente, serían un mundo de anchas para sus magras canillas, y su fuerte voz viril, convertida de nuevo en atiplada de niño, emite ahora sonidos de caramillo y de silbato. En fin, la última escena de todas, la que termina esta extraña historia llena de acontecimientos, es la segunda infancia y el total olvido, sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada. "

El fragmento pertenece a la obra de Shakespeare titulada "Como gustéis" (1599) y para ilustrarla hemos elegido una fotografía de una de la más entrañables de esas siete edades, la niñez, en la que todo es una sorpresa y un juego. La imagen , titulada "Remy escuchando el mar" es obra del fotógrafo francés Edouard Boubat.

Imagen: La imagen, sin modificaciones, esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde se encuentra etiquetada como de uso "gratuito" dentro de los términos de la licencia: Attribution-ShareAlike 3.0 Unported (CC BY-SA 3.0). Se enlaza la fuente donde se detallan todos los derechos de la obra:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Remi_%C3%A9coutant_la_mer,_Edouard_Boubat,_Paris,_1995.jpg

miércoles, 10 de julio de 2019

Jerry Lewis y los actores


Jerry Lewis era mucho más que un actor cómico con una incontinencia gestual sin límites, de hecho era un director talentoso y también una persona cuyas opiniones sobre el mundo del cine siempre han sido muy valoradas por su gran agudeza. Al respecto de los actores manifestaba:

"Si se les trata como seres humanos, los actores son capaces de dar la vida por uno. Tienen que demostrarles que los quieren y los necesitan. Páguenles lo que pidan, pero no demasiado. Trátenlos amablemente. Denle a la actriz un traje limpio y cerciórense de que tenga su café listo todas las mañanas y las otras chucherías. Gustosamente dará la vida por uno"

"Los actores son una clase muy especial de personas. Todos tienen nueve años de edad. Se detienen en esa edad"

Esta idea de relacionar a los actores con la infancia no es exclusiva de Jerry Lewis y el gran Fernando Fernán Gómez también jugaba con ella:

"Ser actor es algo que emana del deseo latente que tienen todos los niños hasta que son domesticados"

Imágen: La fotografía de cabecera es una imagen promocional de la película "Rock a bye baby" (1958 - Frank Tashlin) y ha sido tomada de la maravillosa página de fondos gráficos de cine clásico Doctor Macro de la que se ha obtenido permiso expreso para hacer uso de sus fondos en este blog.
Link: https://www.doctormacro.com/Movie%20Summaries/R/Rock-a-Bye%20Baby.htm

martes, 9 de julio de 2019

Manuel Vicent Vs Edward Hopper



“Sé perfectamente que el día en que me muera no echaré de menos los grandes acontecimientos que pude haber vivido, sino el perfume del café con tostadas y algunas pequeñas sensaciones, por ejemplo, estirar la pierna hacia el lado fresco de la sábana en las madrugadas de primavera cuando cantaba el mirlo en el jardín. Si me da un poco de pereza morir es porque ya no podré ir por las mañanas a comprar el periódico ni contemplar de camino en la parada del autobús los rostros frescos de las adolescentes que tienen aún todo el amor por delante. Mi lucha por la existencia consiste en que a la hora del desayuno sea mucho más importante el aroma del café que las catástrofes que leo en el periódico abierto junto a las tostadas.

También es muy placentero llamar por teléfono a algún amigo a media mañana para que te cuente los últimos rumores. Por un lado está la Crítica de la razón pura, de Kant, y por otro están los chismes. Supongo que los chismes de las tertulias será lo último que uno recuerde con una marca más indeleble que cualquier filosofía, y junto a ello estará la suavidad de un paseo vespertino, algunas puestas de sol, las lecturas de noche en la cama con la amorosa luz de la mesilla. Quisiera saber qué hace llorar a los moribundos más sabios. Sin duda, sus lágrimas no se deben a los triunfos que consiguieron ni a las grandes tragedias que soportaron sino a los sencillos placeres que experimentaron, a la gente buena que conocieron, a los alimentos que degustaron con parsimonia entre amigos. ¿Qué es la muerte? Tal vez la muerte consiste en no tomar ya más un cruasán crujiente con el café por las mañanas junto al ventanal ni enterarse ya nunca jamás de los resultados del Campeonato de Liga cada domingo. Al final de todas las religiones y filosofías, en medio de tantos dioses, héroes y sueños, resulta que la vida no es sino un conjunto de chismes y un nudo de aromas, una pequeña costumbre cuyos pilares tan sólidos son de humo y salen de ciertas tazas frente a las cuales uno ha sido feliz”.

