lunes, 30 de mayo de 2022

Siempre a las órdenes de Mr. Griffith


"Los actores nunca deberían ser importantes. Sólo los directores deben tener poder y lugar." 

Ya contábamos en alguna entrada anterior la penosa situación en la que David Wark Griffith, al que pertenece la frase inicial, terminó sus días en el cine, pero también es cierto que hubo un tiempo, sobre todo después del estreno de "El nacimiento de una nación", en el que este director era lo más parecido a un Dios que se podía encontrar por el primer Hollywood. El propio director decía: "¿Recuerdas lo pequeño que era el mundo antes de que yo llegara? Le di vida a todo: moví el mundo entero a una pantalla de 20 pies". No era de extrañar que todas las grandes actrices del cine mudo quisieran ponerse a sus órdenes, tal y como vemos en la fotografía a la genial Mabel Normand. Precisamente esta actriz tiene una curiosa anécdota con Griffith. Era aquella una época en la que todo estaba por descubrir, y desde luego la motivación de los actores para determinadas escenas -Stanilavski y su método quedaban lejos todavía- era toda una incógnita. Se cuenta que resultando preciso que la actriz Mabel Normand llorara en una escena de "The mender of the nets" (1912), a Griffith no se le ocurrió otra cosa para conseguirlo que abofetearla sin ningún tipo de escrúpulos hasta provocarle el llanto. Una vez conseguida la escena a su satisfacción corrió hacia la actriz y abrazándola le dijo: 

"Querida, sabía que podías hacerlo"

Anécdotas parecidas cuentan las hermanas Lillian y Dorothy Gish, que en cierta ocasión fueron perseguidas por Griffith, pistola en mano, con el único propósito de "conseguir una reacción emocional" para una escena. El propio Griffith diría con el tiempo, ya consciente de su ocaso: "Todo fue cuesta abajo después de que Lillian  me dejó".  La actriz había rodado nada menos que diez películas a las órdenes del director, entre ellas: "Intolerancia", "Lirios Rotos" o "Las dos huérfanas", todas ellas muy "emotivas". Si siempre ayudó a la actriz a meterse en el papel de forma tan delicada, nos preguntamos qué razones podría tener esta para dejarle.




Imágenes: Img 1 cortesía de Doctor Macro - Img 2: Wikimedia Commons (CC0)

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