Tras ver en los cines “2001: A
Space Odyssey” (1968) David Bowie se quedó literalmente colgado de las
estrellas. Eran tiempos propicios para mirar al cielo. El hombre se preparaba
para conquistar la Luna y todos se preguntaban qué habría más allá.
Bowie apenas tenía un disco
publicado cuando se lanzó a escribir “Space Oddity”, un título que, como él mismo
reconocería, se inspiraba en la película de Kubrick. Al respecto recordaba: “Me
quedé completamente drogado al ver la película y me alucinó, sobre todo el
pasaje del viaje”.
La canción nos cuenta el viaje espacial de Major Tom. Escuchamos sus contactos
de radio y la cuenta atrás del despegue, mientras ajusta el casco y toma sus
pastillas. Tras lanzarse al espacio con éxito y ya convertido en un héroe, los periódicos
quieren saberlo todo de él. Cuando desde la Tierra le animan a abandonar la
capsula y flotar en el espacio, Tom describe su experiencia con palabras
inolvidables:
“Aquí Major Tom a Control de Tierra: Estoy cruzando la puerta y estoy flotando de la manera más peculiar; las estrellas se ven muy diferentes hoy. Estoy sentado en una lata, muy por encima del mundo. El planeta Tierra es azul y no hay nada que pueda hacer. Aunque ya pasé de cien mil millas me siento muy quieto y creo que mi nave espacial sabe qué camino tomar. Dile a mi esposa que la amo mucho, ella lo sabe.”
Y así, mientras su nave se aleja y
el contacto con la base se apaga, su voz ya no encuentra eco. El astronauta se
convierte en un viajero sin regreso, un símbolo de soledad cósmica y, al mismo
tiempo, en una estrella más.
Con un gran sentido de la
oportunidad, Bowie lanzó su disco sólo días antes de que alunizara el Apollo XI
con Neil Armstrong dando “su gran paso para la humanidad”. Poco podía imaginar
Bowie que una canción en la que se habla del peor de los escenarios posibles,
un astronauta perdido en el espacio, fuera el tema elegido por la cadena televisiva BBC para
acompañar las imágenes de aquel histórico momento. El mismo cantante quedó
sorprendido; cuando la compuso ni tan siquiera tenía esperanzas de que llegara
a sonar en la radio.
Con “Space Oddity” la carrera de
Bowie despegó hacia el estrellato con la misma fuerza de un cohete. Años
después confesaba: “Creo que escribí una canción muy bonita. Pero en ese
momento pensé: ¿y ahora qué hago? No quería quedarme encasillado como el tipo
del astronauta.”
Sin embargo, tres años después
volvió al cosmos con “Starman” en la que a través de las ondas de una radio se
recibía un mensaje de esperanza desde el espacio exterior, la voz de un ser de
otro mundo. Incluso más tarde, con “Ashes to ashes”, habló de nuevo de Major
Tom, pero en esta ocasión en un tono muy distinto. La letra, muy hermosa
inicialmente, llega a un verso demoledor: “Sabemos que Major Tom es un yonqui,
perdido en lo alto del cielo, tocando fondo.” Es como si el héroe hubiera caído, como si fuera
un reflejo de la inocencia perdida y de los propios excesos de Bowie.
El eco de Tom viajó más allá de
su creador y con el tiempo llegarían nuevos astronautas, que bajo los ecos de
aquel, se perderían poéticamente en el espacio. Sirva de ejemplo la canción “Serenade”
de la Steve Miller Band, el tema del “Space Cowboy” que tan maravillosamente
versionó en español M-Clan, por cierto, según ellos mismos, teniendo siempre presente
la sombra de Major Tom de Space Oddity.
Al menos hubo quien quiso
rescatar a Tom y devolverlo a la Tierra. Eso hizo Peter Schilling en 1982 con
su tema “Major Tom (Coming Home)”, donde el astronauta, tras trece años vagando
por el espacio encontraba finalmente el camino de regreso a casa.
Puede que Major Tom sea, al fin y al cabo, el astronauta más famoso de la historia de la Música.
Nota: JCC, un lector en nuestra página de facebook nos añadía que David Bowie todavía haría referencias a Major Tom en dos temas más. Primeramente en Hello Spaceboy, de Outside (1995) y en su último y póstumo disco, Black Star (2016) en cuyo vídeo aparece el cadáver de un astronauta, dando a entender que es Major Tom.
Imagen generada artificialmente.

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