La preciosa actriz y cantante Anne Blyth, cumplió 93 años el pasado agosto y sin embargo se retiró del mundo del cine, salvo algún trabajo muy menor, antes de cumplir los treinta y después de haber realizado unas cuantas buenas películas en un corto espacio de tiempo. Entre ellas destacan: "El mundo en sus manos" (1952 - Raoul Walsh), "Todos los hermanos eran valientes" (1953 - Richard THorpe), "Fuerza bruta" (1947 - Jules Dassin) y sobre todo "Alma en suplicio" (1945 - Michael Curtiz) título que le valió una merecida nominación al Oscar por la interpretación nada angelical de Veda, la hija de la sufrida Mildred, rol por el que Joan Crawford si que ganó el Oscar a la mejor actriz principal.
La belleza es un buen pasaporte para convertirse en una rutilante estrella de cine pero no tanto para ganarse el respeto de los compañeros de profesión y público como un gran actor o actriz de verdad. Ann Blyth sabía por experiencia propia de estas trabas. En cierta ocasión una actriz de rostro mucho menos luminoso que el de ella, le dijo: "A ti te habrá facilitado mucho tu carrera el hecho de tener una cara agradable", a lo que Blyth respondió: "Pues, sí. Pero créeme, a cambio de ello, sufro los inconvenientes de que haya mucha gente que crea que actrices de verdad solo lo son las feas".
Pocos años antes de retirarse del cine se casó con el Dr. James McNulty, matrimonio que duró hasta la muerte de este 53 años después y con el que tuvo cinco hijos. No cabe duda de que la vida hogareña le atrajo más que las candilejas. Ella misma decía al respecto:
"Como actriz, siempre he creído que el verdadero desafío, la obligación más profunda, comienza después de que la cámara se detiene. Mi papel como mujer en mi comunidad y en mi hogar siempre ha eclipsado la emoción de cualquier papel que haya interpretado en el escenario o la pantalla".
Como decía Rosendo: "Maneras de vivir"....
Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: 1 - 2
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