martes, 30 de agosto de 2022

Ava Gardner ante el espejo

 

No cabe duda de que cuando Ava Gardner se miraba en los espejos había de verse hermosa, lo cual no quita que con el tiempo ese reflejo de su imagen terminará por provocarle sentimientos encontrados, de hecho llegó a reconocer que su belleza llegó a constituir un problema:

"En cierto modo llegué a odiar mi belleza muy a menudo. Ahora que el tiempo se la ha llevado me proporciona casi un alivio. No me importa envejecer, pero me asusta ser olvidada y volver al anonimato."

En cierta ocasión, una bellísima joven hispanoamericana, al ser presentada a Ava Gardner le dijo:

-Yo tenia la idea, a través de sus películas, de que usted era muy guapa, pero ahora, al verla al natural, he descubierto que es usted la mujer más bella del mundo.

Ava Gardner sonrió y le contestó:

-No, no lo soy

La jovencita se disponía a reiterar su afirmación, pero Ava Gardner no la dejo empezar a hablar y concluyó:

-Ya no lo soy, porque desde este momento lo es usted.

Todavía era una recién llegada en el mundillo de Hollywood, un diamante sin pulir, y ya quedaba constancia en la ficha que le abrieron de algunos de los motivos por los que más tarde sería conocida como el animal más bello del mundo: Un bellezón de metro setenta y con una sinuosa silueta de 92x50x92.
  
Su iman no residía sólo en su belleza, sino también en su singular carácter. Mujer inclasificable qeu igual que podía competir bebiendo o hablando inapropiadamente con el más rudo camionero de la América profunda, también podía encandilar a cualquier hombre que se le cruzara en su camino. 

Era capaz de que los ascensoristas la escogieran unánimemente como la chica con la que les gustaría quedarse atascados en lo alto del Empire State Building o hacer que Ernest Hemingway, con el que mantenía una sincera amistad, luciera durante años en su cuello un colgante con una de las piedras que le quitaron a Ava del riñón tras ser operada de un cólico nefrítico.

Otro escritor que se quedó encandilado con su personalidad fue Tennessee Williams quien tras conocerla durante el rodaje de "La noche de la iguana" tuvo la ocurrencia de encadenar una iguana de verdad en el porche de su carsa y llamarla "Señora Ava Gardner".

Los actores dicen que no sienten ni frio ni calor durante las escenas románticas, más si cabe si uno de los intervinientes no tiene la libido orientada hacia el sexo contrario, como parece que le ocurría a Burt Lancaster, el cual sin embargo reconoció en cierta ocasión: "La primera vez que besé a Ava Gardner en el rodaje de "Forajidos" tuve una erección" Y es que, seguramente, si Ava hubiera pasado por la ciudad de Pisa, su torre ya no estaría inclinada.

Algunas personas que la conocieron muy de cerca dijeron de ella:

"Ava era una persona de una extraordinaria calidad humana. Como belleza física está claro que nunca tuvo discusión, pero lo que mucha gente no sabe es que tenía tanta belleza moral como física. Desprendida y generosa, el dinero no contaba para ella. Eso sí era irritable y caprichosa. Tenía que tener lo que quería en el momento que lo quería, y cuando se le llevaba la contraria era imposible. Se guiaba por sus impulsos, no pensaba con la cabeza, pero no porque fuera tonta, sino porque era así, instintiva. Tenía un carácter muy fuerte, aunque a los cinco minutos se le había olvidado completamente lo que le había hecho saltar. Ava también era muy amiga de sus amigos, con una lealtad inmensa. Se daba íntegra, no tenía frenos ni trabas. Además era una mujer que siempre iba al natural, pues no le daba la menor importancia a la belleza. No se maquillaba prácticamente, no necesitaba nada. Otro factor importante de su forma de ser era su recuperación física. Tan tremenda que con una hora de sueño estaba dispuesta a trabajar diez horas seguidas. Además, no veía el riesgo en nada. Toreó conmigo al alimón alguna vez en Villapaz, como si nada. Ava era indiscutiblemente una fuerza de la naturaleza". (Luis Miguel Dominguín)

"Ava Gardner es fácil de retratar aunque haya estado en pie hasta las cinco de la mañana y se haya levantado cuatro horas más tarde". (Jack Cardiff - Director de fotografía norteamericano)

"Ava era encantadora, una auténtica reina de la pantalla realmente excitante; maravillosa de contemplar y con unas piernas adorables. Cuando pasa por la pantalla te dan ganas de dejarlo todo y seguirla".(George Cukor)

"A los 23 años ya era una mujer como para morir por ella. La conocí durante cuarenta años y siempre me sorprendía... Quizá bebía más de la cuenta, pero en el trabajo nunca vi ningún indicio de alcohol. Nunca llegaba tarde, siempre sabía su diálogo y siempre fue disciplinada".(Gregory Peck)

"A Ava Gardner parece que la estoy viendo en la Feria de Abril de Sevilla, con aquel hoyo en la barbilla, aquel corte de cara... Nadie como ella para saber estar en un sitio, hasta que dejaba de estarlo, porque bebía demasiado" (Lola Flores)

"Después de sufrir la apoplejía, creo que no podía soportar que alguien la viera. Un día la llamé por teléfono y le dije que quería hablar con la verdadera Ava. Ella me contestó: "Está muerta"". (Arlene Dahl - Actriz y mejor amiga de Ava)

Sobre España, donde tantos años y juergas pasó, decía:

"Representaba todo lo que ellos censuraban: una mujer, que vivía sola, que estaba divorciada, que no era católica y, además, era actriz".


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domingo, 28 de agosto de 2022

Las rarezas de Manuel de Falla y un olvidado Nocturno


“Error funesto es decir que hay que comprender la música para gozar de ella. La música no se hace, ni debe jamás hacerse para que se comprenda, sino para que se sienta”

Y yo, humildemente, estoy totalmente de acuerdo con el gran maestro Manuel de Falla, uno de los pocos compositores de primerísima linea a nivel mundial que ha dado nuestro País. Era Falla un ser atenazado en cierta manera por sus manías, fobias y rarezas. Una de sus fijaciones más llamativa era el horror que le producía la más mínima suciedad. Falla siempre fue muy proclive a los catarros y enfermedades pulmonares y puede que por eso tuviera declarada la guerra total al polvo e hiciera lo indecible por no entrar en contacto con el. Su primer biógrafo, el compositor Jaime Pahissa, contaba que habiendo ido a visitar a Falla el pintor Manuel Ángeles Ortiz, este lo vio al final de la calle donde vivía. Falla le hizo señas de que esperase y eso hizo. Lo curioso es que Falla tampoco avanzaba, permanecía parado en la calle quieto, tapándose la boca con un pañuelo. La raíz de aquel extraño comportamiento estaba en que acababan de barrer la calle y Falla esperó para encontrarse con su amigo un buen rato, hasta que estuvo seguro de que había desaparecido del ambiente la última mota del polvo removido por el barrendero.  La cosa no quedaba aquí, se cuenta que cada vez que se encontraba ante el compromiso de tocar en un piano que no era el suyo no podía evitar el ritual previo a posar sus manos en el mismo de limpiar metódicamente cada una de las teclas del instrumento con alcohol para evitar así entrar en contacto con el polvo o los vestigios que aún pudieran encontrarse allí de anteriores pianistas. Su compulsión por la limpieza le llevaba a limpiarse compulsivamente las manos lo que le provoco una severa dermatitis. 

