Kirk Douglas, el hijo del trapero, siempre se tomó muy en serio eso de cumplir años, tanto que llegó a tener que soplar 103 velitas antes de morir en 2020. Sus padres eran unos judíos bielorrusos -su verdadero nombre era Issur Danilovich Demsky- y se cuenta que cuando cumplió cincuenta años, tras celebrarlos con una fiesta junto a todos sus amigos, se retiró a la cama a altas horas de la madrugada, seguramente algo achispado. A las cuatro de la mañana, de forma totalmente inesperada, sonó el teléfono:
- Felicidades, hijo mío -escuchó nada más descolgar el auricular (época pre-móvil)-.
- ¡Mamá! ¿Para eso me despiertas? No podrías haberme llamado mañana? - se lamentó el actor-.
- No olvides que tú me despertaste a mi a la misma hora hace cincuenta años, y que yo no protesté -sentenció la madre de "Issur"-.
Supongo que al final pondría mejor cara que la que muestra el actor en el fotograma que acompaña la anécdota y que pertenece a la sensacional película "El gran carnaval" (Billy Wilder -1951)
Imagen: Cortesía de la estupenda página "Doctor Macro" - Fuente Original
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