Mi hijo me viene últimamente con la cantinela de que el "Ave María" de Giovanni Caccini es el más bello de todos los "Ave María" que conoce, entre los que incluye sin pestañear el de Schubert o el de Gounod.
El caso es que la pieza es ciertamente preciosa y a uno se le abre la
curiosidad por saber un poco más de ella. Y rebuscando llego a saber que
con esta pieza se da algo muy parecido al error de atribución que
existe con el famosísimo "Adagio de Albinoni", que no es de Tomaso Albinoni sino que es una obra -como ya contábamos en el pasado en este blog- del musicólogo italiano Remo Giazzoto y de fecha tan reciente como 1945.
El caso del Ave María de Caccini es todavía más rotundo que el del
citado Adagio, pues Giazzoto mantenía que se había basado, aunque fuera
remotamente, en unos fragmentos de un movimiento lento de una sonata a
trío de Albinoni, unos fragmentos de los que nunca se supo nada
posteriormente. Y es que el Ave María atribuido erróneamente a Caccini, más que una obra del primer barroco como se ha pretendido, es una obra
nacida por completo del genio de un ,desconocido para mi, laudista,
guitarrista y compositor ruso llamado Vládimir Fiódorovich Vavílov (1925-1973), en fecha tan cercana como 1970.
Vavílov tenía la rara costumbre de atribuir sus
composiciones a otros compositores, normalmente del renacimiento y
barroco, lo que me recuerda al gran Miguel Ángel que alguna vez enterró
esculturas suyas para hacerlas pasar después por originales griegos
-como hizo con su Baco- y saborear como se hablaba de la perfección de
aquellas maravillas de un supuesto pasado cuando eran desenterradas.
Quien sabe que propósito movía a Vavílov con esta manía suya, si que se
le diera más atención a sus obras, su promoción de la música antigua en
Rusia, la falta de ego, o simplemente la situación política en su país
en la que en 1970 no creo que fueran muy bienvenidos los cánticos
religiosos.... El caso es que este Ave María quedó por primera vez
grabado como pieza anónima en un disco de Vavílov titulado "Musica de laúd de los siglos XVI-XVII",
en la que la mayoría de las piezas eran del maestro ruso y atribuidas
como el "Ave María" a otros compositores. Vavílov murió poco después, en
1973 y fue entonces cuando empezó el galimatías de adjudicar la obra a Giovanni Caccini
por alguno de los colaboradores de Vavílov en la grabación de la pieza,
que poco después se haría mundialmente famosa tras unos arreglos del
organista Oleg Yanchenko en 1987.
Estilísticamente es una obra que difícilmente podría haber sido de Giovanni Caccini, tal y como mantienen en la página "Musica Antigua.com"
en la que supe de esta anécdota, ya que a pesar de imitar el bajo
continuo propio de la época, hace uso de la melodía y armonía clásica y
romántica, algo que amen de otros considerandos, nunca habría podido
pasar en los inicios del siglo XVII.
Hoy en día es una pieza soberbia que figura en el repertorio de numerosas cantantes entre las que destaca , Charlotte Church, Sumi Jo o la gran Inessa Galante, en cuya voz os dejo la interpretación del tema en el siguiente vídeo:
Dedicado al mio figlio Alejandro, para que me siga sorprendiendo con sus descubrimientos musicales.
Como entrada hemos optado por la maravillosa escultura en mármol "Virgen del velo" del gran escultor Giovanni Strazza (1818-1875), un verdadero milagro en piedra.
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original
No hay comentarios:
Publicar un comentario