En la actualidad Johannes Vermeer es considerado uno de los mejores pintores flamencos y de los más admirados por sus cuadros costumbristas en los que la protagonista es normalmente una mujer en la intimidad del hogar. Sus obras reconocidas apenas pasan la treintena y su fama solo llegó con el tiempo, mucho después incluso de haber llegado a ser un pintor olvidado, de hecho en su época tuvo un éxito más bien discreto que le llevó a vivir con ciertas estrecheces. No debía serle fácil a Vermeer sacar adelante a su mujer y sus once hijos -los inviernos son fríos en Delft- a los que a su muerte no dejó sino deudas. Buena prueba es el cuadro que traemos hoy "Una dama que escribe una carta y su sirvienta", datado en 1671, cuatro años antes de la muerte del pintor. La obra es una de esas maravillas de luz y delicadeza de las que solo Vermeer parecía tener el secreto. El pintor que como hemos dicho solía estar a la cuarta pregunta no logró vender este cuadro en vida y cuando murió, su esposa se vio en la necesidad de entregarlo al panadero de Delft, la ciudad donde vivían, para saldar la deuda que con él habían contraído por las compras que su familia le había hecho a crédito. No hace mucho, en 2004, Sotheby's subastó la obra de Vermeer titulada "Muchacha sentada al virginal" por el "módico" precio de treinta millones de dólares.
Pero volviendo al cuadro que nos ocupa, me llaman la atención las perlas que lleva como pendientes la dama que escribe mientras que la sirvienta espera paciente que acabe la carta para llevarla, quien sabe si secretamente, a un enamorado. Elucubrando mucho ¿será la protagonista la misma de "La joven de la perla"?
El cuadro se expone en la Galería Nacional de Irlanda en Dublín.
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons. Dominio Público (CC0). Se enlaza la Fuente Original
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