martes, 29 de junio de 2021

El arcoíris imposible de Judy Garland

 

"Over the Rainbow" se ha convertido en parte de mi vida. Simboliza tan bien los deseos y sueños de la gente que estoy segura de que ése es el motivo por el que la gente llora cuando la oye. La he cantado cientos de veces y sigue siendo la canción que llevo más cerca del corazón (Judy Garland)

En 2012 el traje de "Dorothy", aquel sencillo vestido azul que lucía Judy Garland mientras caminaba por el camino de baldosas amarillas o cantaba "Over the rainbow" en "El mago de Oz" (1938 - Victor Fleming), fue vendido en una subasta por la friolera de 480.000 dólares y hace apenas unas semanas aparecieron las zapatillas rojas de "Dorothy" tras haber sido robadas hace más de trece años. Había una recompensa de 250.000 dólares por su recuperación y se valoran en bastante más de un millón. Unas cantidades que hablan de la leyenda en la que se ha convertido "El mago de Oz" y por supuesto Judy Garland como "Dorothy"; pero que son a la vez toda una barbaridad o un insulto si quieren cuando uno sabe que la pobre Garland, siempre tan maltratada por los estudios, apenas cobró 500 dólares a la semana, cuando los actores que le acompañaban en el camino de baldosas amarillas cobraban 5 o 6 veces más que ella. Hasta Totó, el perrillo que le acompañaba en su aventura y que sostiene en la foto de cabecera, cobraba en comparación más que ella, 125 dólares a la semana, puede que porque ya el perrito tenía "experiencia" en otras películas anteriores y en vez de cantar como los ángeles como la protagonista mantenía que era capaz de ladrar en cinco idiomas. 

Judy Garland siempre fue maltratada y minusvalorada a pesar de su enorme valía como actriz y como cantante. Charles Walters la dirigió en varias ocasiones y comentaba: "Judy acudía al colegio con actrices como Ava Gardner, Lana Turner, Elizabeth Taylor, que eran realmente bellas. Ella era una gran máquina de hacer dinero en ese tiempo, una mujercita muy exitosa, pero era el "patito feo" del estudio. Esto, creo, afectó muchísimo sus sentimientos"

De poco servía los premios que atesoraba como cantante o actriz si no lograba ser feliz en medio de aquella locura de barbitúricos y sedantes con los que la exprimían los estudios para mantener unos ritmos de rodaje verdaderamente infernales. En las notas preparatorias de una autobiografía nunca terminada escribía: 

“Si soy tal leyenda, ¿por qué me siento tan sola? ¿Por qué me siento en casa durante horas mirando el maldito teléfono? Las leyendas están muy bien si tienes a alguien alrededor que te ama, un hombre que no teme enamorarse de Judy Garland”

Así no es de extrañar que, al igual que "Dorothy", soñara con una vida mejor y dijera: “Siempre me tomé El mago de Oz muy en serio, ya sabes. Creo en la idea del arcoíris. Y he pasado toda mi vida tratando de superarlo”. No le quedó otra que cantar una y otra vez en su mente aquella canción que la hizo famosa,  anhelando ver su sueño cumplido. Simplemente ser feliz. Ojala ahí arriba pudiera chocar los talones de las zapatillas rojas tres veces y volver para ver que sigue en el recuerdo de todos.

"En algún lugar sobre el arcoíris, muy, muy alto hay una tierra de la que escuché contar en una canción de cuna. En algún lugar sobre el arcoíris los cielos son azules y los sueños que te atreves a soñar realmente se vuelven realidad. Algún día pediré un deseo a una estrella y despertaré donde las nubes, lejos están, dejándolas atrás mío... donde los problemas se derriten como gotas de limón. Lejos muy por encima de las chimeneas, ahí es donde me encontrarás. En algún lugar sobre el arcoíris vuelan pájaros celestes. Los pájaros vuelan por encima del arcoíris entonces, oh... ¿por que no podría yo?"


Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Imagen 1 - Imagen 2

lunes, 28 de junio de 2021

El "Hombre" de Blas de Otero Vs "El caminante" de Caspar D. Friedrich


 

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser –y no ser – eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!



El poema, titulado "Hombre", es obra del poeta bilbaíno Blas de Otero y pertenece a su colección de poemas "Ángel fieramente humano". El cuadro que encabeza el poema es obra de Caspar David Friedrich y tiene por título: "Caminante sobre el mar de nubes" (1817-18). Se expone en el Kunsthalle de Hamburgo.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

domingo, 27 de junio de 2021

Lo quiero todo - El dedo de Feng Menglong


"Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Este tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.

—¿Qué más deseas, pues? —le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.

—¡Quisiera tu dedo! —contestó el otro."

