sábado, 7 de mayo de 2022

Marilyn Monroe y Billy Wilder: Sobre la impuntualidad y las bañeras

 

El admirado Billy Wilder rodó con Marilyn Monroe dos deliciosas comedias: "La tentación vive arriba" (The seven year itch - 1955) "Con faldas y a lo loco" (Some like it hot - 1959); ambas,  a pesar de los excelentes resultados logrados, resultaron un verdadero suplicio para el director. Wilder reconocía la magia que desprendían las imágenes de la actriz en la gran pantalla, el amor que por ella sentía la cámara: "Marilyn Monroe era de carne, y se fotografiaba de carne. Tenías la impresión de que bastaba con alargar la mano para poder tocarla". Y sobre su talento tampoco albergaba dudas: "Marilyn era un absoluto genio como actriz cómica, con un sentido extraordinario para los diálogos cómicos. Tenía ese don. Nunca después he vuelto a encontrar una actriz así". De hecho, estoy seguro que si no hubiese fallecido tan pronto la actriz, en 1962, habrían rodado alguna película más juntos, de hecho el papel femenino de "Bésame tonto" (1964), ese que terminó llevándose Kim Novak, le iba que ni pintadoPero algo en el comportamiento de la actriz tiraba por tierra todas esas virtudes ante el director: su acusada  impuntualidad, una tortura sobre la que Wilder se pronunció dedicándole una frase ciertamente memorable:  

"Sobre la impuntualidad de Marilyn debo decir que tengo una vieja tía en Viena que estaría en el plató cada mañana a las seis y sería capaz de recitar los diálogos incluso al revés. Pero, ¿quién querría verla?… Además, mientras esperamos a Marilyn Monroe todo el equipo, no perdemos totalmente el tiempo… Yo, sin ir más lejos, tuve la oportunidad de leer Guerra y Paz, y Los Miserables."

Marilyn, por su parte, era totalmente consciente de sus retrasos y al respecto decía: 

“Invariablemente llego tarde a las citas, en ocasiones con un retraso de dos horas. He intentado cambiar mi manera de ser, pero lo que me hace llegar tarde es algo fuerte... y demasiado agradable. Cuando debo ir a cenar a alguna parte a las ocho, me quedo tendida en la bañera durante una hora o más. Llegan las ocho y todavía sigo en la bañera. Voy echando perfumes en el agua y dejando que se vacíe el agua y llenando de nuevo la bañera con agua limpia. Olvido que son las ocho y mi cita para cenar. Sigo pensando y sintiéndome muy lejos. No es Marilyn Monroe la que está en la bañera sino Norma Jeane. Estoy dándole gusto a Norma Jeane. Solía tener que bañarse en el agua que habían utilizado seis u ocho personas. Ahora puede bañarse en agua tan limpia y transparente como el cristal. Y parece que Norma no tenga nunca suficiente agua limpia con olor a verdadera colonia”

Quien sabe si, sabedor de este problemilla de Marilyn con sus baños, en "La tentación vive arriba" le dedicó una escena en la que se ve a la estrella en la bañera, con el dedo gordo de uno de sus pies encajado en el grifo, imposibilitada para poder abandonar su refrescante aseo. Y a pesar de todo Wilder terminó dando por bueno todos aquellos ratos "de lectura obligada de los clásicos" debidos a la impuntualidad de la estrella: "Existen más libros sobre Marilyn Monroe que sobre la II Guerra Mundial. Hay cierta semejanza entre las dos: era el infierno, pero valía la pena". 

Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Imagen 1 - Imagen 2

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