Pero más allá de todas estas manías, que en mayor o menor grado tenemos todos, ha de reseñarse también el otro lado de la monedea, su increíble talento para la composición. A él le debemos obras como "Noches en los jardines de España", "El amor brujo", "El sombrero de tres picos" o "La vida breve" por mentar solamente los títulos más populares. Este gaditano de nacimiento frecuentó la compañía y amistad de otros genios de la música como Debussy, Ravel, Albeniz Dukas, quedando muy patente en su obra las influencias recibidas del impresionismo francés que hacen de su música una obra refinada y colorista. 

Hoy, evitando las piezas más populares, ilustraremos esta entrada con una obra de juventud del Maestro Falla, seguramente desconocida para la mayoría (como gran parte de nuestro patrimonio musical), un delicioso nocturno para piano, muy del estilo de su admirado Chopin y que compuso con veinte años -data de 1896-. De la pieza decía el propio Falla:

"...Lo que publiqué antes de 1904 no tiene el más mínimo valor. Todas son tonterías, algunas escritas entre los 17 y 20 años, aunque publicadas después. Un Nocturno, por ejemplo, que escribí siendo apenas un niño. Cuando se lo enseñé, mucho tiempo después, a un editor de Madrid, pensó que podía interesar y lo publicó, y esto fue todo..."


Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

sábado, 27 de agosto de 2022

John Ford y los retrasos


"Nunca pensé en lo que hacía en términos de arte, o esto es grande o estremecedor, o cosas por el estilo. Para mí siempre fue un trabajo, que yo disfruté enormemente"

Son palabras de John Ford, reconocido por la mayoría como el mejor director de cine de la historia. Era un tipo con las cosas muy claras y amigo de pocas tonterías, de este modo si podía resolver una escena con una toma lo hacía y evitaba repetirlas por repetir y gastar metros de película con el único argumento de "por si acaso". Solía moverse dentro del calendario de rodaje prefijado, pero si era necesario sabía cortar por lo sano para no salirse de presupuesto. Hay una anécdota famosa al respecto que cuenta el cámara Joseph La Shelle en el libro que Peter Bogdanovich le dedica al director:

"Estábamos haciendo una película y el jefe del estudio envió a su ayudante a decir a Ford que llevaba un día de retraso.
-"Ah -dijo Ford muy cortés-. ¿Y cuántas páginas se figura que podemos rodar al día?"
-"Unas ocho, supongo" - dijo el tío-.
-"¿Quiere darme el guion?" - preguntó Ford, y el ayudante se lo dio. Contó ocho páginas que todavía no se habían rodado, las arrancó y le devolvió el guion- "Ahora puede decirle a su jefe que ya estamos al día" - le dijo. Y ya no rodó las ocho páginas"

Un tipo ciertamente singular, casi indefinible, aunque otro gran director, Frank Capra, intentó acercarse:

"John era mitad tirano, mitad revolucionario; mitad santo, mitad demonio; mitad posible, mitad imposible; mitad genio, mitad irlandés; pero un director completo y para siempre"

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original 

viernes, 26 de agosto de 2022

Al Capone y los curiosos entierros de la mafia


"Puedes conseguir mucho más con una palabra amable y una pistola que con una sola palabra amable"  (Al Capone)

La mafia siempre ha sido una organización llena de códigos y tradiciones no escritas y una de ellas es la curiosa forma en la que se celebraban los funerales de los capos mafiosos, fallecidos por así decirlo, a causa de un "accidente laboral", sobre todo a partir de que Alphonse Capone (Al Capone) le diera una especial notoriedad a este tipo de eventos. Así se fue conformando una especie de liturgia muy singular que dudo mucho continúe en la actualidad.

Por ejemplo, los amigos del difunto en señal de duelo dejaban de afeitarse desde el momento en que sabían la noticia hasta después del entierro a fin de que una vez llegado el momento del sepelio, mostrar un rostro en el que resultase más patente el dolor por la pérdida del "supuesto" amigo, costumbre que no era sino el eco de un uso napolitano. La pompa y boato con la que podía llegar a adornarse uno de estos funerales a veces rayaba en lo absurdo como veremos a continuación.

Uno de los funerales más sonados fue el de Dion O'Bannion, el gran rival de Al Capone en Chicago. Aquel tenía como tapadera de sus oscuras actividades una floristería (que curiosamente era la que surtía de flores a todos los funerales del gremio), hasta que unos secuaces de Al Capone entraron en la mentada tienda y le dieron "matarile" al competidor de Scarface. Flores como supondréis no faltaron, pero además se le agasajó con un ataúd de bronce y cristal de 10.000 dólares de los de entonces, adornado por dos ángeles de oro macizo y cuatro candelabros de plata. Se instaló una capilla ardiente por donde desfilaron hasta 40.000 personas (no sabemos si todas iban sin afeitar) y no faltaron ofrendas florales de su grande "Amigo" Al Capone en las que se podían leer cintas con la leyenda "From Al to Pal" algo así como "De Al a un amigo" que era la fórmula con la que habitualmente Scarface solía despedirse de los competidores en el negocio, y con la que además intentaba escurrir el bulto de posibles implicaciones en la muerte del gánster en cuestión. No se sabe si en las balas que ordenó dispararle mandó grabar algo similar.

El desfile ya fue el acabose y el cortejo iba acompañado de la Chicago Symphony Orchestra interpretando piezas apropiadas a las circunstancias y seguido por más de 20.000 dolientes, poniendo el broche final un escuadrón de la Policía Montada enviado por el Alcalde de la ciudad de Chicago que por lo visto también estaba en la nomina de Capone. Como podéis suponer la policía no logró resolver este asesinato…

"No confundas mi amabilidad con debilidad. Soy amable con todos, pero cuando alguien no lo es conmigo, la debilidad no es lo que recordarás sobre mi" (Al Capone)

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) - Dominio Público - Fuente Original

jueves, 25 de agosto de 2022

"La calle" - Octavio Paz



Es una calle larga y silenciosa. 
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo 
y me levanto y piso con pies ciegos 
las piedras mudas y las hojas secas 
y alguien detrás de mí también las pisa: 
si me detengo, se detiene; 
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie. 
Todo está oscuro y sin salida, 
y doy vueltas en esquinas 
que dan siempre a la calle 
donde nadie me espera ni me sigue, 
donde yo sigo a un hombre que tropieza 
y se levanta y dice al verme: nadie.

