lunes, 11 de agosto de 2025

"El sueño" de Picasso: El codazo más rentable de la historia


“Cuando un hombre observa a una mujer dormida, trata de comprender”

Son palabras de Pablo Picasso acerca de su obra "Le repos". Para el pintor esa pulsión de intentar comprender la belleza en el rostro de una mujer dormida, le llevó a investigar ese misterio en más de un cuadro, uno de ellos es “Le rêve” —El sueño— del que pasamos a contar una curiosa anécdota.

El 30 de septiembre de 2006, Steve Wynn, el magnate de los casinos, estaba presumiendo ante sus amigos de haber vendido el cuadro "Le rêve" (El sueño), pintado por Picasso en 1932, por la increíble cifra de 139 millones de dólares a Steve Cohen, todo un récord por entonces. Entusiasmado como estaba por la venta, no en vano lo había comprado tan solo nueve años antes por “sólo” 48,4 millones de dólares, lo mostraba a sus selectos acompañantes mientras les contaba la historia y detalles del cuadro. 

Puede que les dijera que era un retrato de Marie-Thérèse Walter —una de las tantas musas del pintor malagueño—, que pudo ser pintado en un solo día. Quizás añadió que Marie-Thérèse aparece dormida en un sillón con la cabeza vencida hacia atrás, con los senos al descubierto y el rostro partido en dos, y no sería extraño que aquí pudiera haber contado la anécdota, recogida por algunos expertos en arte, de que una de esas mitades recuerda a un pene que parece ser besado por la otra mitad del rostro. Ya sabemos que Picasso siempre tuvo la sexualidad a flor de piel, algo que resulta muy evidente en esta obra.  

Inmerso estaba en su descripción cuando, sin querer, Wynn hizo un movimiento inapropiado y pegó un codazo al cuadro provocándole un agujero de aproximadamente 15 centímetros, casi como un puño. "Menos mal que he sido yo", dijo el magnate ante el accidente, en una muestra de la inmensa tranquilidad que da ser multimillonario a la hora de enfrentar un problema y de las consecuencias si hubiera sido otro.

Evidentemente la compra se suspendió y por momentos parecía que el codazo le iba a salir por un buen pellizco a Wynn, dado que se pretendía rebajar el valor de la obra en decenas de millones de dólares a pesar de la delicada y exitosa restauración de la que fue objeto tras el accidente.

Pero la ambición por tener algo que se desea puede ser algo muy poderoso y el propio Cohen, el comprador que vio frustrada su compra por el percance, terminó pagando tiempo después 155 millones de dólares por el cuadro, 16 más que el precio original. No cabe duda de que hay un mundo en el que hasta los codazos cotizan en bolsa.

Como curiosidad podemos añadir que el verdadero negocio del siglo lo hicieron sus primeros compradores, Víctor y Sally Ganz, que adquirieron “Le Rêve” en 1941 por apenas 7.000 dólares. Mantuvieron la obra en su colección de arte durante cinco décadas. Al fallecer ambos coleccionistas la obra fue subastada y alcanzó el inesperado precio de 48,4 millones de dólares. Casi siete mil veces su precio original. 

Me gusta imaginar que, de haber estado vivos sus compradores originales, alcanzar este precio les habría parecido un sueño; incluso puede que se dieran un pequeño codazo de incredulidad, seguido de una sonrisa cómplice. 

Imagen: Tomada de la red

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