El cuento es obra de Feng Menglong (1574 - 1645), un escritor chino en la dinastía Ming. Para ilustrar su pequeño cuento hemos elegido la mano de la que debió ser una estatua colosal del Emperador Constantino el Grande, cuyos restos se exponen en el patio del Palazzo dei Conservatori de los Museos Capitolinos de Roma.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público - Fuente Original

domingo, 20 de junio de 2021

El Greco, la Inquisición y su "Expolio"


Hay quien dice del Greco que es uno de los artistas que más han influido en el posterior devenir de la pintura. Lo cierto es que su transgresor uso del color, su acusado manierismo, alargando y estilizando las figuras de forma un tanto antinatural y en contra de los cánones que había asentado el renacimiento le produjo algún que otro problema. 

Se cuenta que en cierta ocasión fue llamado a declarar por la Inquisición acusado de herejía; el motivo principal era que al parecer pintaba las alas de los ángeles de forma contraria a como se describían en la Biblia. No falta quien mantiene que en realidad compareció por un cuadro con el tema del Expolio de Jesús en el que aparecen tres Marías (su madre la Virgen, María Magdalena, y María de Cleofás) a sus pies, no pareciéndole bien al Santo Oficio que las tres mujeres estuviesen allí presenciando el momento en el que le iban a quitar las ropas al Nazareno. Puede que también estuviera de por medio el que la Iglesia no quería pagar lo que el pintor pensaba que valía su trabajo. Otros mantienen que el Greco tenía muy buenas relaciones con los veladores de la Fe, y ciertamente era muy amigo de Francisco Pacheco, un pintor que fue nombrado por la Inquisición para vigilar la ortodoxia de la producción pictórica en nuestro país, de modo que difícilmente pudo tener algún encontronazo del tipo antes reseñado. 

En cualquier caso el supuesto lance entre el Greco y el Tribunal eclesiástico ha dado para mucho y hasta se dice que cuando el pintor compareció ante sus jueces, y estos le preguntaron la razón por la que pintaba las figuras de forma tan extraña, con los cuerpos y las caras tan alargadas, aparente fruto de un extraviado misticismo, el Greco se limitó a decir:

"Pinto así porque el mayor defecto del hombre es ser pequeño"

"El Expolio", pintado por el Greco entre 1577 y 1579 se expone en la Sacristía de la Catedral de Santa María de Toledo

Imagen: Wikimedia Commons - Dominio Público - Fuente Original

martes, 15 de junio de 2021

"Muere lentamente" de Medeiros Vs "Magdalena Penitente" de Antonio Canova


Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.

Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.

Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.

Este poema es habitualmente presentado en la red como obra de Pablo Neruda, cosa que ha sido desmentida incluso por la Fundación que lleva el nombre del poeta. El poema es en realidad obra de la escritora y periodista brasileña Martha Medeiros.

En la fotografía podemos ver la escultura "Magdalena penintente" (1809), obra del genial escultor italiano de estilo neoclásico, Antonio Canova (1757-1822). Alguien escribía sobre ella: "Sus brazos vencidos, suplicantes, con las palmas abiertas y tendidas hacia el cielo. Su torso doblegado. Su vestido descuidado. Su cabello agónico. Así habla su cuerpo". Y es cierto que parece morir lentamente, vencida por un peso invisible, como puede ser la rutina. La escultura pertenece al Hermitage de San Petersburgo.

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY 3.0) - Fuente Original

martes, 1 de junio de 2021

Anthony Hopkins: Compositor de valses


Ya intuíamos que el gran actor Anthony Hopkins debía tener una especial sensibilidad para la música, o al menos eso me pareció a mí cuando le veía saborear, una a una, las notas de las "Variaciones Goldberg" mientras brutalmente se libraba de sus guardias en "El silencio de los corderos". Ahora tenemos la confirmación de que no es precisamente Anthony Hopkins un hombre de silencios, por mucho que pudiera parecerlo en "Lo que queda del día". Resulta que con tan sólo 19 años escribió un delicioso vals titulado "The waltz goes on" -El vals debe continuar-, una pieza que durante décadas nunca pasó del pentagrama y la única sala de conciertos en la que habían resonado sus notas era en el pensamiento de este genial actor y recién descubierto compositor. No hace mucho tuvo la oportunidad de proponerle a Andre Rieu, que revisara la partitura por si la consideraba merecedora de incluirla en su repertorio. El propio Rieu confirma que recibe cientos de peticiones como esta a las que no puede prestar la debida atención, pero que cuando reparó en quien era el compositor de aquella pieza, no pudo evitar la curiosidad de ver que había garabateado sobre el pentagrama el bueno de "Hannibal Lecter", encontrándose para su sorpresa una pieza rebosante de luminosidad y glamour al más puro estilo vienés. Decidido a incluirla en su repertorio hizo los oportunos ajustes e invitó a Hopkins a la gala de presentación, acto en el cual, más de cincuenta años después, dejaría de escuchar la música solo en su cabeza para poder compartirla con todos nosotros. Gracias por el regalo Mr. Hopkins, la degustaremos con un buen Chianti... Afortunadamente, como me indica mi hijo Alejandro, ningún músico desafinó, que ya sabemos cómo terminan esas cosas, cuando un exquisito y amante de la perfección está entre el público.

No os perdías la reacción de Hopkins ante su propia música. Merece la pena.


Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 2.0) - Fuente Original