En un mundo tan competitivo como Hollywood no es fácil hacerse con la corona de Rey, aunque tener un buen par de orejas que la sostengan ayuda bastante. Glark Gable parece que reunía algunos de los méritos necesarios con suficiencia por lo que solo hacía falta un golpe de suerte para ocupar el trono. El sobrenombre lo conseguiría mucho antes de ser Rhett Buttler en "Lo que el viento se llevó" (Victor Fleming - 1939) o de marcharse de caza por África con una morena y una rubia, a cuál más guapa, que bebían los vientos por él en "Mogambo" (John Ford - 1953), aunque para decir verdad ya había hecho méritos y tenía en casa un Oscar por lo bien que se había comido las zanahorias en la maravillosa "Sucedió una noche" (Frank Capra - 1934). El bautizo se produjo en 1936, año en el que Clark Gable se encontraba rodando la exitosa película "San Francisco" (W.S. van Dyke) en compañía de Spencer Tracy y Jeanette MacDonall, un film en el que se recreaba los efectos que en 1906 causo un gran terremoto sobre la ciudad de San Francisco y que llegó a ganar el Oscar al mejor sonido y tuvo otras 5 nominaciones.
El caso es que cierto día que Spencer Tracy llegaba a los estudios de grabación de la Metro-Goldwyn-Mayer para una de las sesiones de rodaje, se encontró con que el paso estaba totalmente colapsado por un nutrido grupo de fans que se arremolinaban en torno al automóvil de Clark Gable que también pretendía entrar. Viendo como acosaban a su compañero de reparto y sin saber como acceder a los estudios, a Spencer Tracy no se le ocurrió otra cosa que gritar, supongo que con un puntito de envidia:
- ¡Viva el rey!
Los allí congregados se quedaron por unos instantes atónitos y sorprendidos, momentos estos que aprovecho Spencer Tracy para hacerse paso y llegar a su destino. Posteriormente la anécdota empezó a contarse por los estudios hasta que finalmente el periodista Ed Sullivan lo llevó a la prensa popularizándolo y convirtiendo de facto a Clark Gable en "El Rey de Hollywood".
- ¡Viva el rey!
Los allí congregados se quedaron por unos instantes atónitos y sorprendidos, momentos estos que aprovecho Spencer Tracy para hacerse paso y llegar a su destino. Posteriormente la anécdota empezó a contarse por los estudios hasta que finalmente el periodista Ed Sullivan lo llevó a la prensa popularizándolo y convirtiendo de facto a Clark Gable en "El Rey de Hollywood".
Aunque por muy Rey que fuera, para mí siempre será "El Cara-Cable" que es como le decíamos de chiquillos. Y soy consciente de que este último apunte a todos vosotros francamente os importará un bledo.
Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro
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