Suetonio contaba en su "Vida de los doce Cesares" que Augusto Cesar, sabiendo ya inminente el final de su vida, ordenó que le arreglasen el cabello y le maquillasen sus caídas mejillas, tras lo cual se dirigió a los contados amigos que habían sido admitidos a su presencia en tan delicado momento y utilizando la fórmula con la que terminaban las representaciones teatrales en Roma les dijo: ¿Os parece que he representado bien esta farsa de la vida? La comedia ha terminado, si os ha gustado, batid palmas y aplaudid al autor"
En la misma línea se expresó el escritor francés François Rabelais, autor de "Gargantúa y Pantagruel", quien en su lecho de muerte dijo: "Tirez le rideau, la farce est joueé" o lo que es lo mismo: "Bajad el telón, la función ha terminado".
Otro que recurrió a esta idea de identificar la vida con una farsa fue el admirado Beethoven, del que hace poco más de un año se cumplió el 250 aniversario de su nacimiento. Se cuenta que, encontrándose ya el compositor en su lecho de muerte y tras observar las graves expresiones con las que el Dr. Wawruch, tras inspeccionarle, se había dirigido a los presentes en la habitación, Beethoven esbozó una ligera sonrisa y dirigiéndose a sus amigos Schindler y Breuning les dijo: “Plaudite, amici, comoedia finita est” -Aplaudid, amigos, la comedia ha terminado-.
La humanidad le sigue aplaudiendo todavía,
por mucho que el destino hubiese llamado insistentemente a su puerta aquel día
como en el inicio de su quinta sinfonía de la que dejamos un fragmento:
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente original
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