Muchas veces los actores españoles más veteranos han recordado como en otros tiempos no tan lejanos, los actores pertenecían a un grupo profesional muy poco valorado, sólo eran cómicos, como algunos gustaban autodenominarse y así se han representado a sí mismos en varias películas, como por ejemplo "Viaje a ninguna parte" de Fernando Fernán Gómez, una consideración que parece refrendar una anécdota ocurrida en Madrid al actor James Stewart.
Cuando James Stewart paso por Madrid, intentó alojarse en el Hotel Ritz y al preguntársele en recepción cual era su profesión, este dijo que era actor. Al decir esto, recibió por respuesta que lo sentían mucho pero que no estaba permitido el alojamiento a actores en el Hotel, que no se veía bien. En realidad el problema era que no cumplían el estándar NTR "No tipo Ritz" y cuando eso ocurría les aconsejaban amablemente el camino al Palace. Ante la negativa, James Stewart preguntó al recepcionista si admitían militares, a lo que se le contestó inmediatamente que "por supuesto" y el sacó su credencial de general ganada en la Segunda Guerra Mundial, y se alojó sin más en aquel hotel tan "exigente". Hay quien cuenta que los actores tenían mala fama en ese hotel desde el día en que Ava Gardner, en una de sus borracheras, se orinó alegremente en las alfombras del vestíbulo. Yo para ser sincero, si me pasa como a Stewart, y después a personajes como Fernando Fernán Gómez o Sara Montiel, me hubiese ido de inmediato de allí.
El día que James Stewart fue llamado a filas era ya un actor famoso, pero no lo que se dice un hombretón. A pesar de estar bajo de peso logro pasar el examen físico en el que le hicieron el favor de omitir que le faltaba cinco libras de músculo para vestir el uniforme. De un día para otro pasó de los perfectos trajes de estrella de cine al correoso uniforme de diario y de cobrar 6000 dólares mensuales a solo 21.
No tardó en ir subiendo posiciones en el escalafón militar y pronto se vio de Mayor liderando misiones de bombardeo sobre posiciones alemanas, participando hasta en veinte incursiones en terreno enemigo, entre las que se encuentran raids sobre Brunswick, Bremen, Frankfurt, Schweinfurt y Berlín. Llegó a alcanzar el grado de Coronel en activo y ganó el Racimo de Hojas de Roble para su Cruz de Vuelo distinguido por su brillante labor como jefe de la 2ª Ala de Combate de los Grupos de Bombardeo 389ª, 445º y 453. También recibió la Cruz de Guerra francesa.
Cuentan que en sus años en el ejercito era un tipo amigable en el desempeño de su cargo pero extremadamente firme cuando se encontraban de misión, momentos en los que llegaba a mostrarse iracundo cuando alguien se salía indebidamente del guion. El también actor Walther Mathau fue sargento en su misma unidad. Ya en la reserva logró el grado de General, el más alto conseguido por un actor en su paso por la milicia. Con los años le entró morriña de sus paseítos aéreos y en 1966 logró permiso especial para realizar una misión como observador en un bombardero B-52 sobre Vietnam. Ya se sabe que en el libro de los gustos....
Parece ser que tras la guerra tuvo serios problemas emocionales y decidió no volver a actuar. Frank Capra, el director, se encargó poco a poco de convencerlo, de hacerle ver que le vendría bien esa actividad para olvidar todo lo relacionado con la guerra y eso nos permitió disfrutar de algunas de sus mejores películas, de hecho en 1946, poco después de licenciarse nos regaló "Qué bello es vivir". Un actor fantástico. Aunque yo no sé si realmente actuaba o tan sólo era así, siempre parecía tan natural, tan hombre de la calle....
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