martes, 19 de octubre de 2021

Rómulo y Remo o la sangrienta fundación de la ciudad de Roma

 

Según cuenta la leyenda, en la que se encuentran ecos de otras muchas historias, los gemelos Rómulo y Remo eran hijos de la vestal Rea Silvia y de Marte, el Dios de la guerra. Como quiera que en el momento de su nacimiento, su abuelo Amulio, temeroso de perder el poder, había ordenado una matanza de los niños de su círculo familiar a los que consideraba una futura amenaza, mandó también que estos dos gemelos fueran asesinados. Por suerte, a quien se le había encargado matarlos le pudo el hecho de acabar con la vida de dos niños inocentes y los dejó a su suerte, flotando en una cesta sobre las aguas del rio Tíber, cuya corriente les llevó rio abajo hasta una zona ubicada entre las colinas del Palatino y el Capitolio en la que la cesta detuvo su camino. 

En ese lugar fueron encontrados por la loba Luperca y por un pájaro carpintero (animales asociados al Dios Marte, padre de los niños) que se encargaron de cuidarlos y alimentarlos. No tardó en encontrarlos el pastor Fáustulo, quien se encargó, junto a su esposa Acca Larentia de cuidar en secreto de los niños. Ya mayores, y conocedores de su historia, hicieron justicia con Amulio y marcharon al lugar donde detuvo su camino la cesta en su bajada por el Tiber, pensando en fundar en aquel sitio una nueva ciudad, aunque sin ponerse de acuerdo entre ellos. Rómulo quería construir "Roma" sobre el Palatino y Remo "Remoria" sobre el Aventino. Rómulo, ayudado por los buenos augurios, solo logró imponer su idea de ciudad tras ver el doble de buitres en el cielo que su hermano. Así, Rómulo se decidió a marcar los límites de su ciudad, la futura Roma, con un surco sagrado para lo que se ayudaba de un arado tirado por una vaca y un buey blancos. Tal como Rómulo llegaba a las zonas donde pensaba que debían estar las puertas de la ciudad levantaba el arado para no dejar el surco que representaba las murallas que defenderían la nueva urbe. Una vez delimitados los confines de la ciudad ordenó que nadie los traspasara hasta que no finalizaran las ceremonias, pero Remo, celoso, saltó por encima de las nueve murallas que había trazado Rómulo, quien en un ataque de ira se peleó con su hermano causándole heridas de las que moriría poco después. Sus palabras fueron: "Así perezca todo el que se atreva a saltar mis murallas". Rómulo quedó enterrado en la colina del Aventino, el lugar donde este quería fundar "Remoria". Muy cerca, Roma tomó su sangrienta carta de nacimiento el 21 de abril del año 753 a. C.

Lástima que ese sea el triste colofón de esa tierna imagen de los dos gemelos alimentándose de la loba capitolina. Son muchas las representaciones de ese momento, pero la más famosa es la loba que se expone los Museos Capitolinos y que encabeza esta entrada. La escultura es de época etrusca, pero las pequeñas esculturas de Rómulo y Remo que beben de sus generosas ubres, son un añadido renacentista datado en 1471, probablemente obra de Antonio Pollaiuolo.

Imágenes: De Wikimedia Commons - Imagen 1 (CC0) - Imagen 2 (CC BY-SA 3.0)

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