sábado, 27 de junio de 2020

"Poema en línea recta" - Pessoa y sus heterónimos


Nunca conocí a nadie a quien le hubieran partido la cara.
Todos mis conocidos han sido campeones en todo.

Yo, tantas veces ruin, tantas veces puerco, tantas veces vil,
Tantas veces imperdonablemente parásito,
Indiscutiblemente sucio,
Yo, que tantas veces no tuve paciencia para bañarme,
Yo, que tantas veces fui ridículo, absurdo,
Que me he atrancado los pies públicamente en las alfombras de los buenos modales,
Que he sido grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
Que he sufrido afrentas callado,
Que cuando no me he callado, he sido más ridículo todavía;
Yo, que he sido el hazmerreír de las criadas de hotel,
Yo, que he visto cómo los mozos de envíos me guiñaban el ojo,
Yo, que he hecho vergüenzas financieras, pedido prestado sin pagar,
Yo, que, cuando hubo que enfrentarse a los golpes, me escondí sin pensarlo
De cualquier posibilidad de daño;
Yo, que he sufrido la angustia de las cosas pequeñas y ridículas,
Yo me doy cuenta de que no tengo par en esto en todo el mundo.

Toda la gente que conozco y que habla conmigo
Nunca tuvo un acto ridículo, nunca sufrió afrentas,
Nunca fue nada sino príncipe – príncipes todos ellos – en la vida…

Cómo me gustaría oír de alguien la voz humana
Que confesase no un pecado, sino una infamia:
Que contase, no una violencia, sino una cobardía.
No, todos son el Ideal, si los oigo y me hablan.
¿Quién en este largo mundo confiesa que una vez fue vil?
Oh príncipes, hermanos míos,

¡Basta, estoy harto de semidioses!
¿Dónde hay gente en este mundo?

¿O es que solo yo soy vil y erróneo en esta tierra?

Puede que las mujeres no los hayan amado,
Pueden haber sido traicionados – ¡pero nunca ridículos!
Y yo, que he sido ridículo sin haber sido traicionado,
¿Cómo puedo hablar con estos seres superiores sin titubear?
Yo, que he sido vil, literalmente vil,
Vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.

Un poema de total actualidad, en este mundo plagado de seres aparentemente perfectos, sin tacha, sin mácula, sin nada por lo que agachar la cabeza y ante los que las propias miserias parecen un pecado imperdonable y vergonzoso. El "Poema en línea recta" es obra de Fernando Pessoa, pero está firmado por Álvaro de Campos, uno de los heterónimos más conocidos del escritor portugués. No creo para nada en la vileza del propio Pessoa y la entiendo tan solo como una de las prendas con las que vistió a una de sus identidades creativas. Los heterónimos, son mucho más complejos que los seudónimos con los que se oculta el propio nombre, son personalidades completas fingidas por el autor y según la sensibilidad y carácter con el que los viste en su imaginación, así es el talante con el que su voz propia se expresa en la obra que dicho personaje firmará por él. Pessoa llegó a tener hasta 72 heterónimos, aunque los más importantes se reduzcan a cuatro: el propio Álvaro de Campos, Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Bernardo Soares. Pero no fue Pessoa el único en utilizar estos artificios, por ejemplo Antonio Machado llegó a tener 33 heterónimos a los que el llamaba "Apócrifos" resultando el más famoso Juan de Mairena. También recurrieron a ellos Boris Vian, Miguel de Unamuno o Gonzalo Torrente Ballester. Pero el verdadero genio de este fingimiento creativo, de este vehículo para expresar con más libertad su dolor y pensamiento es sin duda el protagonista de esta entrada, el admirado Fernando Pessoa, el mismo que decía:

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente.

Imagen: La fotografía está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como Dominio Público (CC0). Se enlaza la fuente original:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pessoa_chapeu.jpg

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