domingo, 5 de julio de 2020

La desgraciada vida de la Musa de Julio Romero de Torres: "La chiquita piconera"


El pintor cordobés Julio Romero de Torres tuvo entre sus musas predilectas en su última época a María Teresa López González. Una mujer, de la ha quedado un eco profundo en nuestra cultura sin que la mayoria sepa mucho de su desgraciada historia. Fue ella, que terminó irónicamente, en una situación delicada financieramente, la que figuró en los millones de billetes de cien pesetas que durante gran parte del franquismo circularon por España. Para ese billete, de cuando cien pesetas eran cien pesetas, se tomó como imagen uno de los cuadros que Romero de Torres hizo de ella, en concreto el titulado: "La fuensanta" (imagen al final). El pintor que parece que no era muy esplendido a la hora de pagar a sus modelos pagaba a la chiquilla, que por aquellos entonces tenía unos catorce años, solo tres pesetas. 

El segundo cuadro famoso que tenemos como parte de nuestro imaginario cultural es el titulado "Bodegas Cruz Conde" en el que aparece con el pelo recogido y una guitarra entre sus manos. Fue este cuadro la inspiración para una de las coplas más famosas de los años cincuenta y sesenta: "La morena de mi copla", esa que pregonaba: "Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena, con los ojos de misterio y el alma llena de pena. Puso en sus brazos de bronce la guitarra cantaora. En su bordón hay suspiros Y en su caja una dolora." La copla que empezó a ser cantada por Estrellita Castro se hizo inmensamente popular en la voz de Manolo Escobar, pero para su protagonista, Mª Teresa, de la que en la copla se decía era "La reina de las mujeres" toda aquella fama empezaba a ser agobiante. 

Y por si fuera poco, el erotismo del pintor se desbocó en su ultimo cuadro, el titulado "La chiquita piconera" (1930), la obra con la que ilustramos la cabecera de esta entrada. Julio Romero de Torres, ya enfermo cuanto pintó el cuadro, falleció poco tiempo después de finalizarlo y en el volcó todo su talento y su deseo. La postura de la modelo, con esos zapatos de tacón, las medias de seda, la falda subida lo suficiente para dejar ver una liga anaranjada y esa camisa ligeramente caída para dejar mostrar parte de su torso, mientras, con un cierto eco de complicidad, la chica mira fijamente al espectador, creaba una imagen demasiado tentadora para la época. Una maravilla de cuadro que terminó siendo la desgracia de la modelo. 

Parece que Romero de Torres se sintió tentado por la chiquilla aún adolescente (por entonces tenía 16 años) y esta tuvo que poner mucho de su parte para evitar los acercamientos del pintor, lo que logró con no poca dificultad. María Teresa lo cuenta así en sus memorias:

“Conforme pasaba el tiempo me fui dando cuenta de lo que verdaderamente quería de mí. A partir de ese momento y hasta su muerte, tres años después, casi no pintó a otras porque estaba obsesionado por poseerme. Por eso me pintaba una y otra vez, a ver si había una ocasión y a la fuerza lo conseguía. Cada vez que nos quedábamos solos me atacaba como un loco. Muchos días me rompió los tirantes de la combinación cuando salía corriendo del estudio... No me atreví a decírselo a mi padre para evitar un escándalo, porque él tenía negocios con el hermano de Julio, Enrique, y seguí acudiendo a posar, rezando para que su familia no lo dejase solo conmigo. Afortunadamente creo que su mujer se dio cuenta de algo y siempre estaba al acecho, entrando al estudio con cualquier disculpa y poniéndole a él de mal humor”

Pero dieron igual sus esfuerzos. Todo el mundo dio por hecho que había sido amante del pintor y ese fue el sambenito con el que tuvo que lidiar toda su vida. A los ojos de todos, aquella mujer que se había dejado retratar de forma tan erótica no podía ser buena. Era un símbolo, como Rita Hayworth con Gilda. Todos querían estar con la sugerente "chiquita piconera", con esa morena de la que hablaba la copla, con la reina de las mujeres, con la que aparecía en los billetes, con la chica de las medias de seda. Y sin embargo ella contaba:

“Ser la modelo del pintor me amargó la vida. Hasta mi padre me pegó un día al llegar a casa harto ya de tantas murmuraciones y poco menos que acusándome de haberme acostado con él. ¡Pero si yo no hice nada! Al poco tiempo me eché un novio y ni él mismo confiaba en mi virginidad. Estaba tan seguro de que me había acostado con el pintor que me obligó a hacer el amor antes de casarnos para comprobarlo. Cuando vio la sangre se quedó tranquilo. Y tuve tan mala suerte que me quedé embarazada a la primera. Poco después contrajimos matrimonio por lo civil y nació mi niña, a la que llamamos Paquita”

La niña solo sobrevivió tres días y su matrimonio dos años. Tras separarse nunca más se casó:

“en medio de innumerables perrerías que no puedo contar. Ese hombre me trataba como a una mujer de la calle, llevándome a sus amigotes a casa para que me acostara con ellos, cosa que no hice a pesar de las palizas que me daba”

“Desde pequeña di con hombres viciosos y degenerados que se quisieron aprovechar de mí de todas las maneras posibles. Oían las coplas y pensaban que poco menos que era una puta, que yo era la mala y que tenían derecho a todo. Pero nunca hice nada de lo que tenga que arrepentirme. Me pasé media vida cosiendo, cortando pelos en peluquerías para luego acabar aquí, en este asilo, donde me tratan muy bien, pero que no consigue apagar el amargor de mis recuerdos”.

La bellísima María Teresa, la reina de las mujeres, la morena de nuestra copla, murió en 2003 a la edad de 90 años. 


Fuente: Las citas están tomadas del Magazine del diario "El mundo" del 22/09/2002 que enlazamos: https://www.elmundo.es/magazine/2002/156/1032451004.html

Imagen: Las fotografías están tomadas de los fondos de Wikimedia Commons donde figuran etiquetadas como Dominio Público (CC0). Se enlazan las fuentes originales:

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