En estos días se cumplen 50 añitos desde que fuera publicada la versión de Miguel Rios del Himno a la Alegría basado en el poema de Schiller y después usado por Beethoven para el cuarto movimiento de su novena sinfonía que fue estrenada en 1824. El tema de Miguel Ríos tuvo un éxito total y no solo en España sino también en medio mundo. Pero tuvo un efecto perverso para los que hablamos el castellano, desde entonces dimos por hecho que lo que se decía en ese maravilloso himno que llegaba a nuestros oídos en alemán era aquello de: "Escucha hermano la canción de la alegría, el canto alegre del que espera un nuevo día, ven canta sueña cantado, vive soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos..." Y si bien es cierto que el himno de Miguel Rios es magnifico, la obra cumbre de Beethoven había de tener necesariamente una letra todavía mejor y es por ello que hoy traigo una traducción del mentado himno tal y como aparece en la novena. Y una simpleza, dicha mil veces, repetida hasta la saciedad por todos y que sin embargo no se debe olvidar: cuando visionen el vídeo del himno y disfruten de las evoluciones de la orquesta con un Karajan casi en éxtasis y un Walter Berry totalmente apoteósico iniciando el himno con su voz grave y a la vez poderosísima, no olviden que aquella maravilla sonora fue compuesta por un hombre totalmente sordo, que cuando fue el estreno estaba de espaldas al publico entre los músicos de la orquesta sin poder oír nada y que cuando terminó la obra, ajeno a su éxito, lo tuvieron que avisar para que se girase y pudiera recibir los aplausos enfervorecidos de un publico totalmente entregado. Conviene recordarlo por mucho que ya lo sepamos desde siempre:
¡Oh amigos, dejemos esos tonos!
¡Entonemos otros más agradables y más alegres!
(Texto de Beethoven)
Alegría, hermosa llama de los Dioses,
hija del Eliseo.
Entramos, oh celeste deidad, en tu templo
ebrios de tu fuego.
Tu hechizo funde de nuevo
lo que los tiempos separaron.
Los hombres se vuelven hermanos
allí por donde reposan tus suaves alas.
Quien haya tenido la dicha
de poder contar con un amigo,
quien haya logrado conquistar a una mujer amada,
que su júbilo se una al nuestro.
Aún aquel que pueda llamar suya
siquiera a un alma sobre la tierra.
Más quien ni siquiera esto haya logrado,
¡que se aleje llorando de esta hermandad!
Todos los seres beben de la alegría
del seno abrasador de la naturaleza.
Los buenos como los malos,
siguen su senda de rosas.
Ella nos da besos y vino
y un fiel amigo hasta la muerte,
al gusano le concedió la voluptuosidad,
al querubín, la contemplación de Dios.
Volad alegres como sus soles
a través del inmenso espacio celestial,
seguid, hermanos, vuestra órbita,
alegres como héroes en pos de la victoria.
¡Abrazaos millones de hermanos!
Que este beso envuelva al mundo entero!
Hermanos! Sobre la bóveda estrellada
habita un Padre bondadoso!
¿Flaqueáis, millones de criaturas?
¿No intuyes, mundo, a tu Creador?
Búscalo a través de la bóveda celeste,
¡Su morada ha de estar más allá de las estrellas!
El himno como tal empieza en el minuto 4'34" y solo por ver la potencia y maestría de Walter Berry merece la pena. El vídeo es solo un fragmento del cuarto movimiento, que continuaría con variaciones musicales sobre el himno hasta el apoteosis final.
Y como se ha hablado de él, ponemos también la versión de Miguel Rios, de la que también soy rendido admirador, que una cosa no quita la otra:
Imagen: La imagen de Beethoven (un retrato obra de Karl Joseph Stieler datado en 1820) ha sido tomada de la página Wikimedia commons donde aparece etiquetada como "Dominio público" (CC 0). Enlazamos la fuente con los detalles de la imagen y sus derechos: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Beethoven.jpg
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