El poema tiene por título "La calle" y es obra de escritor mexicano Octavio Paz. La foto carece de título y parece ser obra de Magdalena Roeseler

Imagen: De Flickr - Magdalena Roseler - (CC POR 2.0) - Fuente Original

martes, 23 de agosto de 2022

Marilyn, Arthur Miller y los amantes de Central Park

 

Más allá del mito, la fotografía resulta encantadora por la absoluta dedicación del chico a su pareja, por el embobamiento que le hacía olvidarse del mundo que le rodeaba. Solo tenía ojos para ella, inocentemente ignorante de la tentación que se había posado a unos centímetros de él. Una de blanco y la otra de negro, una rubia y la otra morena, una con el pelo recogido y la otra suelto, una recatada y la otra la expresión terrenal del deseo, las dos caras de una misma moneda, sentadas en el mismo banco de un parque. Una foto que cuando la viera la chica y se reconociera como la única que acaparó la atención de aquel hombre teniendo tan cerca a la Venus rubia, se convertiría a buen seguro en un singular piropo. Según tengo entendido, esta foto de 1957 no es ningún montaje; simplemente Marilyn hacía un reportaje con el fotógrafo Sam Shaw por el Central Park neoyorkino y repentinamente y con su habitual desparpajo llegó y se sentó intuyendo que la foto podía tener miga, y Sam Shaw captó de inmediato la idea que había cruzado la mente de Marilyn e hizo su trabajo con la cámara. 

Os dejo un trocito de texto del libro que Arthur Miller "Vueltas al tiempo" (Tusquets) en el que habla de Marilyn y como era envidiada por las demás mujeres:

“En aquella estancia llena de actrices y esposas de próceres, todas deseosas de vestir y comportarse con la ostentosa discreción de una señora, Marilyn Monroe parecía ridículamente provocativa, un pájaro extraño en medio del gallinero, aunque sólo fuera porque el vestido se le ceñía de un modo descarado, afirmando más que sugiriendo que tenía un cuerpo debajo y que era el más apetitoso de la estancia. Y parecía más joven e infantil que cuando la había visto por vez primera. El resentimiento femenino que la rodeaba en casa de Feldman era casi tan sólido como un gas lacrimógeno. Una excepción fue la actriz Evelyn Keyes, ex mujer de Huston, que se la llevó al exterior y se sentó con ella en un banco y que, más tarde, mientras miraba cómo bailaba con no sé quién, me dijo en voz baja: «La despellejarían viva». En vano buscaba el ojo el menor defecto en la arquitectura de sus formas mientras bailaba con su pareja, ya que su perfección parecía inducir a buscar la lacra inevitable que la asemejara a los demás mortales. Era pues una perfección que suscitaba el deseo de protegerla, aunque al mismo tiempo imaginaba yo la dureza de que habría tenido que rodearse para haber sobrevivido allí tanto tiempo y con aquel éxito relativo. Aunque, según parecía, estaba sola en el mundo”


Imágenes: De Flickr - Img 1 - Img 2 - (CC BY-NC-ND 2.0) 

lunes, 22 de agosto de 2022

"Easy Rider" y la libertad

 

(Hanson - Nicholson)- "¿Sabes? antes, antes éste era un país fantástico. No sé qué es lo que le habrá pasado.
(Billy - Hopper) – Que todo el mundo tiene miedo, eso es lo que ha pasado. No podemos entrar ni en un hotel de segunda y menos en un motel de segunda, creen que les vamos a degollar, tienen miedo.
H-N – No les dais miedo vosotros, les da miedo lo que representáis para ellos.
B-H -¿Ah, sí? lo que representamos para ellos es que necesitamos un corte de pelo.
H-N – No, no. Lo que representáis para ellos, es la libertad.
B-H – ¿y qué tiene de malo la libertad? todo el mundo la quiere.
H-N - Sí, desde luego, todo el mundo quiere ser libre, si. Pero una cosa es hablar de ello y otra muy diferente es serlo. Es muy difícil ser libre cuando te compran y te venden en el mercado. Claro que no les digas jamás que no son libres, porque entonces se dedicarán a matar y a mutilar para demostrar que lo son. Sí, sí, están todo el día dale que dale y dale que dale con la libertad individual y ven un individuo libre, y se cagan de miedo.
B-H – Pues el miedo no les hace huir.
H-N – No, el miedo les hace peligrosos “



El cine no volvería a ser el mismo tras "Easy Rider", algo nuevo tomaba carta de naturaleza en un cine que necesitaba urgentemente cambiar el papel pintado de las paredes y darle al público un poco de verdad. El propio Dennis Hopper, padre de la criatura (además de actuar, fue el director del film) definía muy bien el panorama: "Nadie se había visto nunca retratado en una película. En todos los love-in del país, la gente fumaba marihuana y tomaba LSD, ¡pero el gran público seguía viendo las películas de Doris Day y Rock Hudson!".  Aunque ya en 1967 habían dado un toque de atención películas como "Bonnie and Clyde" (Arthur Penn) "El graduado" de Mike Nichols, sería "Easy Rider" la película que daría alas a lo que después se denominó "El nuevo Hollywood". La película es sin duda la favorita de cualquier motero, una gran road-movie en la que Peter Fonda daba vida a "Wyatt" (por Wyatt Earp) y también conocido como "Capitan América" por la bandera americana que adornaba su casco y el bidón de su motocicleta y a  quien acompañaba Dennis Hopper que encarnaba a "Billy" (por Billy el Niño), ambos en motocicleta cruzando parte de Estados Unidos y con Jack Nicholson (George Hanson) de paquete. Un trío singular que en su periplo irá encontrándose con variados personajes de la América profunda que ayudaran a construir un curioso mosaico de la sociedad de aquellos años.

Tanto Fonda como Hopper intentaron buscar financiación a diestro y siniestro y Jack Nicholson, dado el comportamiento errático con las drogas de Hopper, no ayudaba mucho con comentarios del tipo: "No es exactamente un tipo al que convenga darle un poco de pasta y decirle: "No hay ningún problema", ¿me entiendes?". Después de ser rechazados en todos sitios, no se sabe cómo, pero finalmente encontraron apoyo en Bert Schneider Bob Rafelson, el segundo de los cuales en un momento de clarividencia sentenciaría: "Este tipo (Hopper) está como una regadera, pero creo ciegamente en él, y creo que hará una película estupenda para nosotros". Y fue, además de una película maravillosa, un verdadero negociazo, pues el medio millón de dólares que costó,  rindió beneficios que multiplicaron por cien el costo del film, en muy poco tiempo.

El rodaje fue una verdadera odisea, máxime cuando el director fue paulatinamente perdiendo los pocos papeles que tenía. Un director de sonido de la película dijo: "Dennis era un maníaco, un psicópata casi. Tenía siempre un par de pistolas cargadas encima de la mesa. A él le gustaba ese tipo de atmósfera", incluso había momentos en los que se dirigía a sus compañeros en formas poco elegantes: "Aquí hay una sola persona creativa: yo. Los demás sois solo mano de obra contratada, esclavos". Un técnico de sonido decía: "Estaba loco, deliraba, probablemente por el efecto de alguna combinación de drogas y alcohol" y sin embargo, en medio de este delirio, logró un peliculón. Sus amigos para lograr lo mejor de Hopper solían chantajearle con la figura de James Dean que para el era sacro-santa (había participado en un par de películas suyas) y Peter Fonda le decía en esos momentos de locura: "A Jimmy (James Dean) eso no le gustaría, Dennis". 

La banda sonora es de leyenda y crea una atmósfera muy especial que hace que si no la tienes ya te entren unas irreprimibles ganas de hacerte con una moto y sentir el aire fresco en la cara. 

