miércoles, 1 de octubre de 2025

Rousseau y la bondad en los tiempos del móvil


Existe una anécdota generalmente atribuida a Rousseau —aunque no aparece en sus escritos— en la que se cuenta como una señorita se acercó al filósofo y le preguntó:

- ¿Qué cualidades me son necesarias para hacer feliz a un hombre?

Rousseau, que aparece en la imagen en un busto de Houdon, tomó una hoja de papel y escribió en ella:

1 para Bondad.

0 para Belleza.

0 para Laboriosidad.

0 para Educación.

La muchacha quedó muy sorprendida con la nota. No comprendía que solo contara la bondad y nada todo lo demás. El autor de "El Contrato Social" o "Emilio" pasó a explicárselo:

- Cuando se posee bondad, su valor es igual a 1 para el hombre. Las demás cualidades de la mujer se le agregan como ceros al uno y de esta manera la mujer aumenta su valor hasta 10, 100, 1000 etc. Por tanto, si se carece del 1, de la bondad, las otras cualidades no son sino ceros sin valor.

Por supuesto es una fórmula perfectamente válida para el hombre. No debemos olvidar el pensamiento central de Rousseau en su obra: "El hombre es naturalmente bueno; es la sociedad la que lo corrompe". ¿Pero cómo hacer para que esa bondad natural no se marchite?

El propio Rousseau nos daba algún consejo al respecto en su obra "Emilio":

"Así, pues, si deseáis excitar y mantener en el corazón de un joven los primeros movimientos de la naciente sensibilidad y encaminar su carácter hacia la beneficencia y la bondad, no hagáis germinar en él el orgullo, la vanidad y la envidia con la engañosa imagen de la felicidad humana; no le mostréis la pompa de las cortes, el fausto de los palacios, los atractivos de los espectáculos; no le llevéis a las tertulias y a las brillantes asambleas, no le mostréis lo exterior de la alta sociedad hasta que le hayáis puesto en estado de que la aprecie por sí mismo. Enseñarle el mundo antes de que conozca a los hombres, no es formarle, sino corromperle, y no es instruirle, sino engañarle.

Los hombres no son, por naturaleza, ni reyes, ni potentados, ni cortesanos, ni ricos. Todos nacieron desnudos y pobres, sujetos todos a las miserias de la vida, a los pesares, a los males, a las necesidades, a toda clase de dolores; en fin, condenados a muerte. Esto sí que es propio del hombre y de lo que no está exento ningún mortal. Comenzad, pues, estudiando en la naturaleza humana lo que de ella es más inseparable, lo que mejor constituye la humanidad."

Hoy es difícil mantener a los niños lejos de malas influencias exteriores cuando los móviles los bombardean desde muy temprana edad con imágenes de un mundo de lujo, vanidad y falsedad. Quizá lo que necesitamos hoy sea volver a fijar el "1" en su sitio y hacerles ver que los likes, los filtros y las exhibiciones vacías en ningún caso suman. No parece empresa fácil.


Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público CC0

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