"Yo vivía como Robinson Crusoe... era un náufrago entre ocho millones de personas, hasta que un día vi pisadas en la arena y la encontré a usted."
"Recuerdo haber visto hace mucho tiempo una película muy bonita de David Lean, "Breve encuentro", la historia de una mujer casada y un hombre, que para sus citas amorosas usan la habitación de un amigo del amante. Siempre pensé que ahí había un personaje interesante, el que presta el apartamento, un personaje gracioso y conmovedor; y conservé esta idea en mi cabeza". Así nació el sencillo y solitario CC. Baxter (Bud), uno de los mejores personajes de Jack Lemmon. Junto a él estarían Fred MacMurray como el aprovechado Sheldrake y la citada Shirley MacLaine como la encantadora ascensorista Srta. Kubelik.
Billy Wilder, que había incluido directamente al comunismo soviético en la trama de obras como "Ninotchka" (1939), dirigida por Ernst Lubitsch pero en la que el guion corrió de su parte o "Uno, dos, tres" (1961) con un sensacional James Cagney al frente, tuvo una reacción inesperada de los rusos, siempre dados a interpretaciones muy singulares, a favor de "El apartamento". Lo cuenta el mismo Wilder en el libro "Billy & Joe" de conversaciones de este con Michael Climent:
- Una historia como esta puede pasar en cualquier sitio, no solo en Nueva York, sino también en Estocolmo, en Buenos Aires, en Tokio. Sin embargo tengo que admitir que no podría tener lugar en Moscú - Estaban muy contentos de que eso no pudiera ocurrir allá. Entonces les dije por qué:
-En Moscú nadie podría darte la llame de un apartamento para hacer el amor con una mujer, porque cuando entraras te encontrarías con las otras seis familias que viven en el mismo sitio-. Eso tampoco les hizo mucha gracia."
Wilder contaba que Fred MacMurray era un actor muy tacaño, y a este respecto le gustaba contar que en una de las escenas de "El apartamento", su personaje, Sheldrake, debía dejar una moneda de 25 centavos como propina a un limpiabotas. Como quiera que la escena no terminaba de salir bien, Wilder le aconsejó al actor, al que ya había dirigido en esa maravilla que es "Perdición" (Double Indemnity - 1944) que le entregara una moneda mayor, una de 50 centavos. MacMurray se negó alegando que: "Yo nunca le daría cincuenta centavos, ¡no puedo interpretar la escena!".
De la maravillosa escena final no contamos nada, en consideración de los que tengan la suerte de no haberla visto todavía y la paladeen por primera vez. La química fue tan buena entre Wilder, Lemmon y la MacLaine que no tardaron en reunirse para regalarnos esa otra joya que es "Irma la dulce" (1963), pero eso ya es otra historia...
Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Fuente Original
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