Hoy está de moda entre los jóvenes —y los que ya no lo son tanto— sacar la lengua en las fotos como una señal de rebeldía. Pero no es ninguna novedad: los Rolling Stones llegaron antes.
No busquen ideas retorcidas en el logo de los Rolling
Stones, esa boca insolente con la lengua fuera se conoce como “Tongue and lips”
(Lengua y labios), aunque también se alude a ella, y con motivo, como “La
lengua de Jagger”.
La inspiración partió del propio Mick Jagger jugando con uno
de sus gestos habituales en concierto donde no es extraño verle sacar su lengua
de forma irreverente. Además, el cantante encontró un eco de sí mismo en una
imagen vista de la Diosa Kali, en la que aparecía con la lengua fuera como símbolo
de poder y vitalidad.
No era una época en la que las bandas de rock tuvieran logos,
pero aquella visión de Kali, diosa que es a la vez símbolo de energía destructiva
y creadora, puso la mente del vocalista de los Stones a trabajar.
Jagger encargó darle forma a su idea a John Pasche, un joven
diseñador británico que tan solo cobró 50 libras por lo que acabaría siendo uno
de los logos más famosos de la música del siglo XX. El propio Pasche recordaría
después:
“Nunca fue mi intención reproducir la lengua de Jagger
literalmente, sino capturar la idea de una protesta contra el establishment”
El logo, utilizado por primera vez en el álbum "Sticky
Fingers" (1971) —no en la portada que era de Warhol, sino en la funda del
disco— pronto se convirtió en todo un emblema de la banda y por extensión en el
símbolo de una forma de entender la vida y la música. Los Stones, con aquella
boca roja sacando la lengua, buscaban desafiar al mundo; no en vano eran los
chicos malos, el reverso de los educados Beatles.
Décadas más tarde, en 2008, el transgresor logo de los Stones
ya era un clásico. Además de resultar una obra del mejor arte pop, era el símbolo
de toda una época, por lo que el londinense Victoria and Albert Museum no dudó
en comprar los bocetos originales por casi 100.000 libras.
Su creador, John Pasche, solo consiguió un extra de 200 libras.
Puede que al recibirlas no se sintiera del todo recompensado y tal vez, quién
sabe, puede que en su cabeza resonara aquella canción que decía: “I can’t get
no Satisfaction”.

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