domingo, 3 de julio de 2022

Groucho Marx: Fragmentos de "Memorias de un amante sarnoso"


"Hay mucha gente que escribe sobre el amor sin tener experiencia alguna. Hasta no haber rozado la mejilla de una mujer con los labios temblorosos y hasta no haber limpiado los zapatos con la toalla nueva de la esposa, nadie sabe nada del amor... ni de la esposa. El amor es algo que no se aprende en los libros; es como un fluido fugaz que surge inopinadamente para tocarnos con su varita mágica, y que después se desvanece en la niebla del tedio. (No está mal el parrafito. Los he visto peores en libros que se venden por cinco dólares. En realidad está copiado de uno de ellos)."

“Personalmente, no veo por qué un hombre no puede tener perro y mujer. Además, si sólo se está en condiciones de costear a uno de los dos, aconsejo quedarse con el perro porque, por ejemplo, si un perro lo ve a uno jugando con otro perro, ¿acaso corre a su abogado y le ladra que su matrimonio ha fracasado y que quiere seiscientos huesos al mes en concepto de manutención, un buen coche y la casa de cuarenta mil dólares que aún tiene una hipoteca de diecinueve mil?” (...) “Pero volvamos al meollo de la historia. El mejor animal doméstico en cualquier época del año es una corista sencilla y sin pedigrí. Al igual que sucede con el gato de angora, la corista permanece fiel a cualquier hombre que la mantenga. Sin embargo y por desgracia, la semejanza termina ahí, ya que mientras uno puede llevar al sótano al gato de angora para darle un tazón de leche, la corista insiste en ir a cenar al Pavillon o al Club 21, donde una cena para dos personas cuesta unos sesenta y ocho dólares, sin contar la propina del camarero. Está claro que una corista no es el animal de compañía de un hombre pobre; sin embargo, algún día me gustaría tener una”.

"Escribí este libro durante las interminables horas que empleé esperando a que mi mujer acabara de vestirse para salir. Si hubiera andado siempre desnuda, nunca habría tenido la oportunidad de escribirlo" En este libro, Groucho se lanza a contarnos anécdotas de todo tipo, y a su manera, consigue una hilarante historia universal del amor, o quien sabe si del sexo, según él: «esa gloriosa experiencia que la madre naturaleza improvisó con el fin de mantenernos en pie y, de vez en cuando, acostados». No busquen en él grandes revelaciones eróticas y sí muchas risas.

Un par de fragmentos más: 

"Hasta que tuve cuatro años no pude establecer ninguna distinción entre los sexos. Iba a decir "los dos sexos", pero actualmente existen tantas variedades que, si alguien dice "los dos sexos", se expone a que sus amigos lo consideren como un ser caduco y anacrónico, preguntándose en qué caverna habrá residido en las últimas tres décadas.
   La primera vez que me di cuenta de que existía un mundo fantástico fue cuando vino un día a visitar a mi madre la única tía de mi familia que estaba cargada de dinero y de aires sofisticados. Era la esposa de un famoso actor de vodevil y, aunque todavía era joven, había estado en Chicago, En St Louis, e incluso una vez pasó la noche en Denver. Su cabello era rojo, llevaba unos tacones altos y tenía unas formas bellas y tensas que se acentuaban allí donde se supone que deben acentuarse todas las formas deseables (Sé que la palabra "forma" no es adecuada a la edad que tenía, pero lo único que siento es que mi edad no fuera adecuada al hecho de concertar una cita con ella.)
   Cuando penetró en nuestro piso, toda la atmósfera se llenó de una fragancia exótica y seductora que más tarde, a lo largo de mi vida, reconocí como el olor típico de un burdel."

"En Medicina, las modas cambian casi tan de prisa como en el vestido femenino. La panacea que hoy se prescribe se convierte mañana en el tóxico que se proscribe. Los más renombrados cardiólogos tienen aterrorizados a sus parientes con la amenaza del colesterol. El obeso de nuestros tiempos se debate entre su glotonería y sus ansias de supervivencia, bajo la advertencia de que, si no elimina sus grasas, avanza derecho hacia el sarcófago. Los alimentos que hoy día se recomiendan son tan apetecibles como una dieta de papel secante. Los huevos son poco menos que venenosos, y los opulentos que antes desdeñaban la margarina, se relamen ahora al comerla, como si fuera un costoso manjar.(...) La otra noche tomé la típica cena exenta de colesterol: calabaza hervida, leche descremada y gelatina. Estoy seguro de que, comer así, no prolongará mi vida, pero también creo que la existencia me parecerá mucho más larga."

En la fotografía, vemos a Groucho junto Eve Arden en un momento de su película "At the Circus"

Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Fuente Original

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