martes, 14 de abril de 2020

Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio


Chiquilla:

¿Sabes una cosa?
He llegado a saber, después de muchas vueltas, que tienes los ojos azucarados. Ayer nada menos soñé que te besaba los ojos, arribita de las pestañas, y resultó que la boca me supo a azúcar; ni más ni menos, a esa azúcar que comemos robándonosla de la cocina, a escondidas de la mamá, cuando somos niños.
También he concluido por saber que los cachetitos, el derecho y el izquierdo, los dos, tienen sabor a durazno, quizá porque del corazón sube algo de ese sabor.
Bueno, la cosa es que, del modo que sea, ya no encuentro la hora de volverte a ver.
No me conformo, no; me desespero.
Ayer pensé en tí, además, pensé lo bueno que sería yo si encontrara el camino hacia el durazno de tu corazón; lo pronto que se acabaría la maldad a mi alma.
Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y fin de todas las cosas.

Juan

Juan Rulfo conoció a su futura esposa Clara Aparicio, cuando esta era aún muy joven. Tuvo que esperar algunos años hasta formalizar el noviazgo y entre tanto le mandaba maravillosas cartas de amor. Rulfo le escribió durante toda su vida a Clara y esta siendo ya viuda y sabedora de la calidad de aquellas cartas y como completaban el perfil del autor de "Pedro Páramo" las publicó en un libro titulado "Aire de las colinas".

Imagen: La fotografía está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura como Dominio Público. Se enlaza la fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Rulfo#/media/Archivo:Rulfo_por_Lyon.jpg

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