"En la guerra que el rey Ferdinando hizo contra la viuda de Juan, el rey de Hungría, en torno a Buda, todo el mundo se fijó particularmente en un soldado que tuvo una actuación extraordinaria en cierta refriega. Desconocido, fue muy ensalzado y, cuando perdió la vida, llorado. Pero por nadie tanto como por Raisciac, señor alemán, prendado de un valor tan singular. Cuando trajeron el cuerpo, se acercó, con una curiosidad común, a ver quién era; y, una vez le quitaron la armadura al cadáver, reconoció a su hijo. El hecho aumentó la compasión de los presentes. Sólo él, sin decir palabra, sin pestañear, se mantuvo de pie observando fijamente el cuerpo de su hijo, hasta que la violencia de la tristeza, que abrumó sus espíritus vitales, le hizo caer repentinamente muerto"
Leyendo los "Ensayos" de Michel de Montaigne (1533-1592), obra a la que pertenece el fragmento anterior, no pude evitar evocar a ese valeroso soldado con la imagen del "Retrato de un caballero" (1505) pintado por Vittore Carpaccio, obra que se expone en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Ese joven caballero de reluciente armadura, cuyo retrato parece ser el primero de cuerpo entero pintado en Europa, poco tiene que ver en realidad con el del texto, si acaso una leyenda que aparece en una cartela a la derecha de su figura en la que se lee "Malo mori quan foedari" (Mejor la muerte que el deshonor), pero cualquier excusa es buena para traer de visita al blog una hermosa obra de arte. La identidad del retratado es muy discutida, para unos es Fernando II de Aragón, para otros es Francisco María della Rovere, duque de Urbino y sobrino del Papa Julio II, aunque para otros, entre otras identidades posibles, es un patricio veneciano llamado Marco Gabriel.
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
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