sábado, 23 de enero de 2021

Barbitúricos, una droga entre Eros y Tanatos

 

En el terreno del amor cada uno hace lo que puede. Supongo que cuando un astrónomo enamorado descubre una estrella se verá muy tentado de llamarla como la persona amada, al igual que le ocurriría a un entomólogo con una nueva especie de mariposa, más raro suena que un investigador traslade sus amores a un compuesto químico, pero eso precisamente es lo que le sucedió a Adolf von Baeyer en 1864 cuando descubrió el ácido barbitúrico. Tras mezclar urea con ácido malónico surgió un compuesto que tenía la capacidad hacer desaparecer el dolor. Enamorado como estaba por entonces de una joven llamada Bárbara, que calmaba con sus atenciones todas sus ansiedades, no dudo en llamar al nuevo compuesto como ácido de Bárbara o ácido barbitúrico, nombre este último que pasó a denominar a toda la familia de medicamentos que posteriormente surgirían de este prometedor compuesto.

Hay quien mantiene que el nombre tiene otro origen menos llamativo. Se especula con que, tras el descubrimiento, Adolf von Baeyer y sus ayudantes marcharon a festejarlo a una taberna donde un grupo de artilleros se encontraban celebrando el día de Santa Bárbara. Dicho queda, pero puestos a elegir estoy seguro que todos preferimos la primera versión.

Por cierto, con el tiempo, a partir del ácido barbárico, que ya mostraba sus potencialidades como droga sedante, se elaboró el Barbital, un compuesto que se comercializó bajo el nombre de Veronal. La inspiración aquí fue la famosa ciudad de Verona, la ciudad de los amantes Romeo y Julieta, que según uno de sus creadores, Josef von Mering, tenía fama de ser una ciudad extremadamente pacífica. No sé qué opinaría al respecto el escritor Stefan Zweig que murió abrazado amorosamente a su mujer tras ingerir ambos una alta dosis de la droga de Verona. Y es que no cabe duda de que los barbitúricos ayudarían a muchas personas pero también es larga la lista de personas que fallecieron por su uso abusivo o inadecuado, entre ellas destacan: Marilyn Monroe, Dalida,​​ Judy Garland (en la foto), George Sanders, Pier Angeli, Jimi Hendrix, Brian Epstein, Dinah Washington, Margaret Sullavan, Lupe Velez, Margaux Hemingway, Carole Landis y muchos más. No creo que a la amada Bárbara le agradase mucho que la droga que lleva su nombre además de relacionarse con Eros tuviera tantos siniestros coqueteos con Tanatos. 

Imagen: Cortesía de Doctor Macro. Fuente Original

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