jueves, 18 de diciembre de 2025

Maureen O'Sullivan, la reina de la selva

 


Maureen O'Sullivan era un bellezón irlandés de pura cepa, que tras estudiar en un convento de Londres fue descubierta para el cine por un avispado directivo de la Fox. Maureen supo, con su encanto natural y una curiosa mezcla de atrevimiento e ingenuidad, ganarse un sitio en el Olimpo de las estrellas de Hollywood, siendo recordada principalmente por su papel de Jane Parker, la mujer de Tarzán, en esa saga de seis películas para la MGM, donde lucía palmito con la última moda de la selva.

Pero más allá de sus aventuras por las lianas, la actriz tiene también un buen número de películas con personajes sobresalientes que hicieron de ella una de las secundarias más populares de su época. Son destacables títulos como: «La cena de los acusados» (1934), «Ana Karenina» (1935), «Muñecos infernales» (1936), «Un día en las carreras» (1937) o «Hannah y sus hermanas» (1986), en la que aparecía junto a su hija, la también actriz Mia Farrow.

Pero como decía, el poso que ha dejado en todos nosotros es como pareja de Johnny Weissmüller, en las aventuras del hombre mono, un rol en el que tuvo ciertos problemas con la censura. Poco importaba que Tarzán vistiera un escueto taparrabos, lo que ya causaba más trabas era la vestimenta de Jane, máxime cuando se rumoreó al respecto de un supuesto desnudo de Maureen —con el tiempo supimos que era el de la doble Josephine McKim— en la película «Tarzán y su compañera». El desnudo aparecía en una de aquellas típicas escenas de baño y lucimiento de Tarzán —Weissmüller fue cinco veces campeón olímpico de natación—. Por supuesto, el Código Hays imperante por entonces, prohibió la escena tras no poco revuelo mediático. Hay quien piensa que no fue sino una cortina de humo, algo preparado para calmar a las fieras de la censura, aparentando así acatar obedientemente la retirada de esa escena y de camino, por ser buenos chicos, se les permitía mantener a Jane luciendo palmito con su exigua y sugerente vestimenta.

Como curiosidad contaremos que Maureen nunca apreció a Chita, por mucho que la recogiera amorosamente en sus brazos durante las películas, cuando la cámara no los enfocaba se refería al simio con términos nada suaves ni cariñosos. Con Weissmüller era más amable y lo definía como: «Un simpático pedazo de pastel; un niño grande y simpático». Juntos formaron una familia que llenó de magia toda una época y que hacía las delicias de los más pequeños.

De hecho, la actriz dijo en cierta ocasión: «Hubo una época en la que me harté de todo lo que me preguntaban sobre Tarzán, como si no hubiera hecho nada más. Cambié de opinión cuando mi hijo mayor me dijo que estaba muy orgulloso de que yo fuera la compañera de Tarzán».

No era para menos, era a los ojos de todos «La reina de la selva».



Imagen: Cortesía de Doctor Macro - Fuente Original - Img 1 - Img 2

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