Sofia Behrs fue la esposa de León Tolstoi, y si bien su
relación fue agriándose con el tiempo, su amor fue muy intenso en los primeros años.
No cabe duda de que Sofía se volcó en su marido, baste decir que en su labor
como copista de la obra de este, escribió a mano hasta siete copias del
extenso manuscrito de "Guerra y Paz", hasta lograr su versión definitiva. El caso es que encontrándose Tolstói escribiendo "Anna
Karénina" le preguntó a su esposa:
- ¿Recuerdas lo que te decía cuando empecé a enamorarte?
- Si. Lo recuerdo perfectamente.
- ¿Serías capaz de escribirlo ahora?
- Lo intentaré.
Así, a medida que Sofía iba escribiendo cuantos detalles
recordaba de aquel cortejo, Tolstói procedía a copiarlo, no tal cual, sino introduciéndo solamente ligeras modificaciones de estilo o recuerdos suyos. Así de estas
evocaciones de la propia pareja nació la conocida declaración de amor del Conde
Vronsky a la hermosa Anna (Arkadievna) Karénina. Una declaración que en un
determinado pasaje decía:
"Ana Arkadievna, con su ágil manecita, desenganchaba los encajes de su manga de los corchetes del abrigo y escuchaba animadamente, con la cabeza inclinada, las palabras de Vronsky, que salía acompañándola.
–Supongamos que usted no me ha dicho nada –decía él–. Yo, por otra parte, tampoco pido nada, pero usted sabe que no es amistad lo que necesito. La única felicidad posible para mí en la vida está en esta palabra que no quiere usted oír: en el amor.
–El amor –repitió ella lentamente, con voz profunda. Y al desenganchar los encajes de la manga, añadió: –Si rechazo esa palabra es precisamente porque significa para mí mucho más de cuanto usted puede imaginar –y, mirándole a la cara, concluyó–: ¡Hasta la vista! Le dio la mano y, andando con su paso rápido y elástico, pasó ante el portero y desapareció en el coche. Su mirada y el contacto de su mano arrebataron a Vronsky. Besó la palma de su propia mano en el sitio que Ana había tocado y marchó a su casa feliz comprendiendo que aquella noche se había acercado más a su objetivo que en el curso de los dos meses anteriores."
En las imágenes aparece Greta Garbo como Anna Karénina, en la película del mismo título rodada en 1935 por Clarence Brown. Se cuenta que la enigmática y bella actriz temía los "acercamientos" de Fredric March, el actor encargado de dar vida al Conde Vronsky y famoso por intentar seducir siempre a las protagonistas femeninas de sus películas. La inalcanzable Greta Garbo no estaba por la labor y a pesar de la soberbia imagen que luce en el film, se esforzó en resultarle desagradable. Con la imagen, siempre perfecta no podía hacer nada, es difícil apagar la belleza, por lo que recurrió a llevar ajo bajo sus ropas y a mostrar siempre mal aliento cuando las distancias habían de ser cortas entre ella y el galán, solo así era posible detener los ardientes avances del señor March.
Imágenes: Cortesía de la soberbia página
Doctor Macro: Fuentes:
Imagen 1 -
Imagen 2
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