jueves, 16 de octubre de 2025

Katharine Hepburn y Spencer Tracy: Un amor entre bastidores


 

Cuando Katharine Hepburn y Spencer Tracy fueron presentados por Joseph Leo Mankiewicz, nada hacía presagiar que formarían una de las parejas míticas del cine. Según se cuenta, la ingobernable Hepburn parecía querer mirar por encima del hombro a Tracy desde el primer momento, sin intuir que encontraría en él la horma de su zapato:  

—Me temo que soy un poco alta para usted, señor Tracy. —se presentó ella

—No se preocupe, señorita Hepburn. Ya la pondré a mi altura. —fue la respuesta del actor.

Después vendría una relación de 26 años, siempre muy discreta y que no pudo llegar al altar, como en la foto de "La mujer del año", por la firme oposición de Tracy a divorciarse de su esposa, alegando fuertes convicciones religiosas. Sinceramente, siempre me extrañó que la Hepburn, rebelde como ella sola, soportase aquella situación tanto tiempo.

Rodaron juntos nueve películas. Más allá de la estupenda química que había entre ambos, aquellas películas fueron la excusa perfecta para tener un tiempo de intimidad entre ellos. En una de aquellas deliciosas comedias, "Pat and Mike", que en España tomó el título de "La impetuosa" —no cabe mejor definición para Katharine Hepburn— el personaje de Tracy encontró unas líneas en su guion, que bien podría haber firmado él. Así, no tuvo que actuar siquiera para decir de ella mientras la miraba: "No tiene ‘mucha carne’, pero lo que hay es de primera”.

Mucho debió querer la Hepburn a Tracy. En los últimos cinco años de enfermedad de este, fue capaz de ralentizar su carrera cinematográfica para cuidarlo de sus problemas de salud y alcoholismo. La última película que rodaron juntos fue "Adivina quién viene esta noche". La actriz confesó que nunca pudo verla. Tracy falleció días después de terminar el rodaje; ella estaba con él, pero no acudió al entierro por respeto a su familia.

Curiosamente, en aquel Hollywood amante de los chismes y de los secretos revelados, nunca se habló muy alto de aquel amor entre sombras. Y mucho menos Katharine Hepburn. Nunca salió una palabra de su boca acerca de su relación con Tracy hasta casi veinte años después de la muerte del actor, cuando ya su esposa, Louise Treadwell había fallecido también.

Fue entonces cuando, ante la cámara, en un documental titulado “The Spencer Tracy Legacy” (1986), leyó una carta dirigida al actor en la que entre recuerdos le dedica un sentido reconocimiento a su formidable talento ante las cámaras. En una traducción aproximada decía así:

"Y lo más increíble: realmente eras, en verdad, el mejor actor de cine. Lo digo porque lo creo y además se lo he oído decir a mucha gente del oficio. Desde Olivier hasta Lee Strasberg, pasando por David Lean. Te proponías algo y eras capaz de hacerlo. Y lo hacías con esa gloriosa simplicidad tuya, tan directa. Simplemente, lo hacías y ya está. No sabías meterte en tu propia vida, pero eras capaz de convertirte en otro. Eras un asesino, un sacerdote, un pescador, un redactor deportivo, un juez, un periodista. Solo necesitabas un instante. Apenas tenías que estudiar. Te aprendías tus frases en un abrir y cerrar de ojos.”

En su autobiografía  “Me: Stories of My Life” (1991) dejaba un retrato maravilloso de lo que significa amar. De la entrega al ser amado. En una traducción aproximada dice:

“Ahora voy a hablarte de Spencer. […] Me parece que descubrí qué significa de verdad “te quiero”. Significa que te pongo a ti, tus intereses y tu comodidad por delante de mis propios intereses y de mi propia comodidad, porque te quiero.
¿Qué significa esto? “Te quiero”. ¿Qué significa eso?
Piensa. Usamos esta expresión con mucha ligereza. El amor no tiene nada que ver con lo que esperas recibir, sino solo con lo que esperas dar —que es todo—.
Lo que recibes a cambio varía, pero en realidad no guarda relación con lo que das. Das porque amas y no puedes evitar dar. Si tienes mucha suerte, puede que te amen de vuelta: eso es delicioso, pero no necesariamente ocurre.
En realidad implica una entrega total. Y “total” lo abarca todo: lo bueno de ti y lo malo de ti. Soy consciente de que debo incluir lo malo. Yo amé a Spencer Tracy. Él, sus intereses y sus exigencias estaban en primer lugar. Esto no fue fácil para mí, porque yo era, sin duda, una persona del “yo, yo, yo.”

Ella era así. Única. Incluso en el amor.


Imágenes: Tomadas de Doctor Macro Img 1 - Img 2

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