Y como todo se da por bueno si la cosa acaba bien, Dennis Hopper y sus fijaciones dieron carta de nacimiento a una grandiosa película y su éxito inmediato le permitió jactarse de ello: "Recuperamos todo el dinero en la primera semana. En una sola sala". De paso, su desvergonzado éxito les abrió las puertas a otros directores con nuevas formas de hacer y entender el cine y que ahora son leyenda: Scorsese, Spielberg, Coppola, George Lucas, Bogdanovich, Malick, Friedkin, Schrader.... Sin duda fue con "Easy Rider" cuando se descorchó el champán de los 70.

Y hablando de esa película es inevitable escuchar a Steppenwolf con su tema "Born to be a wild"



Imagen: De Flickr - "Ana e Gabi" - (CC BY-SA 2.0) - Fuente Original

domingo, 21 de agosto de 2022

Eduardo Mendoza y el dinero


 

"Abrí como quien no quiere la cosa el maletín, dejé que sus ojos se empaparan de la visión del dinero que contenía y lo volví a cerrar. Cuando me miró a la cara no sólo había mudado de expresión, sino que le había aumentado visiblemente el perímetro torácico. 

-Tengan la bondad de seguirme –balbuceó. 

Aproveché, como tenía por costumbre hacer en los últimos tiempos, el trayecto del ascensor, para rumiar cuán poderosa palanca es el dinero y cuántas puertas no puede abrir, cuántas cadenas romper, cuántas percepciones nublar y cuánta malquerencia trocar en carantoñas. La verdad es que nunca, en todos los años que llevo zascandileando por este árido valle, me he visto en posesión del vil metal, como los que no lo quieren bien lo llaman, y no estoy, por lo tanto, autorizado para pontificar sobre los efectos deletéreos que quienes lo conocen lo atribuyen. De la ambición y la avaricia puedo hablar, porque las he visto de cerca. Del dinero, no. Precisamente, como sé por experiencia, sirve para evitar a los que lo tienen el pringoso contacto con quienes no lo tenemos. Y con toda honradez confieso que no me parece mal: los pobres, salvo que las estadísticas me fallen, somos feos, malhablados, torpes de trato, desaliñados en el vestir y, cuando el calor aprieta, asaz pestilentes. También tenemos, dicen, una excusa que, a mi modo de ver, en nada altera la realidad. No es por ello menos cierto que somos, a falta de otra credencial, más dados a trabajar con ahínco y a ser dicharacheros, desprendidos, modestos, corteses y afectuosos y no desabridos, egoístas, petulantes, groseros y zafios, como sin duda seríamos si para sobrevivir no dependiéramos tanto de caer en gracia. Pienso, para concluir, que si todos fuéramos pudientes y no tuviésemos que currelar para ganarnos los garbanzos, no habría futbolistas ni toreros ni cupletistas ni putas ni chorizos y la vida sería muy gris y este planeta muy triste plaza."

El fragmento pertenece a la novela "El laberinto de las aceitunas", obra del escritor Eduardo Mendoza publicada en 1982.

Imagen: De Wikimedia Commons (CC POR 2.0) - Fuente Original

sábado, 20 de agosto de 2022

Richard Widmark: El asesino de ancianitas


Hay personajes icónicos dentro del cine que provocan que los actores que les dieron vida no puedan ya quitárselos de encima por mucho que lo intenten, de hecho, para los aficionados, esos actores serán ya para siempre la encarnación real de aquel personaje; es el caso, por poner un ejemplo, de Vivien Leigh con Scarlett O'Hara o de Bette Davis con "La loba", que era lo que le decían cuando la veían por la calle: "Mira, por ahí va la loba". Algo parecido le pasó al debutante Richard Widmark, que se convirtió, de la noche a la mañana, en una estrella gracias a su impactante actuación como Tommy Udo en la sensacional película de cine negro "El beso de la muerte" (1947 - Henry Hathaway) y por el que aún hoy es recordado. 

Tommy Udo era un despiadado psicópata asesino del que resulta imposible olvidar aquella risa de hiena que lanzaba cuando algo malo estaba a punto de ocurrir. Y en verdad, todo se le podría haber perdonado, al fin y al cabo lo mínimo que se le puede pedir a un malo en una película es que sea un malo de verdad, si no fuera por aquella escena en la que tira a una indefensa viejecita en silla de ruedas por una escalera. "Estoy enferma" decía ella. "No por mucho tiempo" contestó el asesino al tiempo que la lanzaba escaleras abajo. Era una escena de una brutalidad apabullante para la época y era lógico que el rostro de alguien tan gratuitamente malvado quedara en la retina de no pocas personas. En definitiva que al actor no debió de sorprenderse en exceso cuando un día mientras paseaba por la calle fuera atacado por un alcohólico que le gritaba:

"¡Maldito! ¡Tu tiraste a la ancianita!"


Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Fuente Original

viernes, 19 de agosto de 2022

Mozart ante la adversidad


 

En cierta ocasión un amigo fue a visitar a Mozart, arriba retratado por Christian Ludwig Vogel. y al entrar en la vivienda del compositor, en la fría ciudad de Viena, lo encontró bailando alegremente con su esposa Constanze en una reducida estancia. El visitante se quedó algo sorprendido de la situación y pensó que había algo que celebrar:

-Pero ¿Qué hacen ustedes? -preguntó-

Mozart, que siempre estaba falto de dinero, le replicó con una sonrisa:

-Nos calentamos... Tenemos frío y no tenemos dinero para comprar leña.

Un ejemplo perfecto para ilustrar esa frase que dice: "A mal tiempo buena cara". Supongo que solo con una actitud así se puede realizar una música tan rebosante de alegría como la de Mozart a pesar de las circunstancias adversas. Ahora calentémonos nosotros con, por ejemplo, una de las piezas de su magistral opera "La flauta mágica", una obra compuesta con un Mozart ya débil y próximo a la muerte, y por supuesto con una estrechez económica bastante grande. Aún así, su música no dejaba de sonreír y de rebosar magia y fantasía. En el vídeo cantan Detlef Roth y Gaële Le Roi. El tema es el delicioso "Papagena/Papageno"



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jueves, 18 de agosto de 2022

Billy Wilder: Si hay que morir...

 

"Me gustaría morir a los 104 años, completamente sano, asesinado por un marido que me acabara de pillar, “in fraganti”, con su joven esposa"

Era la forma en la que Billy Wilder solía responder a esa pregunta tan habitual en las entrevistas de ¿Cómo le gustaría morir? La respuesta de muchos entrevistados suele ser el socorrido: "A mí no me gustaría morir", pero Wilder siempre sabía dar un giro cómico a las situaciones y ya puestos a imaginar un final... En la fotografía se lo puede ver junto a Gloria Swanson, seguramente en un momento de descanso durante el rodaje de "El crepúsculo de los dioses" (Sunset Boulevard - 1950)

Imagen: De Wikimedia Commons (CC0) - Fuente Original

miércoles, 17 de agosto de 2022

La ira de Beethoven

 

"No hay nada tan bello como acercarse a la Divinidad y derramar sus rayos sobre la humanidad"

Pocos en la historia saben realmente como debe ser tal sensación; Beethoven, el dueño de esas palabras, fue sin duda uno de los elegidos. Aunque no todo fue un camino de rosas para él. De todos es conocido el carácter fuerte y apasionado del compositor y que tras destacar como un portentoso pianista, fue perdiendo gradualmente la audición, obligándole ello a alejarse, poco a poco, del terreno de la interpretación para volcarse en su maravillosa faceta de compositor. Pero este abandono de los escenarios no ocurre de la noche a la mañana y Beethoven solo se convencerá de ello tras algún que otro desastre musical.

