El grandioso Victor McLaglen, antes de convertirse en un exitoso actor, fue boxeador y llegó a disputar algunos combates notables. Siempre con el bolsillo temblando, cuando no había combates a la vista, este grandullón de 1'91 de estatura no tenía reparos en ganarse unas monedas viajando con algún circo en el cual se daba como premio 25 dólares a quien fuera capaz de aguantarle tres asaltos. Con estos antecedentes boxísticos no es de extrañar el “homérico” combate a puñetazo limpio (en este caso a un asalto con pausa para una buena cerveza) que tiene con John Wayne en la deliciosa película “El hombre tranquilo” (1952 – John Ford), en la que McLaglen encarnaba al iracundo y cerril Will Danaher. Fueron doce las películas en las que trabajó a las órdenes John Ford, un director muy fiel a sus “actores-amigos” y que solía reservarle un personaje tan noble como “brutote” en algunos de sus mejores filmes. "Es natural. Habría que verme a mi haciendo de diplomático... con esta cara", decía el actor. McLaglen, era talentoso y ganó el Oscar al mejor actor por su papel en “El delator”, otra de las maravillas de Ford y película a la que pertenece la fotografía de cabecera y en la que vemos a nuestro protagonista con Margot Grahame en sus rodillas. Mclaglen apareció también en otras grandes películas como: “Rio grande”, “La legión invencible”, “La patrulla perdida”, “Beau Geste”, “Gunga Ding” y tantas otras. No era lo que se dice un galán, a pesar del papel que hace de seductor en “Fatalidad” (1931- Stenberg) en la que resulta ser “el irresistible atractivo” de su personaje, el Coronel Kranav, el motivo de la perdición de la arrebatadora espía a la que da vida Marlene Dietrich; inolvidable por cierto el modo en que se pintaba los labios y se ajustaba las medias ante el pelotón de fusilamiento.
Los papeles de McLaglen eran normalmente de tipos fortachones, rudos y de buen corazón. De hecho casi le podía robar a John Wayne aquello de las tres “efes” de “Feo, Fuerte y Formal” y espero que no se peleen de nuevo por adueñarse de los calificativos y que si lo hacen, Michaleen Flynn, o algún otro de aquellos deliciosos personajes fordianos, avisen a todos para apostar. Era un actor inteligente, que sabía adaptarse, y no le importaba que le dijeran feo. De hecho, a este respecto solía decir: “Al fin y al cabo, estoy prestando un servicio”, y cuando le preguntaban ¿a quien? apostillaba: “A los feos. Soy la demostración de que cualquiera puede hacer cine”
Los papeles de McLaglen eran normalmente de tipos fortachones, rudos y de buen corazón. De hecho casi le podía robar a John Wayne aquello de las tres “efes” de “Feo, Fuerte y Formal” y espero que no se peleen de nuevo por adueñarse de los calificativos y que si lo hacen, Michaleen Flynn, o algún otro de aquellos deliciosos personajes fordianos, avisen a todos para apostar. Era un actor inteligente, que sabía adaptarse, y no le importaba que le dijeran feo. De hecho, a este respecto solía decir: “Al fin y al cabo, estoy prestando un servicio”, y cuando le preguntaban ¿a quien? apostillaba: “A los feos. Soy la demostración de que cualquiera puede hacer cine”
Imagen: La imagen esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura como Dominio Público. Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Victor_McLaglen-Margot_Grahame_in_The_Informer.jpg
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