Dean Martin, el boxeador que bebía zumo de manzana
"¿Por qué no subes al escenario y matas a
alguien?".
Esa fue la peligrosa broma que Dean Martin dedicó a un capo
mafioso que presenciaba una de sus actuaciones en un Casino de Las Vegas. Aparte de jugar en casa con el destinatario de la broma, el actor tenía
tal magia en sus shows que lograba que se lo perdonaran todo y que su más mínimo gesto se
convirtiera en una carcajada. Era el rey del espectáculo, de hecho, Dean Martin logró algo
de lo que muy pocos pueden presumir, lucir en el Paseo de la Fama de Hollywood
hasta tres estrellas con su nombre, una como actor de cine, otra como estrella
de la televisión y otra como cantante. Pero el camino inicial no fue nada fácil.
Su nombre real era Dino Paul Crocetti y pertenecía a una familia muy
humilde de emigrantes italianos. Como los estudios no se le daban nada bien,
los abandonó muy pronto para intentar ganarse unos dólares. A los 16 años ya
estaba subido sobre un ring, boxeando como peso walter con el nombre de
"Kid Krochet". Con el tiempo, con su habitual sentido del humor, el
actor describiría su carrera entre las doce cuerdas de la siguiente manera:
"Gané todas menos 11 peleas", para posteriormente, cuando le
preguntaban con cuantos rivales había combatido, apostillar: "Una
docena". En realidad, aunque ciertamente su carrera pugilística no fue del
todo brillante, si que tuvo más victorias que derrotas: peleó 36 combates y
ganó 25 de ellos.
Después de algunas derrotas consecutivas tuvo claro que el
boxeo no iba a ser la solución, por lo que harto de golpes e intentando
mantener la nariz en su sitio, empezó a buscarse la vida como pudo lejos del
ring, daba igual que fuera repartiendo periódicos, como peón, acarreando bolsas
en un supermercado, como mozo de gasolinera, en una acería o incluso como
croupier en un garito de dudosa reputación. Por entonces se hacía llamar Dino
Martini y nunca olvidó esta época: "Actuar no es nada, quien diga que el
trabajo de actor es duro, es que no se ha pasado un día entero de pie tras una
mesa de blackjack". No en vano fue allí donde encontró la senda a seguir. Las
luces con su nombre en los casinos de Las Vegas anunciando sus shows todavía
quedaban muy lejos para él, pero fue en aquel local de juego donde empezaron a
darle la oportunidad de contar algunos chistes y canturrear alguna canción,
cosa que como demostró, no hacía nada mal.
Pronto conoció a Jerry Lewis con el que hizo 17 películas
perfectamente olvidables pero que resultaron verdaderos exitazos en taquilla. Fue
en esas películas en las que forjó su rol de seductor italoamericano y aprendió que el público
lo prefería como un vivaracho calavera al que, como el Juan Charrasqueado de
la canción, bien se le podía definir como borracho, pendenciero y jugador. El
actor captó el mensaje y creo para su público un personaje a la medida. En sus
shows y en sus películas parecía beber sin fin, incluso parecía tambalearse y
hasta olvidar sus chistes; en "Rio Bravo", donde realiza una de sus mejores actuaciones, borda su rol como alcohólico y para más inri era miembro del grupo de
crápulas más singular de aquel entonces, el famoso Rat Pack de Frank Sinatra (al que
enseñó cómo se contaban los chistes y a darles el ritmo necesario) y sin
embargo, Dean Martin, lo que bebía del omnipresente vaso o botella que llevaba
en la mano era zumo de manzana, lo que no quita que fuera del escenario se
tomara sus copas, aunque casi nunca en exceso, es más, en las fiestas sin fin
de la pandilla de ratas siempre era el primero en abandonar la jarana y
meterse en la cama. Sus supuestas borracheras eternas no eran sino una pose. Lo
de fumar ya es otra cosa, una chimenea lanzaba menos humo que él.
Cuando se separó de Jerry Lewis, cansado de soportar todas
sus bromas, demostró ser un gran actor, destacando en títulos como "Rio
Bravo", "Los cuatro hijos de Katie Elder" o "Bésame
tonto" en la que se parodia a si mismo, pero al estilo de su amigo Frank
Sinatra, todavía destacaba más como cantante colocando decenas de sus temas en
los primeros puestos de las listas de éxitos. Con "Everybody love
somebody, sometimes" saltó la banca, desbancando a Elvis Presley de la
cima, de hecho, le mando una carta en la que le decía: "Querido Elvis, si
no puedes con los Beatles, yo lo haré por nosotros. Junio de 1964". Y
también los superó. Era sin duda un crooner maravilloso. Su éxito como cantante
y actor le llevaron a tener su propio programa de televisión "The Dean
Martin Show", todo un bombazo que le mantuvo en lo más alto durante
bastantes años, convirtiéndolo en un fenómeno de masas, por sus éxitos
paralelos como cantante, actor y estrella de la televisión durante décadas.
Dino, como le decían los amigos, era una persona compleja, al que gustaba reír y hacer reír a
los demás, simpático y afable cuando el ambiente de fiesta o el trabajo lo requería,
muy amigo de sus amigos, mujeriego y vividor y a la vez era un tipo que
necesitaba sus momentos de introspección, resultando entonces reservado y
distante. Sus amigos decían que en realidad no sabían nunca que estaba
pensando. Cuando en 1987 murió uno de sus ocho hijos en un accidente de
aviación, prácticamente se recluyó en su domicilio durante 8 largos años, presa
de la depresión y el dolor, esperando la muerte, que le llegaría por un cáncer
de pulmón (era un fumador empedernido) en 1995, a los 78 años.
Y para escucharlo cantar, que menos que ese temazo que es "The memory are made of this":
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