Lamberto Maggiorani, que trabajaba como tornero en una fábrica, fue elegido, con gran acierto por Vittorio de Sica, para protagonizar "Ladrón de Bicicletas" (1948), logrando, pese a carecer de experiencia actoral, uno de las actuaciones más impactantes y veraces de toda la historia del cine. Sin embargo, más allá del reconocimiento imperecedero por su trabajo en esa película, esta incursión suya en el mundo del cine no le trajo a Maggiorani más que problemas.
Por su inmenso papel como Antonio Ricci, el atribulado obrero de "Ladrón de bicicletas", al que vemos arriba soportando el chaparrón junto a Enzo Staiola que hacía de su hijo Bruno, Maggiorani no ganó más de 600.000 liras de la época (unos mil dólares al cambio), lo que le dio para poco más que comprar unos muebles para su casa y regalarle unas vacaciones a su familia. Al volver a la fábrica, que estaba pasando momentos delicados y se veía abocada a una reducción de personal, sus jefes pensaron que antes que despedir a otro, lo harían con la que se suponía era una estrella emergente del cine italiano que aparentemente había "ganado millones". Tras este despido, Lamberto encontró trabajo ocasional como albañil e intentó hacerse con nuevos papeles en el mundo del cine, pero sin mucha suerte; hasta el propio Vittorio de Sica, que tanto prestigio logró con su soberbia actuación, se mostraba reacio a darle algún papel que no fuera el de simple extra. Era evidente que la industria cinematográfica, después de utilizarlo, le dio unas palmaditas en la espalda y prácticamente se olvidó de él. Puede que por ello, un tanto decepcionado, Maggiorani no pudiera evitar, en su lecho de muerte decir: "Sin mi Vittorio de Sica no habría pasado a la historia". Algo sin duda exagerado; aunque no podemos olvidar que tras la película, Vittorio de Sica logra un relumbrante Oscar especial a la mejor película extranjera (el segundo tras "El limpiabotas" -1946-) y muchos otros premios y reconocimientos, mientras que Maggiorani no recibe ninguno, tan solo la carta de despido de la empresa a la que pertenecía, que lo pone de patitas en la calle.
Cesare Zavattini, el guionista de "Ladrón de bicicletas", consciente de la mala situación que estaba pasando el actor, escribió un nuevo guion basado en su dolorosa experiencia y lo llamó "Tú, Maggiorani", pero nunca fue llevado al cine. Habría merecido la pena ver la historia del actor que conmovió a todos como un ser de ficción pero que no logró la ayuda de nadie como persona real. Zavattini lo contaba así en su guion (traducción propia y seguro que muy deficiente):
"Maggiorani deambula por la ciudad, como lo hacía en la película cuando buscaba su bicicleta… Le gustaría llevarle unos dulces a su hijo pero no tiene dinero. Pasa por un cine donde están proyectando Ladrones de bicicletas. Sale una dama elegantemente vestida, secándose una lágrima. Decide entrar. El acomodador no le deja, incluso cuando dice que es la estrella de la película, pero al final le permite pasar. Maggiorani ve la película y se conmueve a su vez; luego vuelve a salir entre la gente que no le ha reconocido. La gente sale del cine, alguien se levanta el cuello del abrigo, todos caminan hacia sus casas con calefacción olvidando lo que vieron (...) Y Maggiorani camina, vuelve a caminar por las calles de Roma, pasa por la galería de Piazza Colonna, pasa frente al Parlamento, sube por la vía Veneto llena de gente del cine. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba en via Veneto (...). Su paso ahora parece convertirse en el paso cansado y arrastrado de cientos de miles de personas. Detrás de él están todos los personajes de las películas que han evocado en esta posguerra la ayuda de los hombres, el fijador de carteles Antonio, el sacerdote de "Roma Ciudad Abierta", los hijos de "Sciuscià" (El limpiabotas), el niño de "Alemania, año cero" - y multitudes, multitudes llorando en los cines, multitudes aplaudiendo fraternalmente al personaje de ficción y que no hacen nada por el personaje real."
Me imagino al pobre Lamberto, después de haber saboreado fugazmente el éxito, tan perdido y desesperado como en la película, buscando sin fortuna por todos lados un camino a la normalidad, sintiendo que de alguna manera alguien le había robado nuevamente la bicicleta. Maggiorani murió en 1983, después de una larga y penosa enfermedad. En una postrera entrevista concedida en el hospital romano de San Giovanni, donde fallecería a los 73 años de edad, decía: "Espero tranquilo, no me encuentro con las manos vacías, gracias a Ladrón de bicicletas he podido ofrecer "algo importante" a todos los hombres de la humanidad"
Fuente del texto citado de Cesare Zavattini: "La vera storia dell'operario di De Sica"
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
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