“Lo di todo, y ha sido divertido.”
Así cerraba su autobiografía Debbie Reynolds. La actriz falleció en diciembre de 2016, apenas un día después de su hija, Carrie Fisher, la inolvidable Princesa Leia de “La guerra de las galaxias”.
A pesar de algunos títulos sobresalientes, Debbie Reynolds es especialmente recordada por los amantes del gran cine por su participación en una de las mejores películas de entretenimiento de la historia del cine, el musical "Cantando bajo la lluvia", título en el que dio vida a la preciosa y vital Kathy Selden.
Debbie Reynolds era muy jovencita cuando comenzó el rodaje de “Cantando bajo la lluvia”, tenía tan solo 19 años y no le resultó nada fácil superar el reto que tenía ante sí, de hecho, tuvo que enfrentarse a todas las trabas que le puso el exigente Gene Kelly. Como decía la propia actriz en sus memorias: “Gene nunca me quiso para el papel. Pensaba que yo era solo una bailarina de claqué salida de una película infantil”.
Se cuenta que abrumada por el nivel exigido por Gene Kelly y las críticas a sus escasas dotes como bailarina, el gran Fred Astaire la encontró llorando desconsoladamente en un rincón del estudio escondida bajo un piano. Astaire, que era un gran amigo de Gene Kelly y tan buen bailarín como este, tras ver a la actriz en ese estado le propuso ayudarla con sus bailes para que pudiera superar el reto. No pudo encontrar mejor apoyo.
Para el rodaje de la escena de baile donde se cantaba "Good Morning", Donald O'Connor, Debbie y Gene Kelly, empujados por el perfeccionismo enfermizo de este último, realizaron decenas de tomas, algunas fuentes hablan de hasta cuarenta repeticiones del baile. No me explico cómo se puede mantener ese grado de vitalidad y alegría en algo tan complejo y exigente, durante tantas repeticiones. Cuando se dio por finalizada la escena, a Debbie Reynolds le sangraban los pies dentro de sus zapatos. Para su satisfacción, el esfuerzo tuvo como recompensa un número musical rebosante de alegría y dinamismo, icónico en la historia el cine. No es de extrañar que la actriz dijera: “Hacer Cantando bajo la lluvia y dar a luz fueron las dos cosas más difíciles que he tenido que hacer en mi vida.”
No era fácil ser una estrella en Hollywood, aquella fabrica de sueños exigía que se supiera hacer de todo. La actriz decía al respecto:
“Si eres un bailarín, da clases de canto. Tienes que ser capaz de hacer todo y de hacerlo bien. Tienes que estudiar interpretación, tienes que apuntarte a talleres, a todo lo que se te ponga por delante... Y luego, cuando ya es estés preparado del todo, es el momento de salir al escenario y equivocarse”
Respecto a la vida de Debbie Reynolds, no entraré en las historias de sus maridos, ni en la traición de Eddie Fisher con Liz Taylor o en su fabulosa colección de vestuario de Hollywood, lo dejaré ahí, en ese maravilloso papel de Kathy Selden que la hizo inmortal, la reina de “Cantando bajo la lluvia”.
Woody Allen ha confesado que, cada vez que tiene un día de bajón, no duda en que el remedio perfecto es volver a ponerse delante de la pantalla para ver de nuevo "Cantando bajo la lluvia", la película, según él, más alegre, optimista y vital de la historia del cine. Es más, cuando hace unos años le entregaron un Goya honorífico a Antonio Mercero y subió a recoger el premio su hijo, por encontrarse su padre con alzheimer, dijo que lo único bueno de la enfermedad es que cada día su padre veía "Cantando bajo la lluvia" como si fuera la primera vez.
Good Mornig
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