viernes, 1 de octubre de 2021

Un buzo llamado Salvador Dalí

"A los seis años quería ser cocinero y a los siete, Napoleón. Desde entonces, mi ambición ha ido en aumento sin parar"

Son palabras de Salvador Dalí, que si tenía vocación de algo era de ser Salvador Dalí. A los 15 años escribía en su diario "Seré un genio, y el mundo me admirará. Quizá seré despreciado e incomprendido, pero seré un genio".

Y nadie le puede negar que fue un maravilloso genio de la pintura que proporcionó cantidad de deliciosas obras de arte, a la par que también nos regaló momentos extravagantes y a veces casi ridículos. En 1936, con ocasión de la Exposición Surrealista celebrada en Londres, se presentó ante un nutrido grupo de personas vestido de buzo y acompañado de dos grandes perros;  de tal guisa pretendía dar su conferencia, no en vano mantenía que se disponía a viajar a las profundidades de la mente humana, a demostrar "su existencia en el fondo del mar del subconsciente". 

El traje de buzo había sido alquilado por uno de sus amigos en una casa especializada, donde le preguntaron a cuanta profundidad pensaba descender quien lo usara. "Hasta la profundidad del subconsciente, después subirá enseguida" fue la respuesta. La cosa habría quedado en una performance más o menos lograda sino fuera porque el provocador Dalí, no reparó en que el traje no había sido preparado con una entrada de aire, por lo que, cerrado herméticamente, cuando agotó el que había en su interior, el artista empezó  a ahogarse y a gesticular airadamente, lo que el público tomó, entre risas cada vez mayores, como parte del delirante show preparado por Dalí. El poeta David Gascoyne, se dio cuenta de que aquello no era una broma más del pintor y logró retirarle la escafandra justo en el momento en el que Dalí estaba a punto de desmayarse. Dalí, con su particular visión de la realidad, lo contaba así: 

"Cuando por fin salí de la escafandra todos quedaron impresionados por mi palidez mortal que constituía la medida exacta de ese daliniano elemento dramático que no deja nunca de acompañar mis actos y empresas más triviales. Estos mensajes del subconsciente son sin duda los que me inspiran en la realización de mis pinturas."

Salvador Dalí supo antes que nadie el valor de la provocación, de la promoción de si mismo fuera como fuese, de ser noticia y estar en boca de todos para llamar la atención sobre su arte. "El que quiere interesar a los demás, tiene que provocarlos" decía, es más, en 1970, hablando de situaciones "surrealistas" como la anterior y perfectamente planeadas por el pintor, declaró: “Yo, si no organizara estos espectáculos y dijera disparates, interesaría mucho menos como pintor”

"Cada mañana, cuando me levanto, experimento una exquisita alegría, la alegría de ser Salvador Dalí, y me pregunto entusiasmado ‘¿qué cosas maravillosas logrará hoy este Salvador Dalí?"

Su pintura es tan soberbia que realmente no le habría hecho falta tanta excentricidad, aunque también hay que reconocer que el mundo del arte era mucho más divertido con su forma de conducirse. Hoy, un traje de buzo, supongo que en recuerdo de la sufrida anécdota de la conferencia de Londres, preside la entrada del sensacional Museo Dalí de Figueras.


«Dios es solo otro artista, como yo»

Imagenes:
Imagen 1: De Flickr - (CC BY-NC-ND 2.0) - Fuente Original
Imagen 2: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original

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