no sólo las camas que tuviste,
sino también los deseos que brillaron abiertamente
en los ojos que te vieron;
las voces temblorosas, que algún obstáculo frustró.
Ahora que todos están en el pasado,
parece como si en realidad te hubieras
entregado a esos deseos.
Cómo deslumbraban.
Recuerda los ojos que te vieron,
las voces que temblaron por ti.
Recuerda, cuerpo.
El poema, titulado "Recuerda cuerpo" (1918), es obra del poeta griego Constantino Cavafis (Kavafis), que hemos emparejado con el impresionante grupo escultórico "La edad madura" -L'age mûr- (también conocido como El destino, El camino de la vida, o La fatalidad), una obra maestra de la maravillosa Camille Claudel que tan injustamente ensombrecida quedó por la figura de Auguste Rodin, su maestro y amante, al que dedicó sus mejores años y no pocas ideas. La obra puede interpretarse tal y como lo hizo un inspector para validar su encargo y realización en bronce para el estado francés:
"El hombre al final de su madurez (es) vertiginosamente arrastrado por la Edad, mientras que tiende una mano inútil hacia la juventud que quisiera en vano seguirlo. [...] La señorita Claudel separó la mano del personaje principal de la mano de la figura de la Juventud para expresar mejor su alejamiento de ella. Además, envolvió a la figura de la edad con ropajes flotantes que acusan la rapidez de su marcha [...] de una factura muy moderna, merecería la ejecución en bronce"
Y a pesar de que esta lectura del inexorable paso del tiempo y de las tres edades es totalmente evidente, la escultura guarda otra mucho más personal, la joven de rodillas (La implorante), que desnuda intenta alcanzar la mano del hombre que marcha, sería la propia Claudel, que ve como su amor, Auguste Rodin (24 años mayor que ella) marcha de su lado arrastrado por su esposa Rose Beuret que aquí ya aparece como una anciana, resultando el grupo una dolorosa representación de dolor y del abandono que la misma Claudel sufrió en sus propias carnes. La escultura se expone en el parisino Musée d'Orsay. Sobre amor entre Claudel y Rodin y del doloroso final de ella ya hablaremos otro día.
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