Se cuenta que en el estreno de uno de sus conciertos para piano en el vienés "Theater an der Wien", Beethoven se encontraba al piano ejecutando la parte que le correspondía de la pieza a la vez que dirigía a la orquesta desde su banqueta, algo realmente difícil en situaciones normales, y que para Beethoven, ya medio sordo, era una verdadera temeridad.

Concentrado exclusivamente en la música y en el débil eco que de ella llegaba a sus oídos, no le quedaba margen de atención para otros detalles y así, en uno de esos pasajes en los que la música empezaba a subir de intensidad y culminaba en uno de esos apoteosis sonoros tan típicos de las obras del maestro de Bonn, este abrió de forma entusiasta los brazos en un gesto de plenitud y no pudo evitar tirar al suelo las velas que iluminaban el atril con la partitura. Rápidamente se ayudó de dos chicos del coro que se colocaron a los lados del piano sosteniendo las entonces imprescindibles velas, pero no pasó mucho tiempo antes de que se repitiera el mismo pasaje de la obra y de nuevo, en aquel éxtasis sonoro, Beethoven repitió el gesto, golpeando en esta ocasión la cabeza de uno de los niños, provocando que se le cayera la vela al suelo y que el otro niño, asustado ante el frenesí y los aspavientos que mostraba el maestro, saliera corriendo del escenario. El público, ante este segundo percance no pudo ya reprimir sus risas y el teatro estalló en una sonora carcajada que no pasó desapercibida al debilitado oído de Beethoven, quien enfurecido se centró en su piano e intentó acallar las risas con el poder de su arte al teclado. Fue tal la rabia con la que tocaba que rompió seis cuerdas del piano. Solo la música que bullía en su cabeza le salvó de la tragedia de finalizar sus días como pianista. Como el mismo decía:

"Estuve a punto de poner fin a mi vida, lo único que me lo impidió fue mi arte. Porque me pareció imposible dejar este mundo antes de haber producido todas las obras que siento la necesidad de componer; y así he seguido arrastrando esta existencia miserable"

"¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino"

Os dejo unos minutos de la película "La amada inmortal" (1994 - Bernard Rose) en la que podemos ver a Gary Oldman dando vida a Beethoven. En el video vemos al compositor, ya muy mermado en su audición, como se ayuda de las vibraciones del instrumento para poder modular su forma de tocar. Ya no se sentaba ante el piano en público y con esta pequeña trampa de hacerlo probar un piano, supuestamente a solas, querían comprobar el porqué de su negativa a tocar ante los demás. La pieza que suena es el primer movimiento de la Sonata nº 14 - op. 27 nº 2  "Quasi una fantasía" por todos conocida como Sonata Claro de Luna. Película muy recomendable para los melómanos y también para los amantes del buen cine. 


La escultura de la imagen de cabecera se encuentra en la Konzerthaus (Casa de conciertos) de Viena

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 2.0) - Fuente Original

lunes, 15 de agosto de 2022

El ataúd de Sarah Bernhardt y otros apuntes

 

"El primer beso, sabedlo, no se da con la boca, sino con los ojos" (Sarah  Bernhardt)

"Sarah era maravillosa y terrible. Oh, verla y escucharla, una criatura salvaje, una gacela con la fascinación y la furia de una hermosa pantera, riendo en francés musical, gritando con verdadero grito de pantera, sollozando y suspirando como un ciervo solloza, herida de muerte... No es bonita, su voz no es dulce, pero es la encarnación de la emoción salvaje que compartimos con todos los seres vivos..."

Así describía D.H. Lawrence a Sarah Bernhardt tras verla interpretar "La dama de las Camelias". Por su parte, un crítico apuntaba sobre la actriz:

"Sarah no es un ser, sino un conjunto de seres. Podría meterse en un convento, inocularse la rabia, descubrir el Polo, asesinar a un rey, casarse con un emperador negro: no causaría sorpresa"

Mientras que Heller, un biógrafo de Sarah completaba su perfil:

"Es una perpetua insatisfecha. Nunca consigue colmar sus deseos. Dominada constantemente por la impaciencia aspira a algo vagamente absoluto que la fascina irresistiblemente. Sus aventuras sentimentales y sus éxitos artísticos le dejan una sed insaciable de perfeccionamiento. No regula sus caprichos. Los combate satisfaciéndolos siempre. Se embriaga con champaña cuando quiere sentirse dominada por una alegría loca. Se entrega a largas excursiones por el campo. En su casa instala una auténtica casa de fieras y se rodea de un ambiente de constantes excentricidades"

La impresión que Sarah Bernhardt dejó en sus contemporáneos debió ser formidable. Mark Twain dijo en cierta ocasión que había cinco clases de actrices: "Las buenas, las malas, las regulares, las grandes actrices y… Sarah Bernhardt", Oscar Wilder escribió para ella "Salomé", Marcel Proust la convirtió en "Berma" en su obra "En busca del tiempo perdido" y Sigmund Freud, tras verla actuar en "Theodora" nunca pudo separarse de una foto suya que lucía en su consulta y le dedicó las siguientes palabras:

"No puedo decir mucho de la obra, pero esta Sarah, ¡cómo actuaba! Desde el momento en que escuché sus primeras líneas, pronunciadas con su voz vibrante y adorable, tuve la sensación de que la conocía desde hacía años. Ninguna de las líneas que interpretó me podía sorprender, creí inmediatamente todo lo que dijo. El más pequeño centímetro de este personaje estaba vivo y me encantó. Y luego, estaba la manera en que ella tenía que halagar, implorar, abrazar. Sus posturas increíbles, la manera en el que guarda silencio, y en el que cada una de sus extremidades y cada uno de sus movimientos juegan un papel para ella! ¡Criatura extraña! Es fácil para mí imaginar que no tiene necesidad de ser diferente en la calle de lo que es en el escenario!"

