Desafortunadamente, lo que el cine hizo con Anthony Perkins
fue taparle la boca, tal como vemos en el fotograma de «Psicosis» en el que
encarnaba al inolvidable Norman Bates. No es del Anthony Perkins actor del que
queremos hablar hoy, ese que tras pasar por las manos de Hitchcock quedó
encasillado en unos papeles más bien oscuros y siniestros, sino del prometedor Tony
Perkins, como se hacía llamar, y que resultó ser un excelente cantante de
baladas de corte suave con un tono muy cercano al jazz.
En los años cincuenta compaginaba sus primeros pinitos en
los escenarios teatrales y producciones cinematográficas con su faceta como
cantante, en la que nos dejó tres discos sorprendentemente buenos durante los
años 1957 y 1958. Sus temas podrían encuadrarse en la línea de la música ligera
—easy listening— con incursiones puntuales en temas clásicos del jazz, sobre
todo en su álbum «On a rainy afternoon», en los que su susurrante voz, recuerda
de inmediato la forma de cantar de Chet Baker. Ideal para dejarse llevar por
ella.
Su tema «Moonlight Swim» llegó al puesto nº 24 de la Billboard y las críticas
eran favorables, pero a Perkins cantar y sobre todo grabar se le hacía muy pesado,
de hecho, no era su prioridad. No podía olvidar la nominación al Óscar como
mejor actor de reparto conseguida en 1956 por su interpretación en la película «La
gran prueba» —William Wyler—. Sus ambiciones estaban todas enfocadas hacia el
cine. Por eso, nadie se extrañó cuando tras su consagración en «Psicosis» (1960),
se decidió totalmente por la pantalla y abandonó para siempre la grabación profesional,
perdiéndose una voz que a buen seguro habría dado mucho que hablar y que oír.
Si le dan una oportunidad descubrirán que algunos de sus temas son una
verdadera delicia. Nadie hubiera adivinado que el siniestro Norman Bates era
capaz de robarte el corazón susurrándote canciones al oído como "I remember you":
Imagen: Tomada de la red

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