domingo, 17 de octubre de 2021

Bobby Fischer y las damas


"Me gusta el momento en que rompo el ego de un hombre"

Son palabras de Bobby Fischer, el campeón mundial de ajedrez entre 1972 y 1975 tras derrotar al ruso Boris Spassky en el que se denominó "Encuentro del siglo". Un verdadero genio del ajedrez, aunque él mismo matizara estas palabras de forma contundente: “No soy un genio del ajedrez, soy un genio que juega al ajedrez". Fischer tenía una personalidad ciertamente llamativa y de él se cuentan muchas anécdotas. 

En cierta ocasión, cuando ya era un Dios consagrado del ajedrez, jugaba unas simultáneas en las que prontamente le ganó la dama a uno de sus oponentes. Tras avanzar Fisher al siguiente oponente, el rival anterior, de forma tramposa, colocó de nuevo la dama perdida en juego sobre el tablero. Cuando Fischer completó la ronda de jugadores y se enfrentó de nuevo ante aquel jugador, no hizo ninguna observación sobre la milagrosamente resucitada dama y continuó la partida con total normalidad, como si nada hubiera pasado. El sujeto empezó a jactarse ante el público de que aquel supuesto genio no se había dado cuenta de la jugarreta que le había colado. Siete jugadas más tarde Fischer volvió a ganarle la dama, pero en esta ocasión y sin mediar una sola palabra con el tramposo, se metió la dama en el bolsillo y se la llevó consigo. En sus palabras: "El ajedrez es una guerra sobre un tablero. El objetivo es aplastar la mente del adversario", como la de este oponente, que no pudo ganarle en una simultanea ni tan siquiera con reina de repuesto.


"A nadie le interesan tus excusas cuando pierdes"

Imágenes: De Wikimedia Commons. Imagen 1 (CC0) - Imagen 2 (CC-BY-SA 3.0)

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