"Café solo" es un texto de Manuel Vicent incluido en su obra "Las horas paganas" (1998) y lo hemos acompañado de una obra del siempre reflexivo Edward Hopper, en este caso el óleo "Chop suey" de 1929.

Imagen: La imagen esta tomada de Wikimedia Commons donde se encuentra etiquetada como "Dominio Público" CC 0.- Se enlaza la fuente donde figuran todos los detalles de sus derechos:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Edward_hopper_chop_suey.jpg

domingo, 7 de julio de 2019

Édith Piaf y la historia del "Himno al amor"


Édith Piaf nunca tuvo una vida fácil y si hubo un momento en su vida en el que parecía que le sonreía la fortuna fue cuando conoció a su gran amor, el campeón del mundo de boxeo, el francés  Marcel Cerdan, que abandonó a su mujer e hijos para unirse a la cantante en un apasionado romance. Su unión era total y cuando por algún combate o actuación habían de separarse se escribían su amor de forma arrebatadora:

"Yo te amo irracionalmente, anormalmente, locamente, y nada puedo hacer para evitarlo. La culpa es tuya, eres magnifico. Abrázame con el pensamiento entre tus brazos y piensa que nada cuenta en el mundo aparte de tu y yo"

Palabras a las que Cerdan contestaba: "Existe una sola Édith Piaf y yo tengo la suerte, yo, pobre boxeador bruto, de ser amado por ella"

Pero en un viaje de retorno de Marcel Cerdan desde París a Nueva York, donde se encontraba la cantante, su avión se estrelló y el boxeador perdió la vida. El golpe para Édith Piaf no tuvo medida, se derrumbó por completo y cayó en el abrazo de la morfina a la que recurría para intentar aliviar su dolor. Desde entonces siempre que entonaba el tema "Hymne a l'amour", compuesto por la Piaf curiosamente antes de la muerte de Cerdan, se lo dedicaba a aquel "pobre boxeador bruto" que le robó el corazón para siempre. Cuentan que la primera vez que la cantó tras perder a su amor se desmayó antes de poder finalizarla. Como curiosidad apuntar que durante el franquismo los censores prohibieron su difusión en la radio; parece que tanto amor como para renegar de la patria no era de recibo. La letra -más o menos- decía así:

El cielo azul puede hundirse sobre nosotros 
y la tierra puede venirse abajo.
Poco me importa, si tú me amas.
No me importa el mundo entero
mientras que el amor inunde mis mañanas
mientras que mi cuerpo se estremezca entre tus manos.
Poco me importan los problemas
Amor mio, ya que tú me amas.

Iría hasta el fin del mundo,
me teñiría de rubia
si me lo pidieses tú.
Iría a descolgar la luna,
iría a robar una fortuna
si tú me lo pidieses.

Renegaría de mi patria,
renegaría de mis amigos
si me lo pidieses tú.
Se pueden reír de mi...
que haría lo que fuera
si me lo pidieses tú.

Si un día la vida te arranca de mi lado,
si murieses estando lejos de mi
poco me importa, si tu me amas
porque yo también moriría.
Tendremos para nosotros la eternidad
en el azul de toda la inmensidad
en el cielo ya sin problemas
¿Mi amor, crees que nos amamos?

Dios vuelve a juntar a los que se aman.


Imagen: La fotografía, del Estudio Harcourt, ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons, donde figura catalogada como "Dominio Público" CC 0. Enlazamos la fuente original de la imagen donde se detalla toda la información acerca de sus derechos: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Piaf_Harcourt_1939.jpg

sábado, 6 de julio de 2019

Marilyn Monroe y la Ley de la Gravedad


En uno de los rodajes en los que Billy Wilder tuvo la oportunidad de dirigir a Marilyn, esta había de aparecer en escena con un sugerente camisón y Wilder viendo la turgencia de los pechos de la Monroe -ligeramente caídos hacia arriba-, tuvo dudas al respecto y según nos relata el propio director le comentó a la actriz:

"Nadie lleva sujetador debajo del camisón", "no llevo", repuso ella. Cogió mi mano y la puso sobre su pecho. No llevaba sujetador. Sus pechos eran un milagro de forma, firmeza y una pública resistencia contra la fuerza de la gravedad"

Las cosas de Marilyn..... Arriba podemos ver la rubia excepción de las Leyes de Newton, en un descanso de "La tentación vive arriba" (The seven year itch - 1955)

Imagen: La fotografía está tomada de la maravillosa página de fondos gráficos de cine clásico Doctor Macro de la que se ha obtenido permiso expreso para hacer uso de sus fondos en este blog. 
Enlace a la fuente: https://www.doctormacro.com/Images/Monroe