Como toda actriz con una larga carrera, tuvo que luchar contra el paso de los años, y esa condena de intentar abordar cuando, ya no es creíble, papeles de jovencita, la reseñaba un periodista de la época así:

"Sarah entra en su rico, elegante y cómodo camerino al menos tres horas antes de comenzar el espectáculo y allí se recluye con su robusta y fiel doncella, que además es una excelente masajista. Sarah se entrega, gimiente, a los formidables golpes; tal vez grita de dolor mientras la fámula la amasa y le aplasta la nuca con sus gruesos pulgares, y le tensa la carne de los omóplatos, y le pellizca las caderas, y le mete los puños en los costados, y después le toma la piel del estómago y la retuerce, la enrolla, la alisa y la empuja hacia las costillas y hacia la pelvis. (...) Concluido el masaje, es necesario e indispensable desnudarla, por lo que la doncella toma a Sarah y la arroja a una bañera de agua helada. El frío le atraviesa los huesos, le coagula la sangre, le hace dar diente con diente. El caso es que tantas veces como tiene ella la sensación de convertirse en una jovencita otras tantas tiene de morir. (...) Pero se trata de un remedio soberano contra las arrugas. Y, luego de la inmersión helada, la camarera restriega el cuerpo de su señora con un guante de crines impregnado de alcohol, le da fricciones con una toalla de tela gruesa y por fin la perfuma. Después, todavía le quedaba una hora de trabajo de maquillaje y caracterización"

Entre las extravagancias y rarezas de la actriz se encontraba la de hacerse acompañar en sus desplazamientos por un ataúd, al parecer para ir acostumbrándose a la idea de la muerte, de hecho incluso algunas veces dormía en él, tal como se la ve en la fotografía de abajo, además tenía un esqueleto al que llamaba Lázaro y una calavera sobre cuya frente Victor Hugo le escribió unos versos. 

Algunas frases de la actriz:

"La vida es corta, incluso para aquellos que viven mucho tiempo, y debemos vivir por los pocos que nos conocen y aprecian, que nos juzgan y absuelven, y por quienes tenemos el mismo afecto e indulgencia. El resto lo veo como una mera multitud, animada o triste, leal o corrupta, de quien no se puede esperar nada más que emociones fugaces, agradables o desagradables, que no dejan rastro detrás de ellas"

"El que es incapaz de sentir fuertes pasiones, de ser sacudido por la ira, de la vida en todos los sentidos de la palabra, nunca va a ser un buen actor"

"El ser inteligente hace del egoísmo una virtud; el necio la convierte en vicio"

Parte de las anécdotas y apuntes están tomados del recomendable libro "Los poderes de Venus" de Alicia Misrahi.

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domingo, 14 de agosto de 2022

Johannes Brahms: De los burdeles a la gloria



"Componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo la mesa las notas superfluas" (Brahms)

La infancia de Johannes Brahms no fue nada fácil. Pertenecía a una familia muy modesta, su madre era costurera y su padre un músico ambulante de comportamiento un tanto caótico que se ganaba unos cuartos tocando el contrabajo de aquí para allá. Vivían en una de las zonas más pobres de la ciudad de Hamburgo, en un barrio portuario en el que compartían casa con muchas personas más. Para colmo de males del joven Brahms sus padres se separaron cuando él solo tenía seis años. Muy pronto, con tan solo siete años, siendo aún un niño débil y enfermizo -su salud no mejoró hasta los catorce años- empezó a mostrar una devoción irrefrenable hacia la música para la que tenía una facilidad y aptitudes envidiables. A pesar de las estrecheces que vivían sus padres estos se volcaron con el jovencito Brahms y lo apoyaron en sus estudios musicales que el ayudaba a pagar tocando desde muy pequeño en cervecerías, posadas y también en burdeles, llegando a ser todo un personajillo en la ciudad con apenas diez años. Pero no era la vida apropiada para un niño. Cuando su madre lo llevó, con doce años, a tocar en los clubes de alterne del barrio portuario de la ciudad, Brahms se pasaba la noche animando el ambiente con el piano por unas monedas que resultaban muy necesarias, pero por la mañana estaba tan cansado que no era extraño que llegara tarde al colegio o que incluso faltara. A pesar de todo, a los dieciséis años ya destacaba y a los veinte años ya era famoso gracias a la música. Fue con esa edad cuando Robert Schumann sentenciaría en una crítica escrita por él: "Johannes Brahms, un nuevo genio". De hecho, con el tiempo, fue aclamado por muchos como un nuevo Beethoven, tal es así que la Primera sinfonía de Brahms fue para los críticos "La décima de Beethoven", la continuación natural de la obra de un genio ya desaparecido del que Brahms decía: "Nunca comprenderá usted lo que sentimos los músicos cuando oímos detrás de nosotros el paso de un gigante como Ludwig van Beethoven."

Puede que aquella infancia tan difícil fuera en parte causa del carácter huraño y un tanto asocial que mostraría con los años, muy parecido al de su admirado Beethoven. Su trato era difícil sin duda. Se cuenta que en una reunión en la que había discutido con los presentes, se levantó y antes de salir se volvió hacia los presentes y les dijo: "Si hay alguien aquí a quien no haya insultado, le pido perdón". Igual que había músicos que lo idolatraban había otros como Wagner, Dukas o Hugo Wolf que no lo soportaban. Supongo que Wolf hasta con un poco de razón. En cierta ocasión, este le pidió  a Brahms su opinión sobre algunos de sus famosos lieders y entregándole las partituras, le invitó a poner una cruz donde creyera que algo fallaba. Brahms se las devolvió de inmediato diciéndole: "¡No quiero convertir su composición en un cementerio!"

Y a pesar de ese duro carácter, después era capaz de crear melodías sencillas y encantadoras como la canción de cuna que todos hemos escuchado alguna vez, del mismo modo que Beethoven era capaz de componer piezas llenas de ternura a la par que otras llenas de energía y dinamismo. 

Eternamente enamorado de Clara Schumann no se casó nunca, lo que no dejaba de tener sus ventajas según él mismo daba a entender. Brahms era muy crítico con su propio trabajo y sabía cuando las cosas estaban a la altura o no y así decía: "Cuando entro en mi cuarto solitario después de un fracaso, éste no me hiere. Pero si estuviese obligado a encontrarme con los ojos interrogadores de mi mujer y tener que decirle que he fallado nuevamente... No podría soportarlo". En su música tocó todos los palos, excepto la ópera, que le resultaba insufrible: "Prefiero casarme antes que componer una ópera".... aunque si hubiese sido Clara estoy seguro de que no lo habría dudado."

Sirva toda esta pequeña introducción, como excusa para presentar una maravillosa pieza que he estado disfrutando repetidamente estos días, el tercer movimiento de la Tercera sinfonía op. 90 de Brahms, que hablará mucho más y mejor del compositor de lo que podamos decir en este blog. En una época marcada por nuevas tendencias, Brahms seguía fiel a los cánones clásicos de su pasado musical inmediato, es decir a Beethoven, a Haydn o Mozart. Poco, o más bien nada, quería saber de Wagner y otras lindezas, aunque sus obras bien estudiadas también tienen su puntito de romanticismo. Gracias a su perseverancia en su forma de entender la música logró escribir una nueva y maravillosa página en la música alemana, en la que es incluido en la Santísima Trinidad anunciada por el gran director de orquesta Hans von Büllow, las tres Bes de la música germana: Bach, Beethoven y Brahms. Estoy seguro de que a él le habría encantado ver su nombre al lado de su inspirador Beethoven. El maravilloso tercer movimiento -poco allegretto- de la sinfonía número tres que os dejo más abajo es de una belleza inconmensurable, una música majestuosa plena de madurez y sabiduría, propio de quien sabe que no tiene ya nada que demostrar y está atento solo a sus propios sentimientos. Al parecer Brahms se basó en un lema muy apreciado por él: "Frei aber froh" -"Libre pero féliz"- FAF o lo que es lo mismo Fa-La-Fa. La obra es conocida como la "Heroica" de Brahms. Otro día ya hablaremos de su maravilloso concierto para violín con el que Brahms es capaz de competir y puede que hasta superar en hermosura, dificultad y energía al de Beethoven, que ya es decir.

Leonard Bernstein dirige el tercer movimiento de la Sinfonía nº 3 - 3er. mov. "Poco Allegretto" con la Filarmónica de Viena 


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sábado, 13 de agosto de 2022

Orson Welles, Carol Reed y "El tercer hombre"


Cuando pensamos en la película “El tercer hombre”, dirigida magistralmente por Carol Reed en 1949 sobre un guion de Graham Greene, no podemos evitar pensar que el film rezuma influencias de Orson Welles en cada fotograma y que muy posiblemente este tuviera mucho que ver en la filmación del mismo, algo con lo que se especuló de forma muy insistente desde el mismo momento de su estreno. Orson Welles siempre negó estas afirmaciones y cuando fue entrevistado por Peter Bogdanovich se explayó un poquito más. Os dejo un extracto de la entrevista:

Peter Bogdanovich: “Aparte de hacer el papel de Harry Lime, ¿qué más hiciste en aquella película?

Orson Welles: Escribí mi papel…

PB: ¿Hasta su última palabra?

OW: Carol Reed es el tipo de director dispuesto a usar cualquier idea que se le ofrezca. Yo tuve unas ideas para el diálogo y a Carol le gustaron. Con la excepción de una contribución más bien pequeña, la historia se debe a Graham Greene, alguien con quien es imposible competir. Y la idea básica, pese a que nunca se le acreditó como suya, de Alex Korda (el productor)

PB: Tienes algo que ver con los escenarios definitivos y las tomas de la película?

OW: Solo unas pocas ideas, como los dedos que aparecen a través de la parrilla

PB: ¿Qué hay de la primera vez en que te vemos en el quicio de la puerta?

OW: Era absolutamente de Carol.

PB: ¿Fue un toque tuyo la última escena en el funeral?

OW: No, no lo fue. Fue una gran toma inventada por Carol…. No por Greene o cualquier otro. Maravillosa idea. Yo estaba allí cuando se rodó. Me gustaría poder decir que contribuí a la idea, pero yo no hice otra cosa que estar allí, mirando como la rodaban

PB: La película parece influenciada por ti… Tal vez por el reparto con la elección de Joseph Cotten

OW: Fue una película de Carol, Peter y de Korda

PB: Bien, tú tienes el papel más pequeño, pero que domina todo el recuerdo que uno conserva de la película

OW: Eso se debe al papel, ¿sabes? Cada frase en el guion se refiere a Harry Lime… Nadie habla de otra cosa a lo largo de diez rollos de película


 Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Img 1 - Img 2

viernes, 12 de agosto de 2022

Bukowski y la bebida


 

Charles Bukowski, el "outsider" por excelencia, era un ser autodestructivo que, sorprendentemente, desde la demolición de su propia persona fue capaz de crear un universo literario totalmente nuevo, aliándose con la verdad desnuda, cruda e impactante con la que golpeaba en sus lectores de forma brillante y contundente. Hoy es un dios de la literatura, en vida solo quería escribir y abrazarse a la botella y a las mujeres, sin simulaciones, sin máscaras, irreverente con lo establecido, viviendo su vida y sus quebrantos sin más. El borracho más lúcido y lucido de la historia. Dejamos algunas frases suyas sobre el hábito de beber, pero si alguien leyéndolas puede llegar a pensar que es el camino de alcanzar la genialidad, que tenga muy presente la frase que Bukowski eligió como epitafio en su tumba "Don`t Try" (No lo intentes):

"Beber es algo emocional. Te sacude frente a la estandarización de la vida de todos los días, te lleva fuera de eso que es lo mismo siempre. Tira de tu cuerpo y de tu mente y los arroja contra la pared. Tengo la impresión de que beber es una forma de suicido en cual se te permite regresar a la vida y comenzar de nuevo al día siguiente. Es como matarte a ti mismo y después renacer. Creo que hasta ahora he vivido diez o quince mil vidas."

"Ese es el problema de beber, pensaba, mientras me servía un trago. Si algo malo pasa, bebes para intentar olvidar; si algo bueno pasa, bebes para celebrar; y si nada pasa, bebes para que hacer que algo pase." (Mujeres - 1978)

"Emborracharse era bueno. Decidí que siempre me gustaría emborracharme. Aparta lo obvio y tal vez, si lo obvio está suficientemente lejos, no te vuelves obvio para ti mismo." (La senda del perdedor - 1982)

"Cuando bebes el mundo aún está ahí afuera, pero en ese momento no te tiene cogido del cuello." (Factotum - 1975)

"Yo creo en el alcohol, pero hay que estar en buena forma para poder beber. Tomo buenos vinos, me gusta ser bueno con mi estómago, si soy bueno con él, él es bueno con mi mente, mi mente es buena con mi espíritu y mi máquina de escribir es buena conmigo"

"Hay tristeza en la mano que sostiene la lata de cerveza, hay tristeza hasta en la suciedad debajo de las uñas, y la mano es como la mano de una máquina y, aun así, no lo es… se curva por completo (un esfuerzo mágico) alrededor de la lata como las raíces que dan vida al gladiolo y lo elevan a las alturas, y la cerveza se cuela en mí. (Elaborada y envasada en...)

"Me gusta cambiar de licorería con frecuencia porque los empleados aprenden tus hábitos si vas día y noche y compras en gran cantidad. Puedo verlos peguntándose por qué todavía no estoy muerto, y eso me hace sentir incómodo. Probablemente no piensen nada de eso, pero un hombre se vuelve paranoico cuando tiene 300 resacas al año." (Mujeres - 1978)

"en la taza se asienta mi botella
como un enano que espera ganarse mis oraciones
bebo y toso como un idiota en una sinfonía,
luz del sol y aves enloquecidas por todos lados
el repiqueteo del teléfono hace saltar su sonido
contra los pronósticos del mar atormentado;
bebo profundamente e incluso ahora,
bebo por el paraíso
y la muerte
y la mentira del amor."

(Soirée)

"No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!" 

Parte de las citas están tomadas de un artículo dedicado a Bukowski en la página "Cultura inquieta"

Imagen: De Flickr - "gibridehome" - (CC BY-NC 2.0) - Fuente Original

jueves, 11 de agosto de 2022

Theda Bara al desnudo

 

A Theda Bara le llegó su oportunidad en el cine a destiempo. En aquellos albores del cine, en los que las actrices rara vez superaban los 25 años, ella, rebasados ya los 30, supo encandilar con su personalidad a los mandamases cinematográficos y estos se decidieron a lanzarla al estrellato, eso si, con los debidos retoques previos. La actriz se llamaba en realidad Theodosia Burr Goodman y había nacido en un lugar tan poco exótico como la ciudad de Cincinnati. Con la idea de prefabricar un mito, la convirtieron en Theda Bara, un anagrama de "Arab Death", o lo que es lo mismo "Muerte Árabe". Por supuesto, para hacerla pasar por más joven, habría nacido cinco años después de la fecha real, en pleno desierto del Sahara y fruto del amor entre una concubina egipcia y un artista francés. Arroparon la historia de que era una chica peligrosa con la afirmación de que dominaba misteriosos rituales de magia oriental con los que era capaz de hechizar a cualquier hombre. Y el caso es que la historia fue del gusto del público, es más, todo un exitazo. 

Y de esta manera Theda Bara se convirtió en la primera "vampiresa" o "mujer fatal" de la historia del cine, una actriz que era capaz de levantar con su primitivo erotismo, las más calenturientas pasiones en sus fans, por más que en la actualidad nos pueda parecer imposible con esa mirada suya tan triste. Pero las cosas son como son y en cierta ocasión, la actriz recibió desde Shanghái la carta de un admirador que le hacía la siguiente petición:

"Honorable señora Bara: Por favor, envíeme por correo su honorable retrato a la mayor brevedad. Le ruego que en el mismo aparezca tan honorablemente desnuda como le sea posible. Gracias"

Y es que, sabiendo pedir las cosas, educadamente.... no hay nada imposible.


Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Público - (CC0) - Img 1 - Img 2

martes, 9 de agosto de 2022

"Grease", Sandy y Olivia Newton-John



Ayer, 8 de agosto, nos decía adiós Olivia Newton-John, que bien puede ser recordada como cantante, con aquellos temas de "Physical" o "Xanadu", pero que sobre todo ha quedado prendida en el imaginario popular por su papel de Sandy, la maravillosa chica por la que bebía los vientos Danny Zucco, interpretado por John Travolta, en la película "Grease" (1978- Randal Kleiser).

"Grease" es posiblemente el musical más rentable de la historia del cine y no solo en las taquillas, de hecho su maravillosa banda sonora vendió la friolera de 26 millones de copias y nos ha acompañado a todos en no pocos saraos donde parecía resultar casi inevitable ese momentazo rockerillo en el que a todos, en una u otra ocasión nos ha tocado imitar los bailes y contoneos de Sandy o Danny Zucco.

La película, aún hoy, rezuma buen rollo a raudales y resultó toda una mina de oro. Los seis millones de dólares que costó hacerla pronto se convertirían en diez veces más solo en EEUU y si hablamos de cifras en todo el mundo la recaudación sube hasta los 395 millones de dólares. De hecho, "Grease", ha sido durante un tiempo una de las tres películas más taquilleras de la historia, un ranking en la que solo "Tiburon" (1975 - S. Spielberg) y "La guerra de las galaxias" (1977 - G. Lucas) dieron más dinero. Nadie esperaba que esta aventura de instituto diera tan buen resultado, y por supuesto fue carta de presentación para muchas otras películas de enamoradizos jóvenes que buscaban ahondar en el filón, así llegaron a las pantallas películas como "Desmadre a la americana" (1978), "Porky's" (1981) o "Los incorregibles albóndigas" (1979), aunque con resultados menos espectaculares. "Grease" es punto y aparte en este tipo de cine,  juega en otra liga, por mucho que los dos protagonistas estuvieran ya un poquito creciditos para hacer de estudiantes. Olivia tenía ya 28 añitos y el Travolta 23. No fue mayor problema, todos admitimos con gusto a este pulpo como animal de compañía y aceptamos a sus interpretes como jóvenes estudiantes adolescentes.  

Y si para ellas, la miga estaba en la chulería y el tupe del Travolta, que por aquel entonces era "lo muy muy de lo más más" tras su exitazo como Tony Manero en "Fiebre del sábado noche" y copaba las portadas de las carpetas de todas las jóvenes; los chicos caímos rendidos sin remedio ante la transformación final de la candorosa Sandy, a la que Olivia le revolucionó el pelo y decidió vestirla de cuero negro ajustado para desesperación de todos los que seguíamos con ojos desorbitados todas sus evoluciones y casi deseábamos ser el cigarrillo que apagaba con su zapato, incluido también el personaje de John Travolta. Fue tal el afán de transformarse de Olivia Newton John que cuando le dieron cierta libertad para decidir como sería el radical cambio de Sandy, escogió unos pantalones tan estrechos que llegó a romper la cremallera y hubo que cosérselos puestos para poder terminar la escena en la que cantan aquel sensacional "You're the one that I want" que os dejo más abajo para terminar. 

Como decía Danny Zucco"Siento escalofríos que se están multiplicando, estoy perdiendo el control..."


D.E.P. Olivia. Sandy sigue bailando y cantando por ti.

Imagen: De Flickr - Jazz Guy - (CC BY-NC-ND 2.0) - Fuente Original

lunes, 8 de agosto de 2022

Preston Sturges y sus reglas de oro para una comedia de éxito

 

Preston Sturges (1898-1959) es otro más de esos sensacionales directores de cine, que tras regalarnos películas tan entretenidas como: "Las tres noches de Eva" (1941), "Un marido rico"(1942), "El milagro de Morgan Creek" (1944) o la sensacional "Los viajes de Sullivan" (1941), a la que pertenece la imagen de cabecera con sus protagonistas Veronica Lake y Joel McCrea, inexplicablemente quedan en ese limbo que es el olvido de la mayoría. 

En la época sonora del cine, puede que fuera el primero que aunó exitosamente las tareas de guionista y director, una senda que luego tomarían otros grandes como: Billy Wilder, John Huston o Blake Edwards. Su gloria fue inmensa en los años cuarenta, pero también efímera. Aunque no temía al fracaso y confiaba en su talento para salir adelante: "Cuando se acabe el último centavo, me sentaré afuera, en la acera, con un lápiz y un cuaderno de diez centavos y comenzaré todo de nuevo", sus películas, inexplicablemente tras tantos éxitos encadenados, dejaron de hacerse. Murió repentinamente en 1959, un infarto pudo con él a la edad de sesenta años, mientras intentaba escribir su biografía, ya enfermo y solo, en una habitación del Hotel Algonquin de Nueva York. 

El tiempo no lo trató bien, un tiempo del que poéticamente decía: "Frías son las manos del tiempo que avanzan sin descanso, destruyendo lentamente, pero sin piedad, lo que ayer fue joven. Solo nuestros recuerdos resisten esta desintegración y se vuelven más bellos con el paso de los años." 

Y a pesar de todo sus comedias siguen estando ahí, más combativas y afiladas de lo que pudieran parecer, formando todavía parte de los pilares de este género. No es extraño que el mismo Sturges nos dejara sus "Reglas de oro para una comedia de éxito":

Una chica bonita es mejor que una fea.
Una pierna, es mejor que un brazo.
Un dormitorio, es mejor que una sala de estar.
Una llegada, mejor que una partida.
Un nacimiento, es mejor que una muerte.
Una persecución, mejor que una charla.
Un perro, es mejor que un paisaje.
Un gatito, mejor que un perro.
Un bebé, mejor que un gatito.
Un beso, mejor que un bebé.
Y una buena caída, mejor que ninguna otra cosa.

También es verdad que Chaplin todavía lo tenía más claro aún:

"Todo lo que necesito para hacer una comedia es un parque, un policía y una chica bonita."

Consejo: Si alguien no la ha visto y no sabe que ver esta noche, que no lo dude: "Los viajes de Sullivan" es una opción inmejorable.

Imágenes: Img 1 Cortesía de Doctor Macro - Img 2 de Flickr (CC0)