Antiguamente, cuando una obra de teatro era todo un éxito de
público, la entrada solía quedar repleta de las deposiciones que dejaban los caballos de los carruajes de los asistentes en la entrada del teatro. Por eso
los actores se desean “mucha mierda” ante un estreno. Era señal de que eran
muchos los carruajes que habían acudido a verlos. Con la llegada de los coches
la medida del éxito cambió y con ello llegó el “blockbuster”. Sin muchas
complicaciones podríamos definir un blockbuster como un taquillazo, un
verdadero bombazo en las salas de cine. Aunque la palabra tuvo un origen un
tanto más sombrío.
En la Segunda Guerra Mundial, la prensa denominó "blockbuster"
aquel tipo de bomba convencional lanzada por los ingleses, lo suficientemente
potente como para destruir por sí sola una calle entera o un edificio.
El origen de la expresión en el ámbito del espectáculo nace
en el mundo del teatro. Así, en los años 40, cuando una obra de Broadway concitaba
tanta expectación que las colas para sus representaciones daban la vuelta a las
manzanas de edificios o incluso saltaban a la siguiente, el fenómeno se conoció
como "blockbuster", entendiéndose "block" como manzana o
conjunto de bloques de pisos y "buster" como "rompedor".
Así, toda obra de teatro y posteriormente de cine que era capaz de lograr esas
deseadas e interminables colas auguraba que iba a ser un éxito duradero.
Sin duda hubo "blockbusters" antes de los años 70, como "Lo que el viento se llevó", "Quo Vadis" o "Ben Hur" que llevaban una labor de marketing previa al estreno que convertían estas películas en auténticos acontecimientos de obligada asistencia
Sin embargo, el término “blockbuster” adquiere toda su
dimensión con el estreno de "Tiburón" (1975) la
película de Steven Spielberg que redefinirá el modo de rodar
películas y hacerlas apetecibles al público. A partir de este título se volvió
habitual destinar grandes presupuestos a publicidad y promoción de la película,
con la certeza de que esa estrategia redundará en algunos casos en fabulosas
recaudaciones en taquilla.
“Tiburón” costó apenas 9 millones de dólares y ya lleva
recaudados unos 490. Si ajustáramos la cantidad a la inflación, hoy sería el equivalente
a casi 2.000 millones de dólares, lo que la coloca entre las diez películas más
taquilleras de la historia con ingresos ajustados.
Spielberg sería un maestro en este tipo de películas, y si le dio el primer gran mordisco a la industria con "Tiburón", pronto siguió el festín con obras como “E.T.”, la saga de Indiana Jones, “Parque Jurásico” y muchas otras que lo harían un director de oro.
Los resultados en taquilla de "Tiburón" no pasaron desapercibidos para la industria, que pronto tomó nota de la receta. Apenas dos años después, el fenómeno de los “blockbusters” se vería reforzado con la llegada de otra saga legendaria: "La guerra de las galaxias". Desde entonces, el cine cambió para siempre
A veces un blockbuster no es más que puro cine de palomitas,
aunque afortunadamente no siempre sea solo eso. “Tiburón” aunaba
entretenimiento y calidad. Seguramente al ver aquellas colas tan rompedoras, como
diríamos hoy de un auténtico blockbuster, Spielberg pudo pensar, jugando con la
famosa frase de Tiburón: “Vamos a necesitar un ‘cine’ más grande”.

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