"Quisiera ser el mendigo que cuenta historias en las puertas de los templos, el que fascina a los niños y hace que se detengan los caminantes, atraídos por tantas maravillas. Si fuese ese mendigo, gran señor de las palabras, contaría las historias que han enardecido a los pueblos del Nilo desde el principio de las generaciones; expondría las cuitas del náufrago que llegó a la isla donde vivía el gran dragón, las disputas de los Dos Hermanos, los viajes del médico Sinuhé o la lucha de Horus contra las fuerzas del mal en la región de los grandes pantanos. Sería acaso un buen narrador de lo que otros contaron mucho antes, pues el hombre ha vivido el mismo sueño desde el principio de los tiempos. Y el Tiempo no es más que un sueño narrado por los mendigos ante las puertas de los grandes santuarios."
Este párrafo y el final pertenecen a "El amargo don de la belleza", novela escrita por Terenci Moix -seudónimo de Ramón Moix Meseguer- en 1996 y ganadora del Premio Fernando Lara, obra en la que vuelca todo su amor por Nefertiti y su fascinación por el milenario Egipto. Como decía el propio escritor: "desde los siglos más remotos está escrito: el hombre teme al tiempo y el tiempo sólo teme a las pirámides."
La primera imagen es del Templo de Karnak y la segunda del famoso busto de Nefertiti (La belleza ha llegado), esposa del controvertido Akenatón. Un busto que se expone en el Neues Museum de Berlín
Imágenes: De Wikimedia Commons. Imagen 1 (CC BY-SA 4.0) - Imagen 2 (CC BY-SA 3.0)
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