Hay hombres cuya sola mirada parece advertir que han visto demasiadas cosas para contarlas. Christopher Lee, uno de los actores más singulares entre los que se han paseado por el mundo del cine, pertenecía a esa extraña clase de seres. Este aristócrata británico, a menudo vinculado con el linaje de Carlomagno, no solo dio vida a Drácula, Fu Manchú o Sherlock Holmes, sino también al Conde Dooku de "Star Wars" y a Saruman el Blanco en "El señor de los anillos" con lo cual ha resultado un actor icónico para varias generaciones. Nadie tuvo más peleas a espada que él no nadie estuvo vinculado a tantos actores y actrices gracias a su larga carrera cinematográfica.
Inquieto hasta la exageración, también fue cantante de ópera
y de heavy metal y lo que es más curioso, durante la Segunda Guerra Mundial fue
Oficial de Inteligencia de la RAF y trabajó en la identificación y persecución
de criminales de guerra nazis. Algunos incluso lo relacionan como enlace con
comandos del SAS y de la SOE, el organismo de espionaje y sabotaje británico.
Puede que, por toda esta experiencia militar, cuando durante
el rodaje de “El retorno del Rey” Peter Jackson le indicó que gritara en el
momento en que su personaje, Saruman el Blanco, es apuñalado por la espalda,
Lee, muy serio, le corrigió diciéndole:
“¿Tienes idea del ruido que hace alguien cuando le apuñalan
por la espalda? Porque yo sí.”
No era un grito lo que debía escapar de su boca. Lee sabía
muy bien que era más bien algo parecido a un suspiro. Peter Jackson, tras
investigar el asunto, pudo comprobar que era así. Lee no era el tipo de
personas que gasta bromas con la muerte.
Sin duda hubo un tiempo en que Christopher Lee, con su profunda e imponente voz y sus casi dos metros de altura, daba más miedo como oficial curtido del ejército que como Drácula, por muy afilados que mostrara sus colmillos en la pantalla.
Toda una leyenda, dentro y fuera de la pantalla.

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