jueves, 4 de noviembre de 2021

El mito de Sísifo, Albert Camus y el absurdo de la vida

 

"Levantarse, coger el tranvía, cuatro horas de oficina o de fábrica, la comida, el tranvía, cuatro horas de trabajo, la cena, el sueño y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado con el mismo ritmo es una ruta que se sigue fácilmente durante la mayor parte del tiempo. Pero un día surge el “por qué” y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro. “Comienza”: esto es importante. La lasitud está al final de los actos de una vida maquinal, pero inicia al mismo tiempo el movimiento de la conciencia. La despierta y provoca la continuación. La continuación es la vuelta inconsciente a la cadena o el despertar definitivo. Al final del despertar viene, con el tiempo, la consecuencia: suicidio o restablecimiento."

El fragmento pertenece a "El mito de Sísifo" (1942) ensayo filosófico en el que Albert Camus utiliza esta historia y el castigo de su mitológico protagonista como ejemplo del absurdo de la vida humana. Sísifo, fue el fundador y rey de Éfira, ciudad que con el tiempo sería conocida como Corinto. Según se cuenta tenía fama de ser el más astuto y fullero de los hombres, además de un gran avaro y mentiroso que era capaz de cualquier artimaña para conseguir más riquezas. Aunque el motivo no está del todo claro y cambia según las fuentes, Sísifo, encontrándose ya en el inframundo, fue castigado por Zeus a perder la vista y a subir una gran roca cuesta arriba por una empinada montaña, tarea en la que siempre, antes de alcanzar la cima, la roca escapaba de sus manos y rodaba hacia abajo, hasta el valle, desde donde había de comenzar una y otra vez su repetitiva, agotadora e interminable tarea de volverla a subir. Para Camus, en su filosofía del absurdo, la vida humana carece de significación, y los esfuerzos realizados por la humanidad para encontrarlo solo conducen al fracaso, cómo cuando a Sísifo se le escapa una y otra vez la roca cuesta abajo. Una vida cargada de repeticiones inútiles y vacías, que se realizan más por tradición e inercia que por coherencia y lógica, y ante la que solo caben tres salidas: el suicidio, la religión o la aceptación del absurdo, resultando esta última la opción por la que aboga Camus, añadiendo que la falta de significación de la vida no deja de ser un motivo de regocijo, pues invita a que cada ser humano pueda libremente moldear su propia vida, su significación particular y su porvenir. Habrá que seguir con la lucha diaria, no nos queda otra.

La fotografía, en la que a la escultura de Sísifo le cambian la montaña por una suntuosa escalera, es obra de Paolo Monti y sin bien no menciona la ubicación concreta, debe tratarse de un palacio de Bolonia.

Imagen: De Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original

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