"¿Sabes? A veces siento que
ya he sentido todo lo que voy a sentir jamás. Y de aquí en adelante nunca voy a
sentir algo nuevo. Sólo versiones más pequeñas de lo que ya he sentido."
Theodore (Joaquin Phoenix)
Her (2013 - Spike Jonze) - 8'0/10 en IMDB - 7'5/10 en
Filmaffinity
Película maravillosamente
compleja sobre las relaciones humanas, sobre el amor, a través de la singular
"relación" de un ser solitario con un programa de inteligencia
artificial ciertamente "humano". ¿Es eso posible, puede hablar una película
sobre las relaciones humanas sin que estas sean reales? Si Michel Piccoli en
"A tamaño natural" (1973 - Berlanga) ya se enamoraba de un maniquí en el que
encontraba más armonía que en las relaciones de pareja, en esta película de
Spike Jonze nos abocamos al abismo de una relación gobernada por la inteligencia
todopoderosa de un programa informático que puede amoldarse a nuestros
intereses y emociones de una forma tan perfecta, de una manera tan catártica,
que las relaciones humanas, por norma más triviales y anodinas, podrían llegar
a quedar simplemente relegadas a un segundo plano; en especial en un mundo de personas
totalmente interconectadas pero en el que no existe la verdadera comunicación.
Samantha, el ser virtual (con voz de Scarlett Johansson) del que se enamora
nuestro protagonista Theodore (Joaquín Phoenix) es un ente perfecto. El poder
de la palabra, la modulación de la voz, el recurso de encontrar siempre la
respuesta correcta como un potente ordenador que juega al ajedrez y sabe de
antemano todas las combinaciones posibles, la posibilidad de descifrar en las
inflexiones de voz, en los silencios o en las dudas las emociones de aquel con
quien habla como ningún ser humano podría hacerlo, otorga a ese “ser” un poder
casi divino sobre la persona que, abatido en el mundo de la realidad se somete
desesperado al sucedáneo de una relación meramente virtual. No hay olor, no hay
sabor, no hay cuerpo, no hay ojos a los que mirar ni labios a los que besar y
sin embargo la simple conexión emocional, la mera ilusión de no estar solo y de
ser escuchado podría llegar a sustituir el calor humano y el alivio de un
abrazo. Película para ser pensada infinitamente, con diálogos apasionantes, con
un actor que esboza en un gesto mil verdades. Una película que he tardado
demasiado tiempo en descubrir y que recomiendo a todos.
Theodore se dedicaba a escribir
cartas por encargo, a plasmar los sentimientos imaginados de otras personas en
palabras que estos no tenían tiempo o la habilidad necesaria para escribirlas;
creaba fantasías para los demás, regalaba sonrisas y felicidad a los que las
recibían. Solo al final, curado de un amor real a través de uno virtual, se
atreve a escribir una carta firmada esta vez por sí mismo para su ex mujer.
La carta decía así:
"Querida Catherine. He
estado sentado aquí pensando en todas las cosas por las que quiero disculparme.
Todo el dolor que nos causamos mutuamente. De todo por lo que te culpé. Todo lo
que necesitaba que fueras o dijeras. Lamento eso. Siempre te amaré por qué
crecimos juntos. Y me ayudaste a ser quien soy. Solo quería que supieras que
siempre habrá una parte de ti dentro de mí. Y estoy agradecido por eso. En
quien sea que te conviertas y donde sea que te encuentres en el mundo te envió
mi amor. Eres mi amiga hasta el final. Con amor, Theodore."
Imagen: Tomada de Flickr donde presente licencia Creative Commons (CC BY-NC-SA 2.0). Enlazamos la fuente original:
https://www.flickr.com/photos/thiagomartins